Editorial

Editorial: ::: MÁS EMERGENCIA :::

Coincidiendo con la visita del Presidente de la república, Pedro Pablo Kuczynski a la vecina y golpeada provincia de Huarmey, el gobierno central dictó una norma mediante la cual ha ampliado el estado de emergencia en la región Ancash por 45 días más.

Al igual que otras regiones, Ancash viene saliendo apenas de los estragos que han generado las lluvias y huaicos como consecuencia del “Niño Costero”, aun cuando los fenómenos pluviales se mantienen en las zonas de la sierra aunque ya no con la misma intensidad de las que se registraron a mediados del mes de marzo.

Justamente, esta medida se conoce cuando el jefe de estado y un grupo de ministros llegaron a Huarmey para verificar el avance logrado por la Ministra Pérez Tello y las organizaciones de ayuda social en un pueblo que se vio sumergido en medio de las aguas y el lodo que arrastró el río del mismo nombre que, apuntalado por un sorpresivo huaico que descendió de las quebradas de la zona, como nunca antes, invadió las principales calles de dicha localidad y las dejó hundidas a poco más de un metro y medio en algunos casos.

Las imágenes que observamos los peruanos por la televisión fueron impresionantes y dramáticas, por ejemplo, el hospital de salud de esta ciudad quedó colapsado e inservible, los pacientes que se encontraban internados, entre mujeres en estado de post parto y otros con males que los dejaron en postración debieron ser subidos a los techos de los ambientes y de allí los evacuaron en embarcaciones que llevaron los pescadores de la localidad.

Fueron días de angustia para los huarmeyanos, cuando aún no llegaba la mano gubernamental y tenían que ver la manera de salir de este grave entuerto, no solo porque deberían guarecerse de semejante inundación sino porque se quedaron sin servicios y sin alimentos y agua para sostenerse tras la desgracia.

Obviamente su municipio no estaba en condiciones siquiera de asistir a los damnificados, el gobierno regional ha sido un cero a la izquierda en esta emergencia, no solo en Huarmey sino en las demás provincias afectadas, por ello es que la presencia del Ejecutivo bajo la atenta mirada de la Ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, ha sido providencial para una jurisdicción que jamás imaginó que pudiera sufrir un estrago de esta naturaleza.

Y es que la historia nos recuerda que si bien es cierto la provincia de Huarmey, como todos los demás pueblos costeros, no ha sido ajena a las consecuencias funestas de los fenómenos de El Niño, por la presencia de quebradas que arrastran las aguas de las precipitaciones en las partes más altas de esa provincia, también es cierto que los deslizamientos de agua y los desbordes de los ríos tomaron otros rumbos, por las pampas de las zorras o por el distrito de Culebras, pero no recordamos que antes haya ingresado a la zona urbana con la fuerza y destrucción como lo hizo el pasado mes de marzo.

Por ello es que las palabras de agradecimiento que ha formulado la alcaldesa provincial Victoria Espinoza García a los ministros de estado, con mayor énfasis a la Ministra de Justicia y al propio Jefe de Estado, solo responden a esa necesidad de reconocer el esfuerzo que se ha realizado hasta el momento para hacer frente a la emergencia, en lo que respecta a la asistencia social, la ayuda en alimentos, víveres y agua para una población damnificada, así como en la recuperación de las principales vías de comunicación arrasadas por la fuerza de las corrientes de agua y el traslado de niños, enfermos y ancianos que han sido evacuados de zonas aisladas y han recibido la necesaria atención.

Esto no es una narración de alguien que quiera ilustrarnos lo que ha pasado en determinado lugar al que nadie ha llegado, por el contrario, es la síntesis de una escalada de acciones de ayuda que ha sido expuesta públicamente por los diferentes medios de comunicación desde el primer día que se decidió enfrentar la virulencia de la naturaleza y comenzó con la evacuación de los centenares de personas que habían quedado varados en su trayecto de viaje a otros puntos del país y que no tenían como salir de un lugar extraños para ellos sin dinero, sin alimentos y sin un lugar donde pernoctar.

Desde ese momento se vio la mano amiga y solidaria de una autoridad que, afortunadamente, supo responder a la altura de la circunstancia, a nivel local para refugiar a estas personas en un lugar en donde puedan proporcionarles lo necesario hasta que puedan retomar su recorrido, y, luego a nivel nacional cuando se tendieron los primeros puentes aéreos para llevar a todos aquellos a sus lugares de origen, por lo menos a la capital de la república en donde pudieran tomar un nuevo rumbo.

Por ello es que la medida adoptada por el Gobierno a través del decreto supremo que ha decidido ampliar por 45 días más la emergencia en Áncash y otras regiones no puede sino ser más oportuna en la medida que la asistencia y el apoyo a las poblaciones afectadas aún no ha concluido, hay pueblos de las partes altas de la región que siguen soportando las inclemencias del clima, a los cuales debe seguir apoyándose a través del envió de alimentos, víveres y ropa.

Sin embargo, en la medida que en otros lugares, como los pueblos de la costa ya cuentan con un clima normal y regular, como Chimbote y toda la costa, es pertinente que las autoridades comiencen a plasmar un esquema de trabajo de lo que debe ser la reconstrucción de todas las zonas afectadas y la reubicación de todos aquellos propietarios que levantaron sus moradas a pocos metros de los lechos de los ríos en donde fácilmente han sido víctimas de los huaicos que suelen arrastrar estos fenómenos.

Un nuevo periodo de emergencia es prudente en este momento en el que si bien es cierto la emergencia no ha concluido, por lo menos ha disminuido en sus catastróficos efectos y el propio clima advierte que han cesado los momentos difíciles o las amenazas de lluvias torrenciales que generen huaicos y correntadas destructivas.

Tal como lo ha dicho la Ministra de justicia aún hay mucho por hacer, de allí que los chimbotanos vamos a tomarle la palabra cuando sostuvo que no dejaría nuestra región hasta que se haya levantado de semejante acometida de la naturaleza, cuando miles de personas han quedado en el desamparo y existen muchas actividades que deben recuperar su marcha, como el sector agrícola. Esperemos que esto se cumpla aun cuando tenga que ampliarse mucho más la emergencia.