El Inspector General de la Policía llegó sorpresivamente a nuestra ciudad encabezando a un equipo de agentes especializados en investigación de infracciones al interior de la institución tutelar y alarmado por los hechos que se vienen denunciando en nuestro Puerto, los cuales involucran a elementos que están desacreditando el uniforme.
Aun cuando no se ha especificado, todo indica que la llegada del alto oficial, titular del máximo organismo de control al interior de la Policía Nacional, obedece a la reciente denuncia formulada por un valiente Sub Oficial de la institución en contra del Jefe del Escuadrón de Emergencia Centro, Mayor Hugo Palomino Urteaga y su lugarteniente el Sub Oficial Brigadier Pablo Meza Sagástegui.
De acuerdo a las revelaciones que hizo el denunciante de manera anónima a través de una emisora de alcance nacional, estos malos Policías se han dedicado a cobrar cupos al personal subalterno que opera en patrulleros y motocicletas, a quienes obligan a recaudar entre 15 y 30 soles diarios que aducen “es para los superiores”.
El denunciante ha revelado que solo tienen que agachar la cabeza y obedecer estas órdenes porque de lo contrario son susceptibles de represalias al interior de la propia institución, sin embargo, admitió que ya estaba harto y asqueado de la manera como proceden estos malos efectivos y por ello hacía la denuncia para que intervengan los superiores y se ponga coto a este esquema de corrupción.
Inclusive, el denunciante ha señalado que debería intervenir la Inspectoría de Lima porque el oficial corrupto les dice y repite que la recaudación no solo llega a los jefes superiores sino a la propia Jefatura de Inspectoría de Chimbote, hecho sumamente grave y que nos permite entender las razones por las cuales ha sido el propio Jefe de Inspectoría Nacional quien ha decidido intervenir en este tema.
En realidad a muchos no debe haber sorprendido esta denuncia en la medida que siempre se ha manejado una información confidencial respecto al manejo de “bolsas de dinero” que se generan al interior de la Policía para que se pase por alto muchos hechos delictivos, como en el tema del tráfico de combustible, de los aceiteros, transportistas, etc.
Lamentablemente la corrupción no suele dejar huellas, no se expide un recibo o comprobante de la entrega de dinero, más aun cuando el propio afectado que se ve precisado a entregar dinero a los corruptos no los puede denunciar porque se vería involucrado en la misma infracción porque así lo establece la ley.
Sin embargo, el tema de la corrupción no es ajeno a la institución tutelar, hace solo unos años se ha sancionado a altos oficiales que fueron pasados a retiro tras verificarse que se aprovechaban del rancho policial que es un presupuesto que se destina a la alimentación del personal operativo de los subalternos y que jamás llega a los beneficiarios pues los oficiales a cargo de su administración no hacen otra cosa que buscar la descarada manera que se quede en sus bolsillos.
Un Comandante fue sancionado hace unos años y en Nepeña subalternos denunciaron al entonces comisario de esa dependencia por apropiarse del rancho de los subalternos y utilizar a la propietaria de un restaurante para maquillar los informes de rendición de cuentas colocando nombres de efectivos y falsificando sus firmas para justificar que se ha entregado ese dinero cuando no era cierto.
Inclusive, otro de los temas es el manejo doloso de las cuotas de combustible asignados al patrullaje callejero, a los cuales se les dota de una determinada cantidad de galones de gasolina por día pero que terminan abasteciéndose con la mitad porque la otra parte va a parar a los bolsillos de sinvergüenzas que se aprovechan del uniforme y la posición que ostentan dentro de la propia institución.
Esto es harto conocido como igualmente se habla en las calles del costo de un puesto y los pagos que deben efectuar oficiales cuando aspiran a la jefatura de una comandancia o una unidad que se encarga de supervisar, por ejemplo, el tráfico del combustible que se sustrae de las embarcaciones acoderadas en los principales muelles de la ciudad.
Sin embargo, el solo hecho que se trata de dichos y rumores sin fuente cierta que pueda identificarse, estas denuncias pasaron inadvertidas por muchos años, empero, ahora un sub oficial se ha decidido a mostrar el verdadero rostro de una entidad tutelar que ha sido copada por elementos que se lucran de ella y que se espera que se les otorgue la confianza y garantías al personal subalterno para que ratifique estos cargos.
Hasta donde se sabe, el Sub Oficial que ha formulado la denuncia ha sido ya identificado por los agentes de Inspectoría y esperan que se ratifique en los cargos y muestre algunas pruebas o evidencias para los efectos de someter a los involucrados a un proceso de investigación en el que, finalmente, se determine una sanción en caso se verifiquen las conductas dolosas.
Es realmente lamentable que en la Policía Nacional, una institución señera que en antaño destacaba por su lema “El Honor es su divisa”, se vea envuelta en esta clase de escándalos e invadida por elementos que hacen escarnio de su imagen y prestancia, gente que no merece solo una condena por los delitos que han cometido, sino una doble sanción por el grave daño que se hace a la institución.
Ahora que ha llegado Inspectoría Nacional todos esperamos que las investigaciones tengan un buen derrotero y que el personal afectado con estas amenazas y amedrentamientos corrompidos del personal comprometido reciba una sanción ejemplar.
La importancia de la presencia de dependencias que garantizan un trabajo imparcial es impostergable si se tiene en cuenta que en Chimbote, apenas se conoció la denuncia., el jefe máximo de la Región Policial, General Juan Gálvez Escalante, tomó parte con el denunciado apareciendo junto a él en una entrevista a la prensa y dejando la impresión que ponías las manos al fuego por dicho oficial, una infortunada intervención que deja mucha suspicacia respecto a un máximo oficial que debió demandar una profunda investigación en la medida que la denuncia lo compromete al señalar que la bolsa de dinero era para los superiores. Tras escucharse las denuncias nos encontramos con lo de siempre, con personal corrompido que se aprovecha de su posición para llenarse los bolsillos. Ya es momento de castigarlos con todo el peso de la ley.