Destrucción de la bahía:
• Daño no fue causado por la naturaleza sino por la mano del hombre… y por las autoridades que lo permitieron.
Belleza de la bahía solo existen en fotos del recuerdo.
Por: Carlos Carpio La Rosa
A diferencia del terremoto de 1970 que trajo consigo muerte y destrucción total y de las inundaciones que más de los años ocasionan cuantiosos daños materiales, la destrucción de la bahía de Chimbote es un cáncer que nos afecta desde hace sesenta años y, frente a la aún remota esperanza que se emprenda su recuperación, ésta recién podría rendir sus frutos en un plazo no menor de cien años. Así de claro.
UN TEMA SIN AGENDA
Aún cuando a estas alturas los plazos y procedimientos han perdido ya toda importancia, existe en la memoria de los chimbotanos la elaboración de hasta tres informes del más alto nivel con propuestas técnicas, científicas y costos estimados que apuntan a la recuperación de la bahía de Chimbote.
La última de estas propuestas fue elaborada el año 2005 por una comisión presidida por el biólogo chimbotano Julio Gonzales Fernández, pero al igual que las dos anteriores, todo demuestra que hasta hoy debe estar empolvándose en algún archivo del gobierno central.
Sin embargo y no obstante que se trata de un tema vital para el futuro de Chimbote, en estos momentos la recuperación de la bahía no figura en la agenda ni del gobierno central, ni regional ni local. En otras palabras, tenemos cáncer para rato.
DESAGÜADERO
Cuando a finales de la década del 50 empezó el boom de la pesca, se instalaron en Chimbote más de cuarenta fábricas de harina de pescado. Sin más trámite que el pago de una simple licencia municipal, todas ellas levantaron sus instalaciones a la orilla del mar y todos sus desagües también iban directamente al mar.
En 1982, el gobierno central emitió una resolución suprema ordenando a las plantas pesqueras a implementar bajo responsabilidad el sistema denominado PAME. El sistema consiste en el tratamiento de residuos líquidos y sólidos dentro de la propia planta para no seguir contaminando la bahía, pero hasta hoy los empresarios pesqueros le siguen sacando la vuelta y en la práctica el famoso PAME sigue siendo letra muerta.
Recién hace cinco años el grupo Aproferrol construyó un emisor submarino encargado de recolectar y arrojar fuera de la bahía el desagüe de todas las fábricas pesqueras. Algunas es éstas sin embargo, incluso apelando a recursos de amparo, se resisten a afiliarse a este procedimiento.
Y aunque parezca increíble, SEDACHIMBOTE, con todos los recursos económicos que tiene a su alcance, también arroja los desagües domésticos directamente a la bahía sin más tratamiento que sus motores de bombeo.
De acuerdo con la apreciación de una comisión científica japonesa, existe en el fondo de la bahía una capa de 80 centímetros de desperdicio acumulado, cuyo dragado podría tardar no menos de 20 años. Aún así, las aguas de la bahía tardarían otros 60 ú 80 años en recuperar su pureza original.
MOLON
Como para dar la estocada final a este letal proceso de contaminación, a comienzos de 1960 se produjo uno de los atentados más dañinos causados por la mano del hombre.
Con la venia del gobierno central y de la Municipalidad Provincial del Santa, la empresa Siderperú se trajo abajo el emblemático Cerro Colorado sin importarle ni el daño que iba a ocasionar ni que se trataba de un patrimonio histórico de Chimbote.
Lo hizo para construir un molón de un kilómetro de largo sobre el cual se habilitó un muelle para la descarga del hierro procedente de Marcona que Siderperú utilizaba en la fabricación de acero.
Ese molón terminó por embalsar las aguas de la bahía empujándolas hasta el mismo Malecón Grau y haciendo desaparecer por completo la hermosa playa que tuvo Chimbote hasta ese momento. El futuro turístico de Chimbote acabó sumergido en el maloliente desagüe de la fatalidad.