Editorial

PELIGROSA MAFIA

La denominada mafia de “Los Orellanitas”, como se denomina a la organización criminal integrada por varios malos abogados y por personajes que se prestaban al despojo de inmuebles mediante acciones fraudulentas, ya se encuentra tras las rejas, por lo menos en su mayoría aunque aún se encuentran prófugos algunos de sus preclaros miembros, como su mentado cabecilla, el abogado Luis Espinoza Garcés.

Justamente, respecto a este sujeto que es el ultimo que ha recibido una orden de prisión de 18 meses pero que se encuentra en calidad de prófugo de la justicia, se ha podido conocer que sus antecedentes no datan únicamente de las fraudulentas transacciones que les permitieron despojar unas dos docenas de predios de propiedad de la Caja del Pescador, pues la semana pasada trascendió que tiene un  juicio pendiente en el que ya ostenta la condición de reo contumaz.

Y es que se trata de la misma modalidad delincuencial que utiliza el proceso de arbitraje para montar falsos procedimientos que terminan en resoluciones con las que consiguen hacer transferencias registrales a espaldas de un propietario que solo toma conocimiento que ha sido despojado de su predio cuando este ya pasó por varias manos y cuando se le hace hasta imposible poder recuperarlo sino es a través de prolongadas acciones judiciales.

Lo que ha descubierto la Policía es que este hampón con título profesional de abogado tenía un Centro de Conciliación denominado IPESCCH en el cual, en contubernio con otros abogados, se promovían falsos procedimientos de arbitraje que se tramitaban a espaldas de propietarios de predios que estaban abandonados o que no tenían uso, de tal suerte que por esta “supuesta vía legal” conseguían resoluciones arbitrales que tienen el rango de sentencia judicial y con ellas conseguían inscribir los predios en la oficina de Registros Públicos a nombre de terceros.

De esta manera conseguían transferir esa propiedad de una persona a otra, todos ellos testaferros que se prestaban al cuento, de tal manera que cuando el propietario por alguna razón tomaba conocimiento que su predio estaba a nombre de terceros no tenía mucho tiempo de reaccionar y seguramente se encuentra en largos y tediosos litigios para poder recuperar una propiedad que, de todas maneras, se despoja por las buenas o las malas.

En esta oportunidad se coludió con el abogado Henry Cruz Benites para despojar una vivienda de la Villa del Ingeniero y para ello no vacilaron en tomar la identidad de una persona que había fallecido, de tal manera que con sus documentos tramitaron un falso procedimiento de arbitraje contra el propietario del bien y ocultando dicho trámite a la asociación de vivienda, haciendo las notificaciones a direcciones inexistentes.

De esta manera, a sabiendas que nadie tenía conocimiento del procedimiento, el abogado Henry Cruz Benítes presenta una sucesión procesal del muertito y recibe una resolución arbitral mediante la cual se le otorga la propiedad y se inscribe en los Registros Públicos.

Convencido que el fraude estaba consagrado y que no existía manera que alguien tome conocimiento de todo este entuerto, pues el accionante está muerto, el propietario ni sospechaba los manejos turbios que se hacían y la Villa del Ingeniero había sido burlada con falsas notificaciones, procedió a vender esta propiedad a un empresario solvente, uno de los que aparecen en la lista de los “donantes” del millón de soles que llevaron a Waldo Ríos Salcedo a ocupar la Gobernación Regional aunque sea por poco más de un año.

Sin embargo, la historia nos enseña que no existe el crimen perfecto, siempre se deja una huella por la cual se puede llegar a descubrirlo y esto es lo que pasó en el caso de la propiedad de la Villa del Ingeniero en la cual los dos funestos abogados fueron denunciados y procesados, sin embargo, pese a la gravedad de los hechos este caso no pudo salir a la luz sino ahora que se ha descubierto que este mismo profesional del derecho utilizó las herramientas de la legalidad para delinquir con la misma modalidad y conseguir el despojo de una veintena de predios de la Caja del Pescador.

Justamente, este caso ha caminado en medio del anonimato y se encuentra ad portas de concluir con la sentencia correspondiente, el Juez ha escuchado ya la oralización de las piezas y en una próxima diligencia debe estar llevando adelante la audiencia de alegatos de clausura y dictará los lineamientos de su fallo definitivo, el mismo que debe responder a la gravedad de este caso en el que se ha tomado el nombre de un muerto para poder conseguir el despojo de una propiedad, ese es un caso delicadísimo.

Sin embargo, no existen barreras para esta gente que vive del delito pues ahora se conoce que este mismo “Orellanita” Luis Espinoza Garcés, se había estado desempeñando nada menos que como asesor legal del alcalde del distrito de Quillo, Fernando Casio Consolación, inclusive, los pobladores de aquel poblado indican que laboró en ese municipio hasta un día antes que estalle el escándalo de la captura de esta gavilla delincuencial.

Aiora se entiende cómo es que ese alcalde se encuentra metido en varios líos, ha sido acusado por el Ministerio Publico y debe afrontar acusaciones en el banquillo de los acusados, lo que se entiende y comprende si se sabe que contaba con una asesoría de un abogado que se prestaba a la cochinada.

Lamentablemente, esta gente que delinque tiene una habilidad única para poder infiltrarse en toda clase de escenarios, de sorprender con ropajes de probidad y honestidad, que son precisamente lo que no tiene, para manejar recursos en grandes cantidades y ver la manera como se quedan con ellos.

Por ello es que ante un caso sumamente grave como es el despojo de la propiedad mediante un falso procedimiento en el que se ha utilizado el nombre de una persona fallecida, es pertinente formular una exhortación a los magistrados de la Corte del Santa para que sancionen esta actividad delictiva con absoluta drasticidad, para que dejen sentado un importante precedente frente a gente que no delinque como cualquiera sino que se vale de sus conocimientos y de su posición profesional para echar mano de los mecanismos legales para delinquir. Esto es lo que califica su accionar y los que nos lleva a todos a pedir a voz en cuello que se castigue con energía y de manera ejemplar.