Las bases y el comité ejecutivo del movimiento independiente “Río Santa Caudaloso” expresaron la semana pasada su rechazo y repudio a los insultos y agravios proferidos en contra de sus dirigentes y regidores por parte nada menos que del líder y fundador de la misma agrupación, Guzmán Aguirre Altamirano.
Ello como consecuencia de las disonantes declaraciones que prestó el otrora empresario pesquero en una de sus esporádicas visitas que realiza a nuestra ciudad, pues ya se encuentra radicado en la capital de la república y, quizás, ello lo ha llevado a mantenerse divorciado y alejado no solo de lo que sucede en nuestra provincia sino al interior de su propia agrupación política.
Aguirre Altamirano llegó en la víspera de la navidad con la finalidad de encabezar las tradicionales actividades que organiza para regalar juguetes y chocolatada a los niños pobres con motivo de la citada fiesta, una pose que mantuvo desde que era político y que mantiene con la finalidad de seguir conectado, de alguna manera, con muestra ciudad que tanto le dio y ofreció pese a su condición de foráneo.
Con la grabadora al frente Guzmán Aguirre trató de hacer un deslinde ante los acontecimientos que ocurren en la vida diaria de Chimbote y que involucran directamente con los altos dirigentes y representantes de su agrupación política, específicamente a los dos últimos alcaldes que son de “Río Santa Caudaloso”, como son Victoria Espinoza García y Julio Cortez Rojas.
Como es de dominio público ambos han sido condenados por la justicia por delitos de enriquecimiento ilícito y malversación de fondos, a la pena de cuatro años de prisión efectiva, la primera de las cuales se mantiene en la clandestinidad y como prófuga de la justicia mientras que el segundo afrontará una audiencia de apelación en la que se definirá su suerte, pues podría terminar en el penal de Cambio Puente.
Frente a este cuadro desalentador y devastador para su agrupación política, no cabe duda que Guzmán Aguirre trató de “lavarse la cara” ante la cruda realidad de sus dirigentes partidarios y señaló que Cortez Rojas será suspendido como en su oportunidad lo hizo con Victoria Espinoza tras ratificarse su condena, en un hecho que fue censurado por la propia dirigencia y militancia de su partido.
Precisamente, frente a la posición de dirigentes como Humberto Ortiz Soto, quien es además regidor provincial, el ex alcalde Guzmán Aguirre desmereció no solo su posición con respecto a los condenados sino que lo calificó con duro adjetivos peyorativos señalando que por espacio de varios años ha medrado en el concejo municipal y jamás ha sido capaz de fiscalizar ningún acto doloso que hoy es materia de sendas sentencias penales.
Frases como “oveja negra”, “Payasos”, “sobones”, “Ayayeros”, entre muchas otras que utilizó Guzmán Aguirre para calificar a sus dirigentes y regidores que representan a su partido, han sido materia de repudio y rechazo no solo de parte de las bases partidarias sino del propio comité ejecutivo cuyos máximos dirigentes ofrecieron una conferencia de prensa para hacer pública su posición.
Un total de 160 dirigentes de las diferentes bases partidarias han firmado un memorial en el que dejan sentada su posición radical de desprecio a las frases proferidas por Guzman Aguirre, se sienten no solo marginados y discriminados por su líder fundador, sino traicionados por un personaje al que consideran tiene un doble discurso cuando se trata de abordar problemas que corresponden a la vida interna partidaria.
Señalaron, por ejemplo, que el otrora empresario pesquero llega apenas una vez al año a su movimiento y cuando se reúne con ellos habla de respeto, de consideración y apoyo a quienes en alguna oportunidad lo llevaron no solo al sillón municipal sino que le permitieron que se convierta en congresista de la república a pesar que no hizo méritos y menos tenía condiciones para ello.
Por eso que enrostran sus palabras cuando a ellos les dice una cosa pero a través de la prensa lanza agravios contra su militancia y los considera como ciudadanos de segunda clase, algo que no están dispuestos a tolerar y tienen pensado realizar una nueva marcha de respaldo a sus dirigentes agredidos por su propio líder fundador.
No cabe duda que Guzmán Aguirre se dejó llevar por su desesperada pretensión de sacar cuerpo de las condenas que se han aplicado a los principales dirigentes de su movimiento, ha tratado de hacer un deslinde con la corrupción aun cuando ello signifique que tenga que llevarse de encuentro a personas de su más estrecho entorno, como la ex alcaldesa Victoria Espinoza García.
Es evidente que condenas tan drásticas y contundentes como las que han recibido los dos alcaldes de Chimbote que llevan la camiseta del movimiento de Guzmán Aguirre, salpica a quienes forman parte de su agrupación, por ello es que Aguirre Altamirano ha pretendido pasar piola y ha generado ante los medios de comunicación una falsa imagen de candoroso fundador que no conocía nada de lo que sucedía con sus dirigentes en el manejo de los recursos municipales.
Esto es en realidad una osadía, pues Guzmán Aguirre como todos los chimbotanos, sabía de manera concreta que tanto Victoria Espinoza García como Julio Cortez Rojas, en su condición de candidata a alcaldesa y primer regidor respectivamente, llegaban a los comicios llevando la pesada mochila de los juicios que estaban pendientes, casos no solo de gravedad sino que ponen de manifiesto que en “Rio Santa Caudaloso” tienen las manos manchadas por la sospecha de corrupción,
Aguirre Altamirano era consciente que ambos estarían en el banquillo de los acusados, empero, por su propia conveniencia por entonces no dijo absolutamente nada, pasó por alto hechos tan graves como los que han desencadenado en condenas a penas efectivas, por ello es que a estas alturas intenta hacer un deslinde y asume poses ya conocidas, como la prepotencia, el insulto y el agravio aun cuando en esta oportunidad se dirija a sus propios partidarios. Ya dijimos que estos hechos representan el principio del fin de un movimiento típicamente caudillista que está ad portas de atomizarse pero era necesario poner freno a la prepotencia. De ello no nos cabe la menor duda y el primer promotor es nada menos que Guzmán Aguirre.