Editorial

A PASO LENTO

El Premier de la República, Fernando Zavala, retornó el último fin de semana a nuestro Puerto pero esta vez ya no llegó con el Ministro Vizcarra con quien encabezó las acciones de respuesta a la emergencia que generó el fenómeno del Niño Costero, sino que en esta oportunidad arribó junto al Director Ejecutivo de la flamante Autoridad para reconstrucción con cambios, Pablo de la Flor Belaúnde.

Y es que de esta manera se pone en marcha la siguiente etapa de la emergencia que vivió el país, aquella que es vital y elemental para poder dejar atrás el trauma que nos dejaron las torrenciales lluvias y los huaicos, una fase que nos permitirá mirar con mucha expectativa el futuro inmediato pese a las desgracias.

En efecto el presidente del consejo de ministros llegó con una comitiva integrada por los titulares de algunos portafolios, como la Ministra de Justicia Marisol Pérez Tello, quien fue la coordinadora de la fase de emergencia en nuestra región y quizás la que más conoce sobre la secuela de este penoso fenómeno del Niño Costero en Ancash.

Y es que el objetivo de esta visita es una suerte de “presentación en sociedad” de los funcionarios que estarán a cargo de las coordinaciones con alcaldes y funcionarios regionales para los efectos de coordinar debidamente el financiamiento de los proyectos que se encuentren viabilizados.

Por ello es que apenas comenzaba esta sesión de trabajo, el Premier lanzó el anuncio que advertía a los ancashinos que si habrá una fase de reconstrucción pero que ella, por diversos factores, no se ejecutará en el más breve plazo posible, como muchos estimábamos o anhelábamos, sino que se ha calculado que ella debe comenzar recién dentro de tres meses.

Mientras tanto, ha señalado el Premier que se podrá desarrollar algunos proyectos que se financian directamente con recursos de las Municipalidades, uno de los cuales lo representa el parchado de las pistas que se han deteriorado de manera inclemente por la gran acumulación de agua que se vivió en los primeros días de la emergencia.

Y es que la reconstrucción debe contar con un plan de trabajo que debe ser previamente aprobado por el Consejo de Ministros, de allí que los promotores de autoridad para la reconstrucción han calculado que todo ello debe subsanarse en 180 días.

¿Por qué tanto? Se preguntan algunos, aun cuando ese es un tema de los técnicos y de la capacidad que tienen para resolver estos problemas, un segundo aspecto que no ha pasado por alto para los chimbotanos es el relacionado con el presupuesto, pues la mayoría de Chimbotanos esperaban que se propongan las cifras que manejará el erario nacional para la reconstrucción en nuestra jurisdicción. 

Al respecto los funcionarios han sido claros en precisar que los montos no se pueden establecer sino hasta que se cuente con un plan aprobado, aun cuando por el momento disponen de remanentes presupuestales de la emergencia, los cuales se aplicarán en temas urgentes como el relacionado con la vecina provincia de Huarmey cuya limpieza será materia de uno de los primeros proyectos que se trabaje en la nueva etapa.

Si sacamos cuentas y hacemos un poco de números, el Premier ha señalado que la reconstrucción se iniciará por lo menos el mes de agosto y quizás un poco menos, empero, desde ya se avizoraba que será un plazo demasiado largo como para que los damnificados puedan recibir la mano solidaria del gobierno central.

De allí que será pertinente que las autoridades locales insistan ante la nueva autoridad de la reconstrucción para que este plazo se reduzca, no es posible esperar tanto tiempo para rehabilitar una infraestructura habitacional cuando para entonces se pueda registrar el retorno de este fenómeno cíclico.

Hay que tener en cuenta que el período de lluvias se presenta en los meses de verano de cada año, obviamente no con la fuerza ni la violencia de la que hizo alarde el Niño Costero en los últimos meses de marzo y abril, empero, un fenómeno pluvial siempre genera sus consecuencias y se tiene que prevenir este hecho.

Por ello es que afortunadamente Pablo de la Flor ha indicado que en este periodo de implementación de sus mecanismos de la reconstrucción con cambios se puede ir trabajando paralelamente algunos proyectos que tienen el carácter de urgente, como la limpieza y la descolmatación  de los principales afluentes de la provincia y la región.

En tal sentido, reiteró a las autoridades, que en la próxima temporada se pueden presentar lluvias intensas y para evitar cualquier complicación lo que se requiere es estar preparados, se tiene que limpiar los cauces y dejar la suficiente profundidad como para que soporte la sobrecarga de agua que baja de las quebradas.

No se puede soslayar que, si existen algunos lugares en donde la naturaleza ha golpeado de manera inclemente, ello obedece a la carencia de una cultura de prevención en la ciudad, la presencia de familias que estén preparadas para esta clase de emergencias, habida cuenta que atravesamos los mismos problemas cada primer trimestre del año.

Si la memoria no nos traiciona, el año 2016 se dijo que llegaría un Niño moderado a fuerte y por entonces el ex presidente de la república Ollanta Humala rompió el chancho del ahorro de los peruanos y tomó esos recursos para trabajar intensamente en la limpieza de cauces, y el reforzamiento de la ribera de los principales ríos, sin embargo, esa labor se debe hacer todos los años, exista o no de por medio el anuncio de la llegada de un fenómeno del niño de mediana o alta intensidad, y, hasta el momento nadie lo hace en nuestra región.

Lamentablemente, ese despliegue de dinero en medio de una gestión que solo generaba dudas, dio lugar a que el año siguiente (2016) no sirviera para nada, las precipitaciones no fueron  lo suficientemente intensas como para que se registren  daños de gran proporción y todos pensaron que la emergencia se había disipado.

Esperemos que se cambie de actitud, que se entienda y comprenda que la prevención en los ríos de la jurisdicción es un tema de permanente aplicación, nadie se puede quedar dormido pensando que luego se verá como enfrentan esa contingencia, menos aun ahora que se ha iniciado la fase de reconstrucción pero a paso lento, sin que se tenga un  plan de trabajo aprobado y cuando el clima nos puede jugar otra mala pasada.