Editorial

Editorial: ::: TIEMPOS DIFICILES :::

Las fuertes y elevadas temperaturas que han padecido los chimbotanos en las últimas semanas no son sino las consecuencias de la presencia acentuada del fenómeno de El Niño, ese que tiene la particularidad de incorporar en nuestro litoral corrientes de aguas calientes que son capaces de generar una serie de fenómenos atmosféricos.

Y es que los especialistas anunciaron desde el año pasado que llegaría un Niño más moderado y de mayor intensidad a los que hemos vivido hasta la fecha, un pronóstico que dio lugar a que se adopten medidas preventivas a partir de la intervención del Poder ejecutivo, los gobiernos regionales y municipales.

Estas medidas estuvieron dirigidas, especialmente, a las labores de descolmatación de los principales ríos a efectos de evitar desbordes que no solo generen estragos en la agricultura, sino en el transporte terrestre pues las fuertes corrientes suelen generar huaycos que terminan llevándose de encuentro puentes y carreteras.

Inclusive, en la medida que estas acciones se emprendieron desde el año pasado, muchos estimaban que las advertencias fueron “tremendistas” tanto así que pasaban los meses y no se manifestaban las usuales desgracias que se presentan ante la llegada de este fenómeno, como ha ocurrido en años anteriores.

Sin embargo, la semana pasada comenzaron a registrarse los primeros estragos como consecuencia de los fenómenos naturales, no solo en nuestra región sino en otros lugares como la zona de Chosica en Lima y la carretera central.

En nuestra región se presentaron tres huaycos, siendo el primero de ellos el de mayor contundencia y registrado en el poblado de Llactabamba, comprensión del distrito y la provincia de Pallasca, en donde un desborde de las aguas del río arrasaron con todo lo que hallaron a su paso, entre ellos unja piscigranja de propiedad municipal.

El propio alcalde de Pallasca, Manuel Hidalgo Sifuentes, dio a conocer la magnitud de la tragedia en la medida que en la piscigranja la fuerza de las aguas y del lodo arrastraron y mataron a unas 400 mil truchas que estaban en los criaderos, así como se llevaron los equipos y herramientas que se utilizan en este proyecto, estimándose que los daños son incalculables.

El huayco se originó como consecuencia de las intensas lluvias que vienen registrándose en las partes altas de la región y, en el caso de Llactabamba, esas precipitaciones provocaron un desborde en una captación de agua que tiene este poblado y que fue descendiendo mientras arrasa todo lo que encontraba a su paso.

Luego de esta desgracia, además de la piscigranja se observó que el huayco había generado serios daños a las bases de un puente que comunica a la población con las vías de acceso a otros poblados de Pallasca, por lo que debieron repararlo con uso de maquinaria pesada que les facilitó la comuna provincial de Pallasca.

Empero, ese no fue el único fenómeno registrado en la última semana, por el contrario, apenas un día después de ese primer huayco en Llactabamba, se registró un fenómeno similar en el centro poblado de Conin, jurisdicción del distrito de Chavín de Huantar, en la provincia de Huari, en donde otro desborde con lodo y barro hicieron colapsar doce viviendas y parte de la carretera.

Fueron los representantes de defensa civil los que acudieron en auxilio de unas doce familias cuyas viviendas de adobe y ladrillo se vieron seriamente perjudicadas por las corrientes de agua que descienden por una quebrada a un costado de la cual se encuentra este poblado, lo cual se generó igualmente por las intensas lluvias que se registraron estos días en las partes altas de la región.

Un escenario similar se observó en la zona de Aija, en donde la carretera que comunica con la provincia de Huarmey fue obstruida por las fuertes corrientes de lodo y piedras que se generaron en un huayco que afectó seriamente a los pobladores de esta zona, los cuales están más acostumbrados a estos avatares de la naturaleza.

De todos modos, estamos ante las expresiones de emergencia que se sabría generaría el fenómeno de El niño, las manifestaciones de la furia de la naturaleza que cuando se presenta arrasa con todo, incluso, con las propias medidas preventivas que suelen adoptar las autoridades pero que, en estos últimos casos, gracias a ellas de alguna manera pueden afrontarse.

Está claro que las manifestaciones de El Niño son elocuentes, han despertado los conocidos desprendimientos de miles de litros cúbicos de agua que resultan realmente incontenibles, como lo hemos visto nuevamente en los tramos de la carretera central en la zona sierra de la capital de la república, en donde nuevamente el tráfico vehicular se vio interrumpido algunos días porque el río virtualmente se tragó la pista o gran parte de ella en donde las imágenes de la televisión convirtió a todo el país en protagonista estelar de estos hechos.

De inmediato se nos vinieron a la memoria las tragedias registradas en antaño en la zonas de Chosica y aledaños en donde viviendas fueron virtualmente sepultadas en años anteriores por los huaycos que se generan en esta zona, allí en donde la mano del hombre no puede hacer nada contra la naturaleza y ella castiga de manera inclemente cuando no se han adoptado correctivos para impedir se repitan las mismas desgracias.

Ello no ocurre hasta el momento en las zonas residenciales, todo indica que, por lo menos, es estas zonas están funcionando los refuerzos, descolmatación y trabajos de emergencia realizados en los cauces de los ríos, aun cuando es evidente que faltan algunas semanas más en las cuales cualquier cosa puede suceder por que la naturaleza es impredecible.

De todas maneras, las intensas lluvias y los primeros estragos generados en varios pueblos de la zona altoandina de nuestra región nos han señalando los tiempos difíciles que comenzamos a vivir a consecuencia de esta tradicional respuesta de la naturaleza que se enciende cuando llega el fenómeno de El Niño. Por lo menos en lo que se refiere a nuestra provincia, las autoridades consiguieron arrancar al Ejecutivo obras de prevención que servirán de mucho cuando el cauce de los principales afluentes comience a incrementarse, por lo menos eso nos alivia y nos protege de males mayores que arrastran estos fenómenos de la naturaleza. Habrá que esperar atentos lo que pueda ocurrir en los próximos días porque para ello nos preparamos tanto, para evitar que los daños perjudiquen en demasía a la población.