Editorial

EDITORIAL :: SAN PEDRITO Y EL PAPA ::

El último domingo el Papa Francisco ha concluido una exitosa visita de tres días a nuestro país y ha dejado en una inmensa masa de fieles un mensaje de amor y esperanza, una palabra bien dicha y mejor encuadrada frente a un país en crisis y que ansiaba escuchar a su gran pastor, aquel que nos infunde el amor y la verdadera reconciliación.

Tal como Su Santidad lo ha expresado y reconocido, el Perú le ha reservado una gran bienvenida y lo ha escuchado pacientemente durante los viajes que realizó, primero a Puerto Maldonado, luego a Trujillo y finalmente en la misa multitudinaria en Lima, en donde pudo percibir el calor del fervor católico de nuestro país.

Esta debe haber sido la mejor satisfacción del Papa Jorge Mario Bergoglio, el bonachón Cardenal argentino que con su sola presencia irradia simpatía y devoción, que es un estudioso que ha desarrollado encíclicas en las que ha plasmado la palabra de la Iglesia y la interpretación a temas de candente interés, en los cuales ha resaltado los valores que cultiva la Iglesia y que ha destacado por encima de todas las cosas.

Así como muchos peruanos, los chimbotanos no podían dejar de estar presentes en su visita y la mayoría se desplazó a Trujillo, la ciudad más cercana a la nuestra de las visitadas por el sumo pontífice, allí recalaron miles de personas en la Misa de la enorme explanada acondicionada sobre el hermoso y extenso balneario de Huanchaco.

La imagen lúcida e inmaculada del Papa se confundía con su ondeante alba nítida y extremadamente clara, imponente por su gran tamaño que sobresalía sobre cualquier otro acompañante y que iluminaba aún más el Papamóvil desde el cual lanzaba sus bendiciones a quienes se apostaron a lo largo en su trayecto ansiosos de poder verlo y saludarlo.

Así pudo llegar hasta el hermoso estrado que se había levantado en el frontis del Balneario de Huanchaco y desde allí recibió el bullente saludo de miles de fieles que no solo eran de la localidad, por el contrario, premunidos de polos de diversos colores y con las inscripciones de cada provincia y ciudad de las cual procedían, esperaron por muchas horas para compartir la homilía de su santidad.

Y esa espera no fue en vano, por el contrario, la sabia palabra del sumo pontífice para adecuar la lectura de la liturgia escogida para la fecha, aquella que hemos escuchado en nuestras parroquias y relacionados con las mujeres invitadas a las bodas de canaan, en donde existían dos grupos de esposas, las prevenidas y las descuidadas, fue cuidadosamente aplicada por el Papa a la realidad y el padecimiento de los pueblos del norte del país.

Nos dijo el Papa que así como a aquellas mujeres descuidadas que no tenían el aceite suficiente para iluminar las lámparas que les permita atender a sus esposos no ingresaron al reino de Dios, pero aquellas que esposas que si tuvieron el cuidado para atender a sus maridos, a los pobladores del norte del país les sobró “ese aceite de la solidaridad” para poder hacer frente a las desgracias de la naturaleza.

“Ustedes han entendido que solo la unidad era capaz de sacar adelante a sus pueblos y lo hicieron encontrando de esa manera el camino para el bien común”, dijo el Papa recordando los difíciles momentos que nos tocó vivir a los pueblos del Norte ante los desastres del Niño Costero y señalando cual era el principal derrotero que había que adelantar para seguir en ese mismo camino de la salvación.

En esta eucaristía el sumo pontífice comenzó saludando a las imágenes que lo acompañaban en la explanada y que representaba a los fieles llegados de diversos puntos del país, entre las cuales se hallaba la imagen de San Pedrito Pescador, patrón de los pescadores y representante de la población de Chimbote, cuando lo mencionó los Chimbotanos estallaron en aplausos y gritos de orgullo y felicidad, incluso, este fervor se sumó cuando se mencionó también a las reliquias de los mártires de la fe, los frailes de Pariacoto y el sacerdote de Santa que fueron beatificados el año pasado y que son mencionados bajo la identificación de nuestra ciudad.

La presencia de la imagen de San Pedrito y de las reliquias de los Mártires de la fe se consolidó en el marco de los que se ha conocido como la “Cumbre de Imágenes Católicas sagradas” que tuvo lugar en la ciudad de Trujillo con ocasión de la visita de Su Santidad Francisco, fueron cuarenta imágenes que llegaron de todas las ciudades del norte del país y que sorprendieron a propios y extraños, permitieron que muchos devotos tengan la oportunidad de adorar allí mismo a sus preferidas.

Por ejemplo, tras la Misa Papal, la Cruz de Motupe fue llevada hasta el escenario principal y allí fue adorada por miles de personas que se acercaron a venerar al santo madero que ha podido superar serias situaciones, como aquella destrucción que hicieron discípulos de satanás que la robaron de su cueva para llevarse las reliquias de oro y plata con las cuales estaba adornada y para impedir que las autoridades los encuentren cortaron en pedazos el santo madero.

Afortunadamente, los files pudieron reconstruir la cruz y retornarla a su cueva en donde sigue siendo venerada por miles de fieles, inclusive, para poder llevarla a Trujillo acondicionaron un vehículo en el cual la colocaron para que pueda viajar sin inconvenientes por espacio de cientos de kilómetros

Los chimbotanos quedamos satisfechos al encontrarse entre todas estas imágenes a la sagrada anda con la efigie de nuestro Santo Patrón, quien llegó como muchos a compartir la visita del sumo pontífice y recibir la bendición del máximo representante de la Iglesia en el Mundo, una fecha imborrable para muchos de los que tuvimos la oportunidad de compartir esta hermosa experiencia.

Confiamos que el país haya podido escuchar la palabra del sumo pontífice, ha rechazado toda forma de violencia, especialmente la que tiene que ver con el feminicidio, ha repudiado la inmisericorde contaminación que afecta a las comunidades nativas, ha condenado la corrupción, ha destacado la necesidad de relievar la unidad y la solidaridad entre los peruanos como herramienta de desarrollo, ha saludado el enorme fervor católico en nuestro país y por ello ha dicho que se lleva al Perú en su corazón. Gracias Papa Francisco por la bondad y el cariño que has traído a nuestro país, fueron tres días inolvidables, como imperecedero será el encuentro de San pedrito y el Papa en Trujillo.