Editorial

CHIVO EXPIATORIO

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Un servidor de la Beneficencia Pública de Chimbote denunció la semana pasada que por el hecho de haber denunciado graves irregularidades en el manejo de los recursos de la institución fue echado del cargo que ocupaba bajo el pretexto de la falta de presupuesto pero en su remplazo se han contratado a otras personas, lo que quiere decir que el argumento de su cese fue finalmente falso.

Lo más grave es que las denuncias que hizo llegar a las autoridades de la entidad nunca fueron investigadas y, por el contrario, los involucrados lejos de ser sancionados, suspendidos o retirados, han sido promovidos a cargos más importantes.

Este caso fue expuesto por Segundino Ortega Castillo, un servidor de la Beneficencia que en los últimos meses del año pasado se presentó como dirigente de la junta directiva de uno de los dos gremios sindicales que tiene la entidad, lo que quiere decir, que fue un servidor que estaba fiscalizando el manejo de los recursos públicos de la entidad.

Sin embargo, lo que ha descrito Ortega Castillo es el viejo molde de las entidades burocráticas del aparato estatal en donde los recursos se manejan de manera dispendiosa y en donde no se preocupan en justificar las denuncias sino que buscan que cortar por lo sano, se preocupan del mensajero antes que responder el mensaje.

Y es que Segundino Ortega fue claro y directo en la denuncia pública que difundieron todos los medios de comunicación de Chimbote, es decir, identificó a quienes blindaron a los malos funcionarios y encubrieron un hecho de corrupción.

El ex servidor de la Beneficencia dijo que había hecho llegar dos casos de graves irregularidades al Presidente del Directorio de la entidad, el abogado José Calderón Castillo y cuando esperaba que los implicados fueran removidos de sus cargos se dio no solo con la ingrata sorpresa que uno de ellos fue promovido como Administrador, sino que a los pocos días le llegó un documento en donde, sin justificación alguna, le comunicaban que había cesado en su cargo.

Ello quiere decir que quienes estaban en la obligación de investigar y sancionar no solo no lo hacen sino que despiden al atrevido que buscaba que moralizar la entidad pública y enviaron a los “tontos útiles” a descargar no solo contra los denunciantes sino contra los medios de comunicación que revelaron estos hechos.

Es decir, la ignorancia puesta al servicio del abuso de poder y de los malos manejos, la actitud permisiva y cómplice de las altas instancias de una entidad pública que no es capaz de advertir hechos tan claros y evidentes como los que mostró Segundino Ortega a la prensa, demostrando, por ejemplo, que el entonces asesor legal de la entidad aparece firmando un escrito de una trabajadora en una demanda contra la misma Beneficencia.

Allí no existe nada que investigar, los documentos hablan por sí solos y la infracción dolosa es más que concluyente, empero, aquel funcionario no solo no fue sancionado sino que lo promovieron a un cargo de más importancia y en donde se manejan los presupuestos, algo así como designar al gato de despensero.

Justamente, todo esto ocurre cuando en algunos medios de comunicación se denunció el relajo de las autoridades de la Beneficencia Pública de Chimbote que fueron sorpren-didos en un establecimiento público haciendo uso de los recursos de la entidad aun cuando está prohibido, lo que puso de manifiesto el uso y abuso de los bienes públicos.

Es evidente que los actuales funcionarios de la Beneficencia responden a los nombramientos efectuados por el ejecutivo del gobierno de Ollanta Humala, de allí que sus días están contados y el actual gobierno aún se toma su tiempo en la designación de otros funcionarios, empero, frente a lo que viene ocurriendo los que lleguen a los cargos de vanguardia no deben olvidar estos temas, no deben apelar al borrón y cuenta nueva pues cuando los malos funcionarios proceden de la forma como lo ha expuesto Segundino Ortega es porque, ciertamente algo feo tratan de ocultar.

Por lo demás hay que lamentar que en la administración de las entidades públicas sigan registrándose hechos bochornosos en donde un servidor resulta siendo el chivo expiatorio de una administración de salida que se cae a pedazos y que deberá responder por todos los hechos que ha cometido, hasta de las falsas y pusilánimes acusaciones que ha formulado contra la prensa. De ello no nos cabe duda alguna.

OPORTUNA REACCIÓN

En los últimos días del año pasado nuestro medio de comunicación atendió un desesperado llamado de vecinos del A. H. “Siete de Julio” ubicado en el distrito de Nuevo Chimbote, quienes mostraron un inmueble abandonado en donde cientos de palomas habían anidado y convirtieron este lugar en una suerte de palomar.

Nada de raro tendría ello y las quejas de los vecinos tendrán que ver únicamente con las excretas que lanzan estos animalitos, sin embargo, las imágenes que recogieron los reporteros mostraban que estas aves se estaban muriendo por alguna razón y alguien les había dicho que se trataba de una viruela aviar que suele atacar a esta clase de animales, por lo que temían una epidemia.

Afortunadamente, el llamado público de los vecinos encontró una respuesta la semana pasada por parte de los representantes de la gerencia de salud ambiental de la Municipalidad Provincial del Santa y de la autoridad de salud que llegaron al lugar con la finalidad de verificar si existía allí una enfermedad que pueda exponer la salud de las personas y buscar la manera de retirar ese palomar.

Lamentablemente las autoridades solo pudieron observar el escenario desde el exterior porque se tiene que ubicar al propietario no solo para que les permita acceder y analizar las aves que aparecen muertas sino para limpiar y desinfectar este lugar.

Lo que si se dejó claro es que en el supuesto negado que se trate de una viruela aviar esta enfermedad no se contagia a los humanos, aun cuando reconocieron que de arrastrar alguna enfermedad los vecinos deben tener mucho cuidado en tomar contacto con las excretas de las aves. Es importante la oportuna reacción de las autoridades sanitarias frente a un peligro latente que genera la presencia y proliferación de estas aves, esperemos que no solo detecten qué las está matando sino que alejen cualquier riesgo para la salud de los moradores. No olvidemos este tema.