Editorial

PREVISIBLE FINAL

La Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema le ha asestado el último y definitivo golpe de “knoct out” al controvertido y desautorizado rector de la Universidad Privada San Pedro, José María Huamán, al dejar sin efecto alguno el recurso de casación en contra de la sentencia que lo ha condenado a tres años de prisión, tramite en el cual había sentado todas sus esperanzas para pretender seguir en el cargo “nadando contra la corriente”.

En efecto, el último viernes la mencionada instancia suprema publicó en el portal judicial la ejecutoria suprema mediante la cual ha declarado Inadmisible el recurso de casación planteado por la defensa técnica de José María Huamán y Nulo el concesorio del mencionado recurso de impugnación, con lo cual se da por agotada la vía penal judicial.

Esta decisión de adopta en el marco de la audiencia de calificación del recurso planteado por Huamán Ruiz y se determina que en el proceso que se le ha seguido no se han advertido irregularidades o violaciones a las garantías procesales y constitucionales de las partes, por lo que se declara incompetente para conocer una evaluación en vía de casación.

Con este pronunciamiento, la sentencia que condenó a José María Huamán y otras seis personas, entre ellas varios abogados, ha quedado consentida y ejecutoriada, por lo tanto se debe mantener la ejecución que ya otro Juez ha comenzado a exigir a los sentenciados y por ello se encuentran nuevamente en condición de prófugos de la justicia.

En realidad, el pronunciamiento de la Corte Suprema solo viene a confirmar las sucesivas irregularidades e infracciones a la ley en las que estaba incurriendo el sentenciado rector de la Universidad San Pedro, tanto así que se había resistido a dejar el cargo a pesar que la SUNEDU, que es el organismo rector del sistema universitario del país, le advirtió que había incurrido en causal de vacancia y desconoció su firma y autorizaciones en los documentos que emitía este claustro universitario.

Sin embargo, el sentenciado rector apelaba a todo lo que estaba a su alcance para evitar dejar el cargo y el gobierno de la Universidad, no entendía que estaba ya descalificado en razón que había sido condenado en doble instancia por haber defraudado a la propia Universidad en el juicio conocido como “asesorías fantasmas”.

Muchos le enrostraron el hecho que habiendo siendo condenado por desfalcar las arcas de la Universidad, no podía seguir al frente de la misma en la medida que era la parte agraviada en el delito que había cometido.

Por ello fue exhortado por la SUNEDU  a dejar el cargo, empujó a los miembros de la asamblea universitaria a desacatar el mandato de la máxima autoridad del sistema universitario en el país y contrató los costosos servicios del ex congresista Omar Chehade para que lo defienda ante el pedido de revocatoria de la condicionalidad de la pena que estaba solicitando el Ministerio Público por no haber cumplido con las normas conductas impuestas en la sentencia condenatoria.

Tampoco esta alternativa le dio resultados, por el contrario, el Juez John Pillaca le dio un primer golpe directo al ensamblaje de su impunidad y dispuso que se haga efectiva la pena que se le ha impuesto, lo que lo llevó nuevamente a tener que lanzarse a la clandestinidad, ocultarse y evadir a la Policía y evitar que lo encierren en el penal de Cambio Puente, es decir, el mismo escenario que le tocó vivir entre mayo y julio de este año cuando lo condenaron inicialmente a una pena efectiva.

Y es que José María Huamán no solo no tenía la intención de dejar el cargo como lo demandaba la SUNEDU sino que estaba sentando las bases de un nuevo proceso eleccionario en la Universidad San Pedro y se sabía que pretendía ser nuevamente releecto en el cargo, es decir, estaba trabajando seriamente una re-reelección que le permita seguir usufructuando los beneficios de la entidad que era la agraviada del delito por el cual había sido condenado.

La convocatoria de las elecciones y la elección del comité electoral eran las primeras expresiones de la nueva estrategia legal que estaba plasmando Huamán Ruiz para seguir aferrado al cargo de Rector, algo que era absurdo y trivial pero que en la realidad se estaba concretando en la medida que nunca dio muestras de querer retirarse del cargo ni siquiera por una consideración ética o de estima personal.

Y es que si se tiene en cuenta que la reelección de Huamán hace ya dos años atrás se concretó en el marco de un proceso descaradamente irregular, con trampas no solo en el desarrollo de los comicios internos sino, fundamentalmente, en la regularización de una inscripción registral a todas luces ilícita, que fue un himno al contubernio y la componenda entre un rector y un registrador que han terminado por ese caso sentados en el banquillo de los acusados y expuestos, estamos convencidos, a una próxima sentencia condenatoria que establecerá la dolosa forma como se concretó ese caso.

Por ello es que a estas alturas a nadie debe extrañar que la Corte Suprema haya terminado de una buena vez con las osadías de una administración universitaria que le sacó la vuelta a la ley así como a los mandatos judiciales como la gana se les dio, en la medida que se sentían amparados y protegidos por la influencia de un funcionario del más alto nivel en la Corte Suprema al cual se le remuneraba con 6 mil soles mensuales por asesorías que nadie advirtió de que se trataban.

Con la decisión de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, el caso de José María Huamán ha quedado cerrado, un previsible final con el que no solo ha quedado fuera de la Universidad sino que se ha ganado una requisitoria que lo mantendrá un tiempo en la clandestinidad y con el riesgo que lo capturen y lo trasladen a Cambio Puente.

Ello porque la casación obligará a las autoridades universitarias a reconocer la vacancia del rector y emprender una nueva etapa en la Universidad San Pedro, pero una en la que no solo se elimine a la figura de Huamán Ruiz, sino de todos aquellos que representan el continuismo, quienes los escudaron en muchas de sus artimañas y que se prestaron a los manejos turbios por muchos años.

Hacen bien los estudiantes y egresados en demandar la nulidad de las elecciones convocadas por Huamán y que se instale un proceso transitorio en el que se declare rector (e) al docente principal más antiguo quien deberá convocar a un inmediato proceso eleccionario para enrumbar a la entidad universitario, es lo más comveniente.