Editorial

Editorial: ::: QUE SIEMPRE SEA NAVIDAD :::

Los inspectores de Defensa Civil de la Municipalidad Provincial del Santa llegaron al mercado La Perla y establecieron las primeras multas y advertencias a los comerciantes que han tugurizado los pasajes y avenidas de este extenso e importante centro de abastos.

Las imágenes que han difundido los diferentes medios de comunicación dicen mucho del absoluto descontrol que existe en este establecimiento como en la mayoría de comercios de la ciudad, tal y como lo han demostrado las intervenciones realizadas en las últimas semanas, las cuales han comprendido inclusive a los centros comerciales que cuentan con planes de contingencias y protocolos de seguridad, muchos de los cuales han sido olvidados.

La Perla es uno de los centros de abastos que congrega a comerciantes mayoristas por ello es que suele albergar a miles de personas a diario, razón por la cual debe contar con sistema de seguridad y de evacuación en caso se presente una desgracia, no solo por un fenómeno telúrico sino por un siniestro que siempre es posible en establecimientos que realizan diversas actividades.

Sin embargo, lo que encontraron los representantes de defensa civil fueron pasajes que virtualmente están invadidos por mercadería, puestos que han invadido las áreas públicas y que obligan a los visitantes a tener que sortear sacos, bolsas, cajas y cuanto material colocan en los pasadizos.

En uno de estos stands los funcionarios encontraron toda una ferretería ambulante que ocupaba unos dos metros del frontis del propietario del puesto, ello porque los comerciantes se han acostumbrado a sacar su mercadería fuera de los límites de su establecimiento y jamás nadie les dijo nada.

Sin embargo, lo que encontraron los inspectores de la Municipalidad no es ninguna novedad, los propios visitantes de este centro de abastos señalaron que esta situación se mantiene durante todo el año y no existe un solo inspector municipal que haya llegado para exigir que los retiren o para imponer una papeleta al infractor, por el contrario, si es que llegaron estaban cortos de vista o sencillamente se hicieron de la vista gorda.

Así como en La Perla, la mayoría de establecimientos comerciales incurre en esta clase de infracciones, empero, son solo las fechas festivas de fin de año cuando las autoridades se animan a inspeccionar y exigir que se corrijan los defectos, como si las desgracias solo se pueden producir en estas mismas fechas.

Un claro ejemplo de lo que decimos lo vimos en la capital de la república, en donde se produjo hace ya unos años una de las peores desgracias que registre la historia del país como fue el incendio de miles de puestos del Mercado Mesa Redonda ubicado en los Barrios Altos y en una zona comercial absolutamente informal en donde la mano de la autoridad solo se vio después de la desgracia.

En aquella ocasión la detonación de un pirotécnico por parte de un despistado comerciante que quiso hacer una demostración a un potencial comprador, desató una desgracia en cadena porque las chispas de ese pirotécnico encendieron otros que estaban exhibiéndose en otros puestos y se extendió en casi todos los puestos de la zona, generándose una verdadera desgracia en la que fallecieron cientos de personas calcinadas, atrapadas por el fuego y por la enorme congestión de comerciantes y compradores.

Pese a que Mesa Redonda fue considerada siempre como una bomba de tiempo, no hubo voluntad por parte de las autoridades de la Municipalidad de Lima Metropolitana para poner orden, para evitar la tugurización y la informalidad de los comerciantes, ni siquiera se controlaba por entonces el ingreso de artefactos pirotécnicos y todos los puestos emulaban a una feria de pirotécnicos caseros que no tenían protección alguna.

Cierto es que hoy existe un mayor control y, sobretodo, seguridad en la zona por parte de serenos y personal de la Municipalidad que apoya en la orientación y el orden en el traslado de las personas, la acumulación de gente requiere de la presencia de personas adiestradas en medidas de seguridad, tanto en el ingreso como en la evacuación de los compradores que en estas fechas se multiplican.

El mensaje es claro y preciso, no se tiene que esperar que ocurra una desgracia para que recién las autoridades se animen a dictar medidas que generen un absoluto control sobre las actividades comerciales, no se tiene que esperar que llegue fin de año para que recién se inicien los operativos en los diversos establecimientos para los efectos de impedir la informalidad, la falta de salubridad, la adulteración de los productos y el congestionamiento en los establecimientos de gran concentración de compradores.

Ya lo hemos visto hace solo unas semanas con la intervención de los centros comerciales de Chimbote, las tiendas “retail” como se les conoce y que en nuestra ciudad están concentradas en el centro comercial Megaplaza y en otros puntos de la ciudad en donde reciben cientos y hasta miles de visitas, las cuales tampoco están convenientemente preparadas para hacer frente a una emergencia y, lo que es peor aún, algunas de ellas no han observado la invasión de áreas públicas para la evacuación de las personas.

Todos estos detalles han sido convenientemente observados por los funcionarios ediles en diversos operativos realizados en el curso de los últimos días, de allí que solo han sido motivados por la fecha, por la proximidad de las fiestas de fin de año cuando los mismos problemas se mantienen a lo largo de todo el año.

Por ello es que algún avisado transeúnte que observaba el accionar a los inspectores manifestaba su deseo que siempre sea navidad, pues de esa manera nuestras autoridades estuvieran atentas a los graves peligros que enfrentan a diario la ciudadanía en establecimientos que no solo no respetan las normas de seguridad sino que reniegan a someterse a las normas. Este año se ha advertido que solo con la medida de clausura en el mercado Modelo sus comerciantes se pusieron en orden, de allí que habrá que calcular si esto será necesario en otros centros de abastos como La Perla antes que ocurra una desgracia que podríamos lamentar.