Editorial

Editorial: ::: NADA QUE FESTEJAR :::

Imaginamos que el alto mando policial de Chimbote no puede conciliar el sueño luego de los continuos robos y hechos de violencia con secuela de muertos y heridos que se vienen registrando en nuestra ciudad, con el consiguiente sinsabor de comprobar que no se ha detenido a un solo participe o responsable de estos hechos.

Sin embargo, en la institución tutelar si hay quienes no solo duermen tranquilos, a pierna suelta sin que les interese en lo mas mínimo lo que sucede en la ciudad, por el contrario, se dan tiempo para bailar y empinar el codo en eventos públicos sin escrúpulo alguno, lo que deja en tela de juicio el concepto que se hace la ciudadanía del rol que juega la Policía.

Nos estamos refiriendo al Jefe de la Primera Comisaría de Chimbote, Comandante Novar Gayosa Ludeña, quien pasando por encima del estado de emergencia policial que se ha decretado desde hace seis meses en Chimbote, se da tiempo para dejar su servicio y acudir a eventos bailables en compañía de Sub Oficiales de su propia institución, en donde se le observa bailando y libando licor sin límite alguno.

Lo más censurable es que esto ocurre en medio de un escenario sumamente difícil y complicado que enfrenta la ciudad por el inusitado incremento de la delincuencia, por los continuos robos que han dejado virtualmente en ridículo a la Policía y cuando cada día se registra muertos y heridos como consecuencia de atentados diversos.

El comandante Novar Gayosa está al frente de una de las dependencias policiales más importantes de Chimbote, quizá la que requiere de una especial atención en la medida que encierra la zona comercial y el centro financiero de la ciudad, por lo que el celo policial debería ser más contundente, con mayor razón si en el casco urbano se han registrado los actos delincuenciales más audaces que recuerde la historia policial de Chimbote.

En efecto, en medio de las fiestas patronales de Chimbote se registró un audaz robo en un laboratorio Clínico ubicado en la Plaza de Armas, a solo media cuadra de la Jefatura de la División Policial y dos días después se registra otro espectacular robo en un bazar ubicado en la cuarta cuadra de Elías Aguirre, al costado de la sucursal de una entidad bancaria.

Por si esto fuera poco, en la seguidilla de robos una tienda de ropa sufrió un tercer atraco con la sustracción de más de diez mil soles de mercadería, latrocinios que se registraron en el centro de la ciudad, es decir, en la jurisdicción de la comisaría que dirige el Comandante Gayosa.

De allí que comprobar que mientras la delincuencia se paseaba como “pedro en su casa” por las principales calles del centro de la Ciudad, el Comisario de la jurisdicción prefería irse a libar y bailar, ha sido un hecho sumamente chocante para la población porteña, un desaliento y una tremenda decepción para quienes alguna vez confiamos nuestra seguridad en la institución tutelar.

Mucho peor ha sido comprobar que este hecho censurable y repudiable ha sido virtualmente justificado por el máximo jefe de la Policía en la región Ancash, el general Juan Gálvez Escalante, quien ha pretendido minimizar los efectos de estos hallazgos y ha buscado la manera de convencerse que su colega tiene derecho a divertirse.

Ha señalado el general Gálvez que el Comandante Gayosa tiene derecho a darse un descanso en la labor que realiza dirigiendo la lucha contra la delincuencia en su jurisdicción, y ha dejado entrever que puede hacerlo de esta manera, divirtiéndose en el lugar que crea conveniente porque se trata de su vida personal, inclusive, ha aclarado que se trata de un hombre divorciado y la sub oficial con la que se le aprecia sumamente cariñoso es una mujer soletera, por lo que no ve nada malo en ello.

Partiendo por esto último llama la atención que el General se fije en estas minucias, si el Comandante sale con una u otra mujer eso es parte de su vida personal, a los chimbotanos les interesa un comino esa parte de la pública denuncia, lo que se repudia y rechaza es que un alto oficial que tiene bajo su responsabilidad la lucha contra la delincuencia se vaya de farra y abandone su puesto cuando la delincuencia hace lo que se le viene en gana en las calles de su jurisdicción.

Además, si el mentado oficial tiene derecho a descansar, se supone que este beneficio es para que realmente repose y recupere energías para poder volver al trabajo, sin embargo, nadie puede descansar acudiendo a la discoteca, trasnochándose, libando licor y haciendo toda clase de travesuras.

¿Cree realmente el coronel Gálvez que después de todas esas movidas el comandante Gayosa retornará despejado a cumplir sus funciones al frente de la Primera Comisaría?. Lo más grave es que el mismo general reconoce que las diversiones del Comandante se producen cuando estaba de servicio, pues el estado de emergencia representa una presencia permanente al frente de sus obligaciones.

El cuestionado oficial, como todos los de su rango reciben una bonificación especial por el estado de emergencia, porque, justamente, deben dedicarle un tiempo extra y permanente al manejo de su dependencia policial, empero, todo indica que el Comandante Gayosa Ludeña lo hace desde las discotecas.

Hay que tener en cuenta que el General Juan Gálvez ha sido uno de los más interesados en que se amplíe hasta en cuatro periodos el estado de emergencia establecido desde el 25 de diciembre del año pasado, ha convencido a las autoridades de la efectividad de este régimen especial, la presencia de más efectivos y las facilidades en su trabajo porque se suspenden algunas garantías constitucionales de las cuales se vale la delincuencia.

Sus estadísticas convencieron a todos, los diferentes sectores políticos e institucionales apoyaron este pedido, empero, luego de  ver lo que hacen oficiales como el comandante Novar Gayosa nos preguntamos ¿para esto querían la emergencia?. Parece que ni el General Gálvez advierte hasta el momento que en Chimbote la Policía no tiene nada que festejar, si tiene un oficial que lo hace por su cuenta es porque no le interesa enfrentar a la delincuencia y no tiene espacio en nuestra ciudad. Esperemos que el alto mando ponga coto a esta burla que hemos sentido los chimbotanos al ver al oficial empinando el codo y bailando cuando la ciudad estaba siendo desvalijada por delincuentes. Esto es inaceptable.