Editorial

ALGO QUE FUNCIONÓ

En medio de la desesperación y angustia de muchos pueblos que se vieron golpeados y arrasados por lluvias y huaicos y frente al denodado esfuerzo de las autoridades por revertir una situación imprevista, uno de los aspectos destacables en medio de la desgracia es el funcionamiento del primer refugio con el que cuenta la ciudad para casos de desastre.

Como muchos deben recordar, cuando se realizaron los simulacros de sismo con secuela de tsunami en nuestra ciudad, las autoridades ensayaron los procedimientos de evacuación y lo hicieron con los pobladores de la zona costera que son los llamados a evacuar de manera inmediata ante una emergencia telúrica, razón por la cual los trasladaron al estadio “Manuel Rivera Sánchez”, señalado como uno de los refugios de Chimbote.

Allí se concentran las personas que deben necesariamente salir de sus hogares para ponerse a buen recaudo, inclusive, la infraestructura deportiva, de propiedad municipal, está ubicada en un lugar que está lo suficientemente alejado como para sufrir una desgracia.

Por ello es que el estadio se constituyó en esta oportunidad, con ocasión de la emergencia generada por la naturaleza, en uno de los puntos neurálgicos para la asistencia de cientos de personas que lo necesitaban, ello porque las lluvias y huaicos suelen ser sinónimos de bloqueos de la carretera.

Cuando ello ocurre los vehículos de transporte de pasajeros que se encuentran en tránsito por nuestra ciudad se quedan varados, no pueden seguir su trayecto y su espera debe prolongarse por varios días, como ha ocurrido en Coishco, como ha ocurrido en Huambacho en donde los vehículos de transporte interprovincial no podían moverse.

Inclusive, estos inconvenientes generan que muchas personas realicen caminatas de trasbordo, superan como fuera posible los desbordes y toman otro vehículo para seguir su camino hacia su destino, sin embargo, aquellas mujeres que cargan con sus hijos u otras personas que llevan equipaje y mercadería no pueden hacer lo mismo.

No se trata de unos cuantos ciudadanos, por el contrario, resultan siendo centenares de pasajeros que se quedan varados y que al cabo de un día ya no tienen como enfrentar esta situación, están sin alimentos, sin servicios higiénicos y su situación se torna dramática en caso no cuenten con una asistencia.

Es allí en donde han aparecido instituciones como la Municipalidad, la Defensoría del pueblo y otras que han acudido en su auxilio y los han trasladado al estadio Centenario “Manuel Rivera Sánchez” a efectos que pernocten en mejores condiciones y reciban alimentos y servicios en donde puedan esperar el tiempo que resulte necesario para que sigan su tránsito, es decir, cuando se rehabiliten las carreteras o cuando se ponga en ejecución algún plan de emergencia, como en este caso ha resultado el puente aéreo que estableció el gobierno con los aviones de las fuerzas armadas.

Han sido cuatro o cinco días que esta gente ha debido ser atendida por las autoridades y por ello resulta gratificante comprobar que el estadio de nuestra ciudad resulte adecuado para atender emergencias de esta índole, cuando se tiene a un gran volumen de personas que no tienen donde guarecerse y cuya asistencia requiere el concurso de algunas entidades que se encuentren en capacidad no solo de solventar lo que se necesita para atenderlos sino que puedan convocar a otras entidades para que colaboren en este cometido.

Creemos que los pasajeros que quedaron varados en nuestra ciudad durante los días que se mantuvo el bloqueo de las carreteras, tanto en la zona norte como en el sur, es decir, en Coishco y Huambacho, no podrán quejarse de las atenciones que le brindó la Municipalidad Provincial del Santa a través de sus áreas competentes, tal como lo pusieron de manifiesto cuando les tocó ser evacuados, inclusive, con la presencia de funcionarios que se encargaron de coordinar las horas de viaje con los miembros de las fuerzas armadas que tenían a su cargo los vuelos del puente aéreo.

Frente tantos desastres, ante la pérdida de vidas y los graves daños que han dejado las lluvias y huaicos, por lo menos las herramientas de asistencia han funcionado como se había previsto en los adiestramientos, lo que representa una garantía para la población frente a cualquier otra emergencia que, la verdad, ya no queremos enfrentar nuevamente.

GESTO POSITIVO

Los dirigentes de los asentamientos humanos congregados en las 217 hectáreas del proyecto especial Chinecas, quienes vienen reclamando que esos predios se transfieran a la Superintendencia de Bienes Nacionales a efectos que se disponga su cambio de uso y se destinen a las viviendas que ellos necesitan, han expresado la semana pasada su voluntad de someterse a cualquier proceso de verificación que requiera la autoridad.

En tal sentido, el representante de los pueblos ubicados dentro de las 217 hectáreas, Rafael Alonso Correa ha señalado que están dispuestos a someterse a un censo que proponga la SBN a efectos de verificar la necesidad de vivienda que tienen en ese lugar y de esta forma demostrar que allí no existe tráfico de terrenos ni alguna fórmula de especulación como lo afirman algunas autoridades que se oponen a que estos predios fueran reconocidos.

Como se sabe, estos pueblos no han sido considerados dentro de las gestiones que realiza la Municipalidad Provincial del Santa para formalizar los terrenos invadidos en el cono sur y que se ha restringido a unas 308 hectáreas que fueron establecidas en la gestión del ex presidente regional César Álvarez Aguilar, a los cuales se considera en este momento como posesionarios legalmente habilitados para ser reconocidos como tales.

Sin embargo, los pobladores de estas 217 hectáreas han sido considerados en un acuerdo de consejo regional de Ancash que ha autorizado la transferencia de los predios de Chinecas, no solo en Chimbote, sino también en Casma en donde existen asentamientos que se han  levantado sobre predios del proyecto irrigador.

En medio de los cuestionamientos es importante que los propios dirigentes de estos asentamientos que pugnan por su reconocimiento, hayan aceptado voluntariamente someterse a los veredictos de la superintendencia de Bienes Nacionales y esperan que verifiquen la necesidad de vivienda que existe en este lugar. Veremos qué es lo que se decide en esa instancia.