Editorial

Editorial: ::: REPULSIVA ACTITUD :::

Una joven de 22 años de edad, de aquellas que no tienen muchas obligaciones en la vida y que pueden permanecer divirtiéndose y libando licor hasta las primeras horas de la mañana de un día útil, fue denunciada por la Policía Nacional por haber agredido físicamente e insultado a una Sub Oficial de la Comisaria de Buenos Aires.

Los hechos derivan de un bochornoso incidente registrado en una discoteca de Nuevo Chimbote luego que una patrulla de la comisaría de Buenos Aires se vio en la necesidad de intervenir ante el llamado de vecinos que denunciaban que en el frontis de una conocida discoteca del cono sur se registraba una descomunal pelea entre grupos de parroquianos que se hallaban en completo estado de ebriedad.

Los custodios no pudieron calmar los ánimos de los agresivos contrincantes, por lo que se vieron en la necesidad de trasladar a cinco de ellos a la sede policial debido a su comportamiento beligerante y por los agravios proferidos a la autoridad, un procedimiento usual en esta clase de situaciones.

Sin embargo, es en la Comisaría de Buenos Aires en donde se registraron los hechos de contenido delictivo, pues los jóvenes seguían belicosos y agresivos, insultaban a los efectivos policiales y en determinado momento una de las intervenidas se lanzó contra una Sub Oficial provocándoles rasguños y moretones por los golpes propinados.

Según la información proporcionada en su debida oportunidad, se trata de Grace Xiomara Farge Ponce, de 22 años de edad, quien alterada por el alcohol que había ingerido, la emprendió a golpes contra la Sub Oficial de tercera Giovanna Yauri Flores, quien formaba parte del contingente que debería controlar a los intervenidos empero, llevó la peor parte porque la denunciada se abalanzó contra ella.

Se trata de un hecho delictivo calificado como violencia y resistencia a la autoridad, una figura delictiva que es sancionada con una pena drástica en la medida que el bien jurídico tutelado por la ley es la imagen de la autoridad, esa investidura que todos los ciudadanos tenemos que aprender a respetar como parte de una vida civilizada.

Sin embargo, si bien es cierto que hasta el año pasado el parlamento y los gobiernos de turno decidieron endurecer las leyes con la finalidad de salvaguardar el principio de autoridad y comenzar por modificar la mala actitud de las personas hacia quienes, por ejemplo visten el uniforme de la policía, posteriormente, se ha dejado de lado ese concepto delicado de la agresión a una autoridad por el resultado gravoso que pueda generar.

En efecto, todos recordamos aquella imagen de una mujer que agredió a un efectivo de la Policía de Transito haciéndole volar el casco en el aeropuerto internacional “Jorge Chávez” de Lima, hecho que dio lugar a que se pusiera en vigencia un régimen sumamente estricto y radical contra las agresiones a los Policías, procediéndose a encerrar a la agresora y aplicarle una pena de siete años de cárcel efectiva en un juicio inmediato.

Inclusive, esta medida no detuvo a los beligerantes que respondían de manera agresiva ante la intervención de un policía y por ello fueron varios individuos los que siguen el camino de Silvana Buscaglia, como se llamaba la primera mujer sancionada con cárcel efectiva por agredir a un efectivo policial.

Y es que, como dice el dicho, “hecha la ley, hecha la trampa”, los propios efectivos de la Policía comenzaron a generar las reacciones destempladas de los intervenidos y pretendieron que se encarcele todo aquel que le levante la mano, por lo que la justicia decidió interpretar y clarificar la norma en un pleno jurisdiccional de la Corte Suprema y los magistrados llegaron a la conclusión que siendo la medida de detención un mecanismo de “ultima rattio” en el derecho penal, se entiende que las agresiones a los efectivos policiales y hacia una autoridad solo derivarán en medidas de prisión siempre y cuando las lesiones resulten graves.

Ello quiere decir que la agresión provocada contra la Sub Oficial de la Comisaria de Buenos Aires no derivará en una medida de detención aun cuando si se generará un proceso penal en el que la agresora deberá presentarse para responder ante la justicia por un hecho de lesiones y desacato y podría recibir a la larga una pena ejemplar.

Ello porque la agresión de ha concretado en un marco injustificable para la protagonista, la agresora se encontraba en estado inecuánime, había libado licor durante toda la noche con sus amigos y en esas circunstancias observó un comportamiento beligerante que derivó en las agresiones a la Sub Oficial.

Creemos que así como se tiene que investigar y sancionar a esta mujer por su comportamiento agresivo y excesivo, las autoridades deberían medir la responsabilidad que alcanza a los propietarios de los establecimientos nocturnos que no respetan los horarios de atención al público que se ha establecido a través de ordenanzas municipales y que señala que solo deben funcionar hasta las 3.00 de la madrugada.

Si el incidente en el que derivó la agresión a la Sub oficial de la Policía se registró a las 7.00 de la mañana, ello es una prueba irrefutable de la infracción que cometen estas discotecas que funcionan hasta cuando aparecen los primeros rayos del sol.

Este es un hecho que los pocos medios de comunicación, comprometidos con el orden y la seguridad de la ciudad, hemos venido advirtiendo en la medida que pasar por la zona de concentración de discotecas después de las 6.00 de la mañana permite observar cuadros lamentables de jóvenes que son retiradas virtualmente en hombros.

Hay que exigir al Ministerio Publico y el Poder Judicial que tramiten con mano dura esta cobarde agresión a una sub oficial por parte de una mujer en estado de ebriedad, así como habrá que exigir a las Municipalidades que hagan respetar los horarios de las discotecas y locales nocturnos, esto lo venimos diciendo hace mucho tiempo y recién la semana pasada se ha expedido ordenes de clausura para estos locales.

Esperemos que la justicia sancione la agresión a una suboficial de la Policía con la drasticidad que amerita este caso, no se puede pasar por alto una falta de este calibre y menos aun por parte de gente que se amanece libando licor en las discotecas. Hay que cortar por lo sano estos horarios indebidos y no esperar que se registren hechos más graves.