Editorial

Editorial: ::: BALANCE EN AZUL :::

El ex Presidente de la Corte Superior del Santa y actual presidente de una de las dos Salas Penales de Apelación, Dr. Daniel Vásquez Cárdenas, hizo una pública exhortación a los abogados de nuestra ciudad a capacitarse mucho más sobre la nueva mecánica procesal que está vigente en nuestro país.

Lo hizo en el marco del brindis que tuvo a su cargo en una ceremonia que se organizó en nuestra sede judicial a efectos se conmemorar el quinto aniversario de la puesta en vigencia del nuevo Código Procesal Penal, una herramienta legal que estaba llamada a solucionar los problemas de celeridad y efectividad en los juicios penales y que ha conseguido su cometido a medias, pero siempre con una balanza a su favor.

No le faltaba razón al magistrado en la medida que una de las razones por las cuales el nuevo modelo procesal no avanza es por la falta de capacitación de algunos abogados, especialmente de aquellos que saltaron al ruedo de la oralización judicial solo dando una somera lectura de las nuevas disposiciones cuando en estos casos siempre se requiere de un taller o un curso de capacitación.

Sea como fuere, ya ha pasado mucha agua bajo el puente desde aquel 1° de Junio del 2012 cuando se rompieron los fuegos del nuevo modelo procesal penal en nuestra ciudad, cuando las autoridades trasladaron a un feroz e inadaptado sujeto identificado como Luis Alberto Sánchez Alva, más conocido como “Chazán” para dictarle prisión preventiva.

Al maleante lo habían capturado algunas semanas después de haber asesinado a tres parroquianos en el interior de una chingana del A.H. “Belén” y pasaría a la historia no solo por su brutal y sanguinario delito sino porque se trataba del primer individuo al que se le aplicaba el nuevo modelo procesal que implicaba ya no una orden de detención definitiva sino una prisión preventiva que representaba el tiempo necesario que tendría el Ministerio Público para proponer una condena para tan miserable individuo.

Como era natural, las primeras audiencias públicas representaron todo un reto para los jueces, algunos de ellos jóvenes que debutaban en estas lides, y tenían que demostrar que estaban capacitados para escuchar los cargos y alegatos y resolver en el día y delante de cámaras de los medios de comunicación que lo único que conseguían era hacerlos tartamudear por que en ese momento estaban lo suficientemente preparadas para la diligencia.

Lo cierto es que poco a poco la justicia fue moldeando los nuevos mecanismos legales, en el camino se tropezaron con algunas situaciones engorrosas, como aquellas de tener que poner en libertad a sujetos avezados, como los secuaces de “Chazán” porque en el procedimiento de detención no se levantaron las actas que exige la norma.

Sin embargo, a la fecha los magistrados manejan de manera diestra y acertada el nuevo proceso penal, muchos de los procesos se han terminado de manera inmediata o célere aquellos en que existe los beneficios de la terminación anticipada no demoran nada mientras que la mayoría concluye al promediar el año o el año y medio con sentencia, algo que ciertamente ha mejorado.

Empero, como reza un conocido adagio, “hecha la ley, hecha la trampa”, por ello es que hay algunos procesos que se vienen dilatando con las mismas mañas y taras del procedimiento antiguo, se prolongan con muchos pretextos, no solo por las torpezas de algún extraviado Fiscal sino porque los abogados ponen mucho de su parte ausentándose de las diligencias con la astucia de aquel que impide sea subrogado por esta actitud.

En un código garantista es factible que esto suceda, sin embargo, allí está la sapiencia y la capacidad de los jueces para no permitir que esto ocurra, lo cierto es que en el balance final siempre nos dice que la puesta en marcha del Código Procesal Penal ha resultado positivo para nuestra legislación penal, es una herramienta que se está entronizando y que plantea las mejores aristas en las cuales los justiciables pueden acceder a una mejor posibilidad de justicia en comparación a los modelos anteriores.

De allí que resulta pertinente el llamado que hizo el juez superior Daniel Vásquez advirtiendo a los abogados que pongan de su parte para mejorar el sistema que está vigente, estamos seguros que ello solo contribuirá a que luego de estos primeros cinco años se mejore mucho mas el balance en azul que el nuevo código procesal penal ha mostrado hasta el momento.

UNA LEVE MEJORA

La semana pasada hemos recordado el 47 aniversario del terrible sismo registrado en nuestra región y que dejó miles de muertos y una ciudad enterrada bajo el lodo de un aluvión que arrasó con todo en Yungay.

Aquel fatídico domingo 31 de mayo de 1970 no se ha borrado de la memoria de muchos chimbotanos que vivieron momentos de angustia y zozobra cuando la tierra comenzó a temblar de manera impresionante y no dejaba de hacerlo ante la destrucción de viviendas y la desesperación de mucha gente que buscaba ponerse a buen recaudo.

Por ello es que este día ha sido denominado como “Día Nacional de la Reflexión ante los desastres naturales” y se organiza, por mandato de la ley, un simulacro de sismo con secuela de tsunami en todo el país con intervención de todas las entidades públicas y privadas a efectos de conocer las mejores maneras como hacer frente a las desgracias a las que nos enfrenta la naturaleza.

Afortunadamente, a diferencia de otros ensayos de la misma naturaleza, en esta oportunidad el Simulacro contó con una mayor participación de las entidades públicas y algunas empresas privadas, los colegios, los hospitales, los municipios, las entidades financieras, el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Policía Nacional, entre otras instituciones se sumaron a este simulacro.

Lamentablemente, no pasó lo mismo con el ciudadano de a pié que hasta el momento no entiende la importancia que tiene sumarse a este adiestramiento para conocer no solo las zonas de seguridad y evacuación sino para saber qué es lo que tenemos que hacer ante un fenómeno telúrico y no permitir que la angustia y desesperación generen más víctimas. Esperemos que poco a poco la población deje de lado la indiferencia.