El avance de la gripe AH1N1 ya es inocultable en nuestra ciudad, en donde la semana pasada ha cobrado una nueva víctima, la tercera en lo que va de este año y la segunda que se registra en el hospital III de Essalud.
En esta ocasión el fallecido no es una persona anónima, por el contrario, se ha podido conocer que se trata nada menos que del ex Director Regional de Trabajo, el abogado Jaime Franco Domínguez, quien a pesar de tratarse de un hombre joven y relativamente bastante fuerte, ha sido abatido por la peligrosa enfermedad.
Lamentablemente, el referido profesional fue víctima de esta enfermedad cuando se encontraba en el denominado cuadro vulnerable, es decir, que presentaba una enfermedad que ante la presencia de esta gripo se convierte en fácil presa para las complicaciones que terminan apagando la vida de una persona.
Esto ya es de público conocimiento, la mal llamada gripe porcina, como se le conoció inicialmente a la mutación del virus AH1N1, es un mal que puede pasar casi desapercibido para miles de personas, pues se trata de una variación de la gripe común y corriente, aquella que se supera con un tratamiento que no pasa más allá de los siete días, inclusive, cuando una persona no tiene necesidad de medicarse y su cuerpo eliminará en virus al cabo de una semana.
Sin embargo, si ese virus conocido como AH1N1 ataca a una persona que padece cuadros clínicos establecidos, como diabetes, hipertensión, cardiopatías o presenta obesidad mórbida, será una presa fácil de la enfermedad y lo puede llevar a la muerte porque atacar su sistema respiratorio y vuelve sumamente complicado la inhalación de oxígeno.
Por ello es que en materia de tratamiento siempre se ha exigido no solo salas especiales debidamente acondicionadas para poder aislar a un paciente, sino el equipamiento con ventiladores mecánicos que permitan a los galenos mantener permanentemente asistido en la respiración al paciente, pues de no poder hacerlo lamentablemente su cuadro derivará en una muerte segura.
Esto es cierto, nuestro reporteros fueron testigos de este trágico cuadro hace algunos años atrás, cuando apareció repentinamente en Chimbote este extraño virus que dejó varias víctimas en el camino, hasta que las autoridades sanitarias pudieron identificar el mal y aplicar el debido tratamiento.
Fue en el hospital La Caleta cuando los periodistas observaron el ingreso de un paciente que presentaba problemas de respiración, se trataba de un hombre absolutamente robusto, excesivamente pesado que se encontraba consciente y podía conversar con sus familiares, empero, de inmediato le aplicaron oxígeno.
Fue en aquella fecha en que los médicos explicaron a los pocos periodistas que cubrían información por esos años, la naturaleza de este mal pudieron ilustrar a los hombres de prensa que a pesar que el hombre mostraba sus signos vitales aparentemente normales, estaba consciente y podía conversar con quienes lo visitaban, entre ellos sus familiares, en realidad se trataba de un cuadro grave y delicado para ellos, necesitaba un respirador artificial y en el nosocomio no lo tenían, solo contaban con equipos mecánicos que se accionan a través de un personal que no podía estar las 24 horas asistiéndolo.
Sin embargo, los reporteros solo pudieron advertir el real peligro de esta enfermedad cuando al día siguiente volvieron al nosocomio y vieron que al paciente lo retiraban en una camilla con una sábana que lo tapaba de extremo a extremo, había fallecido a consecuencia de este mal y era evidente que la enfermedad podría ultimar a cualquiera en menos de lo que nadie se pueda imaginar.
Por ello es que los médicos insistieron permanentemente en la necesidad de implementar los hospitales del sector salud con los equipos necesarios para la atención de estas emergencias, por entonces se manejaron cifras respecto a los costos de los equipos y se advirtió que existían ambientes suficientes como para acondicionar la sala especial que se requiere en los casos de pacientes confirmados.
Nos hallábamos en la gestión del ex presidente regional César Álvarez Aguilar y, fiel a su estilo folclórico de hacer política, el ex titular de Áncash solo ofreció que se harían las transferencias necesarias para los efectos de estar preparados ante cualquier emergencia derivada de esta enfermedad.
Empero, pasaron los años y las autoridades regionales no solo no hicieron nada, no adquirieron los equipos y complementos necesarios, sino que se conformaron con los resultados de las jornadas preventivas que advirtieron en aquel entonces los peligros que representaba caminar con las manos sin asearse, la necesidad de evitar contacto con quienes presentaban síntomas de resfrío, cambiar hábitos en la modalidad de toser y estornudar, así como una serie de medidas de prevención que tuvieron su correlato en la virtual desaparición por algunos años de este mal.
Infortunadamente, se durmieron en sus laureles, cuando pensaban que esta enfermedad ya se había superado han aparecido de pronto nuevos casos que, sorprendiendo a los galenos, han cobrado tres primeras víctimas y amenazan con mellar la salud o poner en peligro la vida de muchos otros.
En esta ocasión el afectado ha sido un conocido personaje, un ex funcionario público que no pudo resistir el tratamiento por hallarse dentro del grupo vulnerable, amén de sus escasos 37 años que haría pensar a cualquiera que estaba en condiciones de hacer frente con éxito a la enfermedad.
Que el caso del joven abogado Jaime Franco Domínguez represente un hecho para la reflexión, que sirva de ejemplo a muchos que no asumen el peligro de esta y otras enfermedades en su real magnitud, que entiendan que la AH1N1 es un virus gripal que puede acabar con quien no se encuentra estable en su salud y que deja una terrible secuela de muerte cuando encuentra las condiciones ideales para atacar y eliminar a un paciente. Esperemos que haya capacidad de reacción y no se espere una desgracia más para tomar medidas más efectivas y concretas ante este mal.