El sector educativo se cubrió de luto la última semana a consecuencia del fallecimiento de dos escolares de 11 y 9 años de edad, quienes se encontraban en viaje de excursión fuera de nuestra ciudad y en circunstancias que deben ser materia de una exhaustiva investigación a efectos de deslindar responsabilidades.
El primer caso se registró en la localidad de Cajamarca, hasta donde había viajado la promoción del Sexto Grado de Primaria del Colegio 88012, en una delegación de 18 alumnos acompañados algunos de ellos por sus propios padres, además de los docentes que se encargan de velar por la seguridad de cada uno de ellos.
De acuerdo a lo que se informó, una niña de apenas 11 años que formaba parte de esta promoción fue retirada a las 8.00 de la noche de la piscina del Hotel “Baños del Inca”, en donde se habían hospedado, con signos de ahogamiento, desconociéndose las razones por las cuales se hallaba a esa hora en la piscina.
Lamentablemente, a diferencia de otras niñas, la occisa había viajado sola en la excursión, no estaba acompañada por alguno de sus progenitores y se dice que la habían encargado a otra de las madres de familia que si formaba parte de la delegación, empero, la niña decidió ingresar por cuenta propia a la piscina, aparentemente, luego de haber tomado sus alimentos.
Lo cierto es que los padres de la menor debieron viajar a Cajamarca para coger sus restos y traerlos a Chimbote en donde le dieron cristiana sepultura, hecho que antecedió a otra tragedia registrada apenas cinco después, en esta oportunidad en un recreo campestre de la vecina provincia de Casma.
En este segundo hecho pereció un escolar de 9 años de edad, quien cursaba el tercer grado de primaria en el Colegio “Buena Esperanza” de nuestra ciudad, quien también halló la muerte cuando ingresó a la piscina del Recreo Campestre “Huancamuña”, ubicado en la vía de Casma hacia Yaután.
Allí había llegado la delegación del aula del pequeño que también se encontraba acompañado de sus padres, empero, un descuido lo llevó a ingresar por cuenta propia a la piscina, sin que nadie se percate que al ingresar se golpeó la cabeza y el hecho de haber ingerido recientemente sus alimentos conspiró para que pueda salir con vida del agua.
Aun cuando en la información inicial se dio cuenta de la presencia de un salvavidas, los padres piden se investigue el hecho porque este auxiliar que debe cuidar por la integridad de los menores que acuden a esta piscina no se hallaba en el momento que ocurrió la tragedia y habría llegado inmediatamente después.
Lamentablemente, dos pequeñas vidas cuyas familias labraban un futuro promisorio, dejaron de existir en trágicas circunstancias, en medio de un viaje de promoción y excursión que debería estar rodeado solo de alegría y felicidad, que debería representar una oportunidad de los niños por conocer lugares diferentes, de afianzar sus conocimientos sobre la geografía de nuestro país y por conocer los principales recursos turísticos que se ofrecen a nivel nacional.
Sin embargo, la muerte de los niños ensombrece estos objetivos y pone de manifiesto el descuido y la negligencia que existe en estos viajes de excursión que hace solo unos años habían sido prohibidos por la autoridad educativas en la medida que crecieron males epidémicos en diferentes puntos dentro y fuera del país, pero que ante la desaparición de esas amenazas han vuelto a organizarse, aparentemente, en medio de la informalidad.
Hay que tener en cuenta que un desplazamiento de este tipo debería contar con autorización de la autoridad educativa, esto ha sido siempre así, por lo menos en los viajes de excursión de las promociones se debía cumplir todo un procedimiento no solo para conocimiento de la autoridad sino para que se autorice la salida de los alumnos.
Si la memoria no nos traiciona cuando se registran estos viajes de excursión se requiere que se presenten todos los documentos pertinentes, no solo la copia de los contratos con las empresas de transporte y de hospedaje en las ciudades que se visitarán, la relación de alumnos, docentes y padres de familia que formarán parte de la delegación sino los permisos pertinentes no solo de los progenitores de aquellos que no viajan sino del director del plantel que es el responsable de lo que ocurra en el periplo.
No sabemos si estos documentos se tramitaron en los viajes registrados de estas dos delegaciones a Cajamarca y Huancamuña y si es que en ellas se incluyeron a docentes que tienen experiencia en esta clase de desplazamientos, más aun cuando se dirigen a establecimientos que cuentan con piscinas en donde antes se han registrado desgracias.
Ello porque un docente responsable de una delegación escolar debería tomar todas las precauciones del caso cuando el lugar al cual llegan cuenta con piscina, en ese caso debería haber exigido la presencia de un salvavidas, pues no se trataba de dos o cuatro niños a los que los padres pudieran controlar, sino que se trata de decenas de niños que inocentemente ingresan al agua sin conocer las precauciones que se debe tener, por ejemplo, cuando recién han tomado sus alimentos.
Esta clase de hechos ya se han registrado con anterioridad y hay algunos establecimientos que han sido sancionados por no haber tomado las precauciones necesarias cuando ofrecen el servicio de la piscina para niños, en esos casos es ineludible que cuenten con personas que hagan las funciones de salvavidas, un individuo cuya labor es observar el desempeño de los niños en el agua y que debe estar capacitado no solo para rescatar a los menores ante cualquier contingencia sino que debe tener experiencia en primeros auxilios.
Son estos extremos los que se deben investigar no solo para sancionar a los responsables, sino, fundamentalmente, para tomar los correctivos y en el futuro evitar que se produzcan desgracias similares, más aun cuando estamos en el ultimo trimestre del año y todos los centros educativos afianzan sus programas de excursión, especialmente aquellos que hacen promoción tanto de nivel primario como secundario. En este caso, la autoridad educativa debe asumir un rol protagónico y debe constituirse en el ente que demande se cumplan las medidas de precaución indispensables, hay allí una responsabilidad compartida en el resultado de ese viaje de excursión.