Editorial

MERECIDA CONDENA

“Una pastillita no mata a nadie”. Este fue el descarado y atrevido comentario que hizo a los periodistas Eusebia Giraldo Zuñiga (a) “Sheva” la mujer que se dedica al meretricio clandestino y que provocó la muerte del Juez laboral José Guerra Lu en el interior de una habitación de un hostal de la ciudad.

La susodicha era trasladada a la Carceleta Judicial luego de escuchar la sentencia que la condena a 25 años de cárcel tras declararse confesa de haber agregado una pastilla de clonazepam a la bebida que tomaba el magistrado con el objetivo, según lo ha admitido, de robarle sus pertenencias, empero, este falleció a causa de la intoxicación.

De esta manera concluye un penoso capitulo que le tocó vivir a la ciudad a fines del pasado mes de octubre, cuando se informó que, sorpresivamente, se encontró sin vida a un juez en el interior de una habitación de un hostal del jirón Alfonso Ugarte, sin que exista alguna evidencia que permita colegir que estaba enfermo o que cuente con un peligroso cuadro clínico que lo lleve a la muerte.

Esto llevó a sus colegas y al titular de la Corte Superior del Santa a demandar una exhaustiva investigación y se determinen las verdaderas causas de esta dolorosa muerte y quienes están implicados, pues estimaban que ella podría estar relacionada con la labor que realiza como magistrado.

La primera impresión que se llevaron muchos es que el magistrado había padecido de un infarto cardíaco o que habría sido víctima de algún cuadro depresivo, empero, las primeras declaraciones de los empleados del hostal descartaban ello pues afirmaban que el occiso había ingresado en compañía de una fémina que se había retirado de manera subrepticia y por ello es que hallaron el cuerpo solo después de casi 10 horas desde que ingresó.

Lamentablemente la carencia de cámaras internas de seguridad en el establecimiento llevaron a los investigadores a solicitar imágenes de las cámaras exteriores que tienen algunos establecimientos cercanos y en ella se pudo ver que, efectivamente, el Juez ingresa con una fémina y que esta sale minutos después, lo que fortaleció la hipótesis de un hombre pepeado por una meretriz que utilizó una dosis muy fuerte.

Las huellas dactilares que se recogieron en la habitación, especialmente en la lata de cerveza que estaba en la habitación y las imágenes que se recogieron de las cámaras de seguridad de otros establecimientos permitieron identificar a la mujer y capturarla para que brinde su manifestación, la misma que finalmente reconoció su presencia y la modalidad del “pepeo” que había utilizado.

Finalmente este caso no había distinto a los muchos que se registran en nuestra ciudad cuando los parroquianos terminan una noche de copas y quieren seguir divirtiéndose pero caen en manos de mujerzuelas que han hecho del dopaje una peligrosa herramienta de su actividad delictiva.

Estas meretrices, muchas de las cuales están coludidas con delincuentes disfrazados de taxistas, apelan a medicamentos que se utilizan para dormir y no miden el peligro que ello representa cuando se le suministra a alguien que puede arrastrar un cuadro clínico o que inadvertidamente toman una peligrosa mezcla que representa, por ejemplo, la combinación de licor con un medicamento.

Estas clase de delincuentes han merecido hace ya mucho tiempo la sanción drástica que reclama la ley pues no es la primera vez que provocan la muerte de una persona, por el contrario, ya son muchos los casos que se han registrado en nuestra ciudad, claro, que el más llamativo y que ha generado mayor conmoción es el que ha protagonizado esta delincuente conocida como “Sheva” quien le ha quitado la vida a un joven magistrado que estaba emprendiendo una carrera expectante en la magistratura del Santa.

Al margen de las razones por las cuales se podría explicar que un magistrado aparezca en una habitación de un hostal con una meretriz de la calle, lo que la justicia ha calificado en este caso es la forma como se expone la vida de una persona de la manera más temeraria e insensata como lo hacen estas mujerzuelas, algo que en este medio de comunicación veníamos reclamando desde hace mucho tiempo.

De allí que hay que valorar la sentencia condenatoria que ha expedido la Juez del Cuarto Juzgado Unipersonal de nuestra ciudad en razón que, asesorada por abogados muy avisados, la condenada decidió acogerse al principio de Terminación Anticipada con la finalidad de beneficiarse con una pena más indulgente a la que establecen las leyes.

Sin embargo, este escenario procesal determina que quien es pasible de una acusación fiscal admite sus culpas y se somete a las pretensiones del Ministerio Público a cambio de un tratamiento más indulgente, existe de por medio un acuerdo que luego es valorado por el Juez a cargo del caso.

Empero, en el caso de “Sheva” se vio precisada a admitir sus culpas cuando ya existían todas las pruebas que la inculpaban, no solo los testimonios y el reconocimiento que hicieron los trabajadores del hostal, no solo las imágenes de las cámaras  de seguridad que la registran en el momento que ingresa con el occiso y sale huyendo de manera subrepticia, sino que sus huellas dactilares aparecen en la bebida y en otras partes de la habitación del hostal.

De todas maneras, a pesar de las evidencias y teniéndose en cuenta que fue sometida a un proceso inmediato, es decir, aquellos que corresponden a los casos de flagrancia de delitos, la justicia admitió el pedido de la mujer y consideró que la pena de cadena perpetua que corresponde a quien mata con móvil de lucro, debería rebajarse a los 25 años que finalmente se ha impuesto.

La ignorancia de la ley por parte de la mujer seguramente la sorprendió, esperaba mucho menos, empero, no se puede aspirar a menos cuando se actúa con espantosa frialdad, cuando se expone a sabiendas la salud de las personas al agregar a una bebida alcohólica una pastilla que resulta siendo una combinación mortal. Que sirva esta merecida condena como un importante precedente para que los magistrados comiencen a sancionar a estas mujerzuelas con esa misma drasticidad, que entiendan que esa maniobra dolosa del “pepeo” es un hecho sumamente grave y que les costará toda una vida en la cárcel.