Editorial

Editorial: ::: SIN BAJAR LA GUARDIA :::

El Ministerio de Salud envió la semana pasada diez equipos de brigadistas de fumigación al vecino distrito de Coishco, operación que fue encabezada por el asesor del Ministerio de Salud Wilder Tapia Montenegro, quien llegó a nuestra ciudad con el Biólogo Miguel Vásquez Sayón, experto en control de vectores de enfermedades como el Dengue.

La finalidad de esta operación era terminar con el vector del dengue en el distrito de Coishco, extender la fumigación que había llegado solo a un 65% hasta el total de viviendas y áreas públicas del distrito con la finalidad de garantizar que el vector ha sido exterminado y no puede seguir contagiando a más pobladores.

Esta arremetida contra este mal se hizo con la presencia de un efectivo policial y un representante del Ministerio Publico en cada brigada de fumigación con la finalidad de persuadir a los pobladores que se mantienen reacios a abrir sus puertas y permitir el ingreso de los fumigadores a sus viviendas.

Justamente, ese 35% que no se había fumigado en Coishco corresponde a ese sector que, por razones que nadie entiende, no permite el acceso de los fumigadores a sus predios, de tal suerte que si por algún motivo el zancudo vector se encuentra en ese lugar lo único que promoverá es que este se prolifere y que la campaña realizada en el resto del distrito resulte infructuosa, algo que no se puede permitir.

Lamentablemente, información sesgada y equivocada ha dado lugar a que mucha gente considere que la fumigación es negativa o peligrosa, que por esa aspersión de elementos químicos sus hijos o familiares pueden verse afectados y, pese a que son conscientes que viven con la amenaza del dengue, llegan al extremo de impedir que sus viviendas puedan ser inmunizadas del zancudo vector.

Sin embargo, se ha dicho y repetido hasta el hartazgo que la fumigación se realiza con insecticidas que no son nocivos para las personas, que atacan directamente al zancudo que suele molestar todas las noches a los ciudadanos y tiene la misma naturaleza, por ejemplo, de las pastillas que suelen colocar en algunas viviendas para poder dormir y alejar a los zancudos, es decir de componentes que solo tienen elementos que alejan y afectan a los molestosos insectos.

No sabemos si el Ministerio de Salud, a lo largo de la última semana aprovechando los feriados de semana santa, ha conseguido el objetivo de fumigar en un 100% el vecino distrito de Coishco, sin embargo, en un pueblo en donde este mal ha sorprendido este año se requiere que la campaña contra este mal se mantenga firme y sostenida.

De allí que es imprescindible de las unidades del sector salud en nuestra provincia trabajen mucho en el tema de la concientización en los diversos sectores de la población, especialmente en las zonas periféricas y más humildes en donde no se cuenta con la necesaria información que permita a dichas familias tener una correcta noción e ideas en relación a esta clase de enfermedades y las maneras adecuadas que existen para poder prevenir el mal.

Por ejemplo, se sabe que una de las primeras etapas para hacer frente al dengue y otros males similares como el zika y la chikinguya, es la abatización que es un procedimiento artesanal que se hace vivienda por vivienda en donde se coloca unos componentes en los depósitos de agua, en las viviendas en donde se suele almacenar agua por la carencia de un suministro permanente, como en los asentamientos humanos y las invasiones.

Estas bolsitas de larvicidas tienen la propiedad de eliminar los huevecillos y las larvas que deja el zancudo vector y que utiliza estos depósitos de agua limpia para reproducirse, de esa manera se evita la reproducción de estas especies, sin embargo, el agua que reciben estos componentes no se contamina y no es nociva para el cuerpo humano, se puede utilizar para todas las necesidades que tengan las familias sin peligro alguno para el organismo.

Existe la equivocada idea que después de colocarse los larvicidas esa agua ya no sirve para el consumo humano y eso es errado, muchas veces las personas de condición humilde se niegan a la colocación de las bolsitas con larvicidas porque creen que ya no podrán utilizar el agua o ella será nociva para su salud. Lamentablemente hacerles entender es imposible para los equipos de desinfección.

Entonces ese es un trabajo que a lo largo del año debe estar a cargo del personal del sector salud, se tienen que promover charlas y talleres en los mismos conglomerados habitacionales con la finalidad que las amas de casa y los jefes de los hogares conozcan la naturaleza real de estas enfermedades y las maneras adecuadas como deben prevenirse, hacerles entender que una campaña de abatización o de fumigación, según sea el caso, solo redunda en favor de ellos y busca que eliminar totalmente la amenaza de la enfermedad.

No es posible que a estas alturas del siglo XXI aun existan personas que piensen que una medida sanitaria de lucha contra un mal de estas características puede perjudicarlos en su salud, si eso ocurre es porque existe un preocupante margen de desinformación en un gran sector de la población que debe ser subsanado a efectos que cuando llegue la emergencia no nos encontremos aun con estas actitudes necias que pueden llegar a traerse abajo toda una campaña sostenida contra el vector como ocurre en Coishco.

Hay que tener en cuenta que en otros confines del país como Piura y Chiclayo el dengue ha cobrado hasta el momento más de 12 vidas, se trata de un mal que ciertamente puede ser mortal, por ello es que se tiene  que tomar todas las providencias, no solo cuando se presenta la emergencia, no solo cuando se asome una amenaza de brote de la enfermedad, como en Casma y Coishco, sino que existe la necesidad de estar preparados siempre, con conocimiento de causa y con una población que se encuentre debidamente informada. 

Así como el Ministerio de Salud ha decidido emprender una arremetida que se esperaba sea final en Coishco, es impostergable que frente a esta clase de males endémicos se proceda siempre sin bajar la guardia.