Editorial

MÁS VALE TARDE QUE NUNCA

Tres meses después que se presentaran las terribles consecuencias que dejó el Niño Costero, el gobierno ha puesto en marcha el plan de reconstrucción de la zona afectada con la asignación presupuestal que se requiere para el financiamiento de los proyectos que deberán reparar los cuantiosos daños que dejó la naturaleza.

Cuando muchos esperábamos la llegada del Presidente de la comisión de reconstrucción con Cambios, Pablo de la Flor, quien llegó a Chimbote para dar la buena nueva fue el Ministro de Vivienda, Edmer Trujillo, quien, como se diría en el argot popular, “llegó con su pan bajo el brazo”.

El titular del portafolio de Vivienda trajo a nuestra región los primeros 100 módulos de vivienda que servirán transitoriamente a las familias que resultaron damnificadas por las lluvias, huaycos e inundaciones, especialmente en la zona de Huarmey y en todos aquellos lugares en donde hasta la fecha permanecen guareciéndose en carpas porque se quedaron sin nada.

Esto forma parte de un plan para entregar medio millar de estas viviendas que son solo un paliativo para seguir sosteniendo la emergencia pues la solución final que otorgará el gobierno a todos ellos será la construcción de la vivienda que perdieron a través de un plan financiero que se emprenderá a través de los programas que tiene el Ministerio de Vivienda para el efecto, como “Techo Propio”.

Lo importante es que el gobierno ha dado a conocer las primeras cifras que se manejarán como parte del plan de reconstrucción que se requiere implementar de una buena vez para cerrar las heridas que dejó abiertas el fenómeno del Niño Costero y que desnudaron las serias falencias que existen en muchas ciudades en materia de prevención frente a los embates de la naturaleza.

Esto último deberá ser materia de un tratamiento especial por parte del gobierno con los gobiernos locales y regionales, pues no es posible que a estas alturas del siglo XXI las ciudades no se encuentren en condiciones de poder hacer frente a una emergencia tan elemental o posible como es la caída de los servicios básicos a consecuencia de un fenómeno natural.

Esto ha sido insólito, no solo los servicios de telefonía e internet, que son medios de comunicación inmediatos en una emergencia, se vieron suspendidos, sino que la energía eléctrica y el suministro de agua se vieron afectados, especialmente el ultimo de los mencionados que llegó a dejar al distrito de Nuevo Chimbote sin el líquido elemento por varios días, a pesar que esta jurisdicción no se vio tan afectada como otros lugares de la provincia.

Lamentablemente, el sistema de captación de agua destinada al consumo humano se gesta en la zona agrícola de Chimbote, se recoge del cauce del río Lacramarca y están expuestos a la furia de las lluvias y los huaicos que destruyeron los canales de irrigación de Chinecas y ellos no fueron capaces de poder solucionar el inconveniente de manera inmediata, por el contrario, hasta la fecha se mantienen deteriorados y solo se ha conseguido acondicionar captaciones provisionales para que el agua pueda llegar tanto a las pozas de almacenamiento de Sedachimbote como a los agricultores del valle de Chimbote y Santa.

Este es un problema delicado que llevo en determinado momento a la Ministra de Justicia Marisol Pérez Tello, a tener que llamar públicamente la atención a las autoridades locales y regionales en la medida que un proyecto de desarrollo hidroenergético como Chinecas no puede ser tan vacilante e ineficiente ante una emergencia como la registrada con el Niño Costero y dejar que la población quede desabastecida, allí ha existido un problema de falta de capacidad y reacción que exigió se corrija por cuanto si en Ancash no pueden hacerlo sería el gobierno central quien retomaría la administración de este proyecto.

Estas son cosas que deberán evaluarse y analizarse una vez que se haya superado toda la emergencia pero que deben hacerse, no puede dejar de ponerse sobre la mesa de debates la necesidad de tomar correctivos frente a los desastre que nos genera la naturaleza, las entidades públicas deben estar preparadas para ello y deben establecer los mecanismos de ayuda con la empresa privada a efectos de no agravar aún mas una desgracia natural.

Por lo demás, las cifras de 460 millones de soles destinadas por el gobierno para la región Ancash no son deleznables ni cuestionables, por el contrario, dentro de la coyuntura que enfrenta el país es importante que se haya asignado a nuestra Región una importante partida presupuestal, lo que se necesita y lo que se requiere con urgencia es un manejo prudente, honesto y transparente de los mismos.

Conocida es la descarada modalidad que se utiliza en la ejecución de obras cual es el pago bajo la mesa de coimas y prebendas, eso que se ha institucionalizado bajo la palabreja esa de diezmo que, a la larga, es lo que encarece y sobrevaloriza los proyectos y lo que promueve el derroche y el despilfarro de los recursos que se destinan a estos objetivos como la reconstrucción.

Se afirma que Ancash necesitaba un promedio de 1,500 millones de soles para su rehabilitación, ese es un estimado informal, pero en todo el país se establecido poco menos de cuatro mil millones de soles, lo que quiere decir que se cuenta con la cuarta parte del monto total para nuestra región.

Habrá que trabajar con estas cifras, habrá que reclamar a quienes se encarguen de administrar estos recursos que lo hagan con honradez, que tomen decisiones pensando en el futuro de nuestros hijos y que estas obras que se financiarán con el dinero de la reconstrucción tiene responder a esos objetivos y expectativas que todos tenemos para que no se deterioren en dos o tres años.

No se puede soslayar que hay Municipios, como el de Nuevo Chimbote, que ha comenzado a realizar trabajos de mejora y recuperación de la carpeta asfáltica deteriorada por las lluvias y desbordes con sus recursos propios en la necesidad de no seguir afectando a sus conciudadanos con estos problemas, lo cual está muy bien porque cierto es que esta ayuda de la rehabilitación ha demorado demasiado, empero, a pesar de ello tendremos que convenir que “más vale tarde que nunca”. Es el turno de nuestras autoridades, si ya existe el presupuesto no habrá pretexto para seguir cruzado de brazos.