Las revelaciones formuladas por el regidor Santos Paredes García respecto a bolsas de cemento que fueron presuntamente apropiadas han incomodado al alcalde provincial Julio Cortéz Rojas, empero, también han indignado a la comunidad chimbotana que espera que esta grave denuncia se esclarezca lo más pronto posible por cuanto están de por medio recursos públicos.
En realidad la denuncia se planteó inicialmente como una desaparición de centenares de bolsas de cemento que fueron adquiridas por la Municipalidad en más de 23 mil nuevos soles con la finalidad de tapiar los buzones de desagües que clausuró la comuna provincial en algunas empresas pesqueras para terminar de una buena vez con la acción contaminante de estas plantas industriales que han perjudicado la fauna marina por más de 40 años en nuestra ciudad.
Por lo menos los medios de comunicación no olvidan esta jornada municipal que se realizó el año pasado y que derivó en serios inconvenientes pues en ese afán de terminar con la audacia de empresarios pesqueros que utilizaban el sistema de alcantarillado para eliminar sus residuos sólidos, terminaron por clausurar una instalaciones del terminal terrestre que se vio seriamente afectado por algunos días.
Sin embargo, cuando la colectividad pensaba que el trabajo municipal había concluido de manera exitosa hace ya varios meses, ahora nos enteramos que hay algunos buzones que no han sido sellados y nadie sabe porque no se hizo en su debido momento.
Ello porque ante la respuesta inmediata del alcalde señalando que todas las bolsas se habían utilizado en el trabajo realizado por la municipalidad, el regidor y un servidor municipal llegaron a los almacenes de la empresa Aproferrol, la misma que ha instalado el emisor submarino, en donde se encontraron nada menos que 176 bolsas de cemento que habían sido encargadas por personal de la comuna, dejando desairado al burgomaestre quien señaló que las 400 bolsas adquiridas se habían usado.
No hay que olvidar que este tema se inicia con la denuncia formulada por trabajadores de la comuna que enviaron un informe dando cuenta de la presunta desaparición de las bolsas de cemento en la medida que no fueron devueltas después de ser usadas en la clausura de los buzones de desagüe y en el entendido que solo se habían abierto unas decenas de bolsas de cemento.
Lo grave es que por haber enviado este informe los trabajadores municipales fueron sancionados con actos de hostilización, destaques a otras unidades para realizar trabajos manuales y con la finalidad de humillarlos.
Sin embargo, cuando se pensaba que las bosas habían sido sustraídas, el mismo regidor Santos Paredes encontró parte de este material en los almacenes de Aproferrol, demostró no solo que no habían sido todas utilizadas, sino que fueron abandonadas ex profesamente en este lugar con alguna finalidad nada transparente, lo cierto es que las bolsas estaban allí, virtualmente malogradas por el tiempo que ha transcurrido y por mantenerse prácticamente a la intemperie.
Cualquiera que tiene dos dedos de frente sabe y comprende que un material de construcción como el cemento no solo está sujeto a su deterioro sino que después de determinado tiempo ya no sirve, por ello llama la atención que la municipalidad lo mantenga fuera de sus instalaciones por tanto tiempo.
El gerente municipal Edgar Tapia ha descartado de plano que existan alguna intención dolosa en este tema y ha advertido que la denuncia del regidor no tiene nada anormal, por el contrario, insiste en que la comuna “ha encargado” este cemento por que no ha concluido los trabajos de clausura y sellado de los buzones de desagüe, por lo tanto ese material está allí para culminar la obra y reitera que no está deteriorado como lo verificaron el regidor con reporteros de este medio de comunicación.
Sin embargo, al respecto quedan muchas dudas sembradas en el ambiente, especialmente por el accionar de los servidores ediles y la manera como se ha dejado abandonado un material que es sumamente valioso y que, en todo caso, se debió destinar a otras necesidades de la comuna a efectos de impedir que se deteriore.
Lo que sorprende a los periodistas es que una institución como la comuna provincial, que cuenta con un taller municipal y con depósitos y ambientes lo suficientemente extensos como para almacenar material de su propiedad, recurra a otras entidades “para encargar” casi dos centenares de bolsas de cemento.
Esto es más incomprensible aun cuando no ha concluido un proceso de sellado de buzones que se supone debió cumplir hace más de tres meses atrás, no se entiende porque se detuvo este accionar y se ha permitido que aquellos que estaban haciendo uso indebido del sistema de alcantarillado para contaminar lo sigan haciendo de manera impune.
Los chimbotanos no olvidan que a través de los años se ha pretendido aprovechar de los recursos de la municipalidad provincial del santa, hace ya varios años se intervino a un camión plataforma que había retirado decenas de bolsas de cemento con una pecosa en la que se consignaban que estaban destinadas a una determinada obra pero el vehículo se hallaba en la vivienda de un regidor depositando ese material para la construcción de ampliaciones de su vivienda.
Por ello es que ahora se exige que los órganos de control investiguen qué es lo que ha pasado con estas 176 bolsas de cemento encontradas irregularmente “encargadas” en una entidad ajena a la corporación edil, y, cómo es que un número de servidores es sancionado por el hecho de exigir que se informe sobre el destino de este material.
Si es que no existía nada irregular como dice el gerente municipal, la pregunta que se cae de madura es ¿Por qué entonces sancionaron a los trabajadores que se atrevieron a denunciar este caso?
Lamentablemente, cada vez que se hace una revelación de este tipo los funcionarios de turno salen con el conocido estribillo ese que reclama a los denunciantes por no haber denunciado de esta manera las presuntas tropelías de gestiones anteriores, en otras palabras, algo así como “mal de muchos, consuelo de tontos”. Esperemos que al final de estas pesquisas se informe en que concluyeron.