Editorial

Editorial: ::: TRABAJO ENCUBIERTO :::

No cabe duda que caminar por las calles del centro de la ciudad es todo un reto y un riesgo por el peligro que se cierne sobre los transeúntes por la presencia masiva de ladrones y escaperos que están a la expectativa de arrancar algún objeto de valor de amas de casa y distraídos trabajadores.

Por ello es que el serenazgo de la Municipalidad Provincial del Santa ha rescatado el modelo de trabajo encubierto, mediante el cual agentes vestidos de civil se confunden entre la gente y están a la expectativa de los movimientos de los maleantes cuando fijan un objetivo y se preparan para robarle al escape.

Desde diciembre pasado el Serenazgo de Chimbote ha puesto en boga este sistema con mucha efectividad, con resultados positivos en la medida que los delincuentes ya no solo deben preocuparse por abordar a transeúntes indefensos o vulnerables, especialmente mujeres, y que no se encuentren acompañados para evitar cualquier reacción, sino que ya son conscientes que entre la multitud puede aparecer un agente del orden que termine con sus días en el calabozo.

Sin embargo, esto no ha sido obstáculo para que los delincuentes no midan sus reales posibilidades de sustracción del patrimonio ajeno y terminen capturados por agentes que estaban actuando encubiertos y los detectaron cuando se mostraron al acecho de sus eventuales víctimas.

Es casi como si las autoridades pudieran capturar a los hampones “con las manos en la masa”, pues la idea de los resguardos es anticiparse a la comisión de un delito y evitar o impedir que se concrete el robo en agravio de amas de casa que estuvieron a punto de perder lo que llevaban.

Justamente, esta es una parte del trabajo de los serenos que deberían ameritar un reconocimiento más justo y equitativo por parte de los agraviados pues en la mayoría de casos, pese a que se trata de un flagrante delito, los delincuentes son puestos rápidamente en las calles porque los agraviados suelen desistirse de presentar alguna denuncia en la medida que no llegaron a perder absolutamente nada.

Este es un criterio totalmente equivocado, cierto es que el razonamiento de la gente se concentra en el hecho de no haber perdido nada de valor o en otros casos por temor, se resisten a continuar con un trámite indispensable como es la formalización de una denuncia en contra de los detenidos, actitud que lejos de comprometerlos lo que promueve es la impunidad ante los hechos registrados.

Este es un revés para el accionar de los serenos porque el esfuerzo que hacen para impedir que los maleantes puedan dejar a la gente sin sus pertenencias, finalmente termina en nada porque ellos cumplen con poner al delincuente a disposición de la comisaría pertinente y se sorprenden cuando a las pocas horas observan a esos mismos malandrines merodeando por el mismo o por otros lugares en busca de nuevas víctimas.

Sin embargo, este hecho no detendrá o desvirtuará el trabajo de los miembros del Serenazgo, por el contrario, ellos siguen desplazándose por las calles, confundidos entre los peatones y atentos a los movimientos de los maleantes que esperan cualquier descuido de los transeúntes para quedarse con lo que llevan.

Se trata de un trabajo de inteligencia que merece todo el respaldo por parte de la ciudadanía, es la manera más efectiva no solo de anticiparse al delito sino de desterrar a los escaperos en la medida que mientras ellos entiendan que habrá custodios del orden confundidos entre la gente y que podrían apresarlos cuando intenten cometer sus fechorías, tratarán de evitar actuar o buscarán otros lugares en donde robar.

La estrategia es efectiva y los resultados saltan a la vista, los medios de comunicación han difundido los alcances de las primeras acciones de los agentes de serenazgo encubiertos, de allí que es imperativo respaldar este trabajo que solo garantiza el tránsito de las personas y protege el patrimonio de los ciudadanos. Esperemos que el cuerpo de seguridad no se desaliente cuando algunos confundidos agraviados se resistan a denunciar a quienes trataron de dejarlos sin sus pertenencias. Eso son solo gajes del oficio, lo importante es que la seguridad se mantenga.

ELEMENTO PELIGROSO

Un Juzgado Penal Unipersonal de nuestra ciudad ha condenado a un sujeto a seis años de cárcel efectiva luego que fuera aprehendido con un arma de fuego en el interior de una discoteca del vecino distrito de Santa.

Aun cuando el solo hecho de portar el arma es un delito grave, el juzgador ha tomado en cuenta otros antecedentes para dictar una sentencia drástica y contundente, como son los antecedentes del intervenido como que cuenta con requisitorias por delito contra la vida, el cuerpo y la salud, así como su audacia para burlar los controles del local nocturno.

En efecto, Nelson Lara Chávez había ingresado el 27 de diciembre del año pasado a la Discoteca “Holliday” y la llamada anónima alertó a los miembros de seguridad que el sujeto se encontraba armado dentro del local en donde se suele libar licor y podría registrarse algún hecho de sangre.

Esto fue suficiente para que el personal de seguridad y efectivos policiales ingresen a los ambientes y ubiquen al sujeto que, efectivamente, llevaba el arma de fuego en el cinturón, debidamente abastecida y con el número de serie limado, lo que quiere decir, que se trata de un arma de origen ilícito y que suele utilizarse en los eventos delictivos.

El juez ha tomado en cuenta todos estos antecedentes para dictar una condena ejemplar, empero, en el entrelineas se debe tener en cuenta que las discotecas son lugares públicos en los cuales se debe ejercer un estricto control a quienes suelen visitarlas, allí el consumo de licor y las licencias que se toman las parejas en su desenvolvimiento son capaces de generar enfrentamientos, por ello es que se suscitan en algunas ocasiones reyertas y grescas. Es oportuno que se haya condenado a un elemento peligroso con una pena severa porque llevar un arma a una discoteca expone a cualquiera de los asistentes.