En salvaguarda de la integridad de un niño de nueve años de edad que está expuesto al maltrato y abuso sexual al vivir en una casa en cuyo primer piso funciona un bar clandestino, agentes del serenazgo de Chimbote y personal de un juzgado de Familia lo recogieron para llevarlo al despacho de la juez para disponer una revisión médica.
Sin embargo, este propósito estuvo a punto de frustrarse cuando el niño huyó apenas lo bajaron de la unidad al llegar frente al local donde funcionan los juzgados de Familia en la segunda cuadra de la avenida José Gálvez.
El menor empezó a correr hacia la avenida José Pardo y tras de él fueron agentes del serenazgo que no pudieron alcanzarlo, sin embargo, fue una agente policial que lo intervino y lo controló para posteriormente entregarlo a los serenos que lo trasladaron al juzgado.
En este juzgado el niño era esperado por su abuela Reyna Quezada López y su tío Johnny López Quezada con quienes la juez de Familia había dialogado para hacerlo pasar exámenes médicos y psicológicos.
El menor había sido recogido de su casa en el jirón Victoria 171 en el barrio El Progreso donde el personal del Juzgado de Familia y del serenazgo constató la existencia de un bar en el que estaban embriagándose un grupo de hombres que conversaban con un lenguaje cargado de palabras de alto calibre nada constructivo para un menor.
Estas condiciones de vida del pequeño habían sido constatadas un día antes por un equipo multidisciplinario del Módulo de Juzgados de Familia que decidieron actuar al representar ello un abandono, peligro moral y exposición maltrato.