Editorial

PROYECTO POSTERGADO

La vida de los hombres representa un ciclo que sucede en el curso de los años, las etapas de la existencia que se inician en la niñez concluyen en la senilidad que es un paso al inexorable camino que les espera a todos que es la muerte.

Sin embargo, esas etapas tienen que vivirse a plenitud y tienen que enfrentarse con los cuidados que ellas implican, así como a los niños hay que cuidarlos y protegerlos, darles una adecuada alimentación y salud así como al adolescente hay que controlarlo para que no sea empujado a los vicios de la calle, a un adulto mayor hay que atenderlo y no olvidarlo.

La última etapa de la vida se convierte tan complicada como la primera de la niñez, el hombre y la mujer cargados de años pierden las fuerzas y el vigor que tenía en su plenitud para hacer las cosas, para trabajar, para divertirse, entonces, tiene que pensar como es que atraviesa esos últimos años en los que la experiencia misma le dice que puede hacerlo con la misma alegría y esperanza de un joven.

Empero, existen casos en los que eso tampoco es posible, cuando las enfermedades afloran y atacan un organismo debilitado, cuando la senilidad se traga la memoria y los recuerdos de los años vividos, cuando el hombre cargado de años ya no es capaz de atenderse a sí mismo y necesitan de alguien a su lado.

Es allí en donde la familia asume un rol preponderante, cuando los hijos y los familiares deben cumplir el rol tuitivo que les compete, empero, infortunadamente no todos lo hacen, hay de todo en la viña del señor, no solo aquellos malos hijos que abandonan a sus padres o abuelos, que se niegan a reconocer que tienen que asistirlo y los dejan a su suerte, sino aquellos que llegan al extremo de ejercer violencia sobre ellos a sabiendas que ya no está en capacidad de responder.

Por ello es que la realidad nos muestra a ancianitos que pululan por las calles pidiendo limosna, gente menesterosa cargada en años que divaga por las calles porque no tienen una familia que se haga responsable de ellos, y, cuando ello sucede es el Estado y la autoridad la que debe remplazar de alguna manera ese rol, no debe permitir que estos “jóvenes del ayer” sigan dando lastima en las calles, se debe de entender que tienen derechos inalienables como tener una vejez edificante.

En este escenario es que hace ya siete años atrás se presentó ante el pleno de la comuna provincial del Santa un proyecto para la implementación de un asilo de ancianos en nuestra ciudad, un establecimiento que se encuentre en capacidad de recibir a estos viejitos que la vida les ha pagado mal, que por diversas razones han sido desamparados por sus propios hijos o familiares, que no tienen si quiera donde pasar una noche.

En nuestra jurisdicción no existe una casa de reposo de estas características, solo en la vecina provincia de Casma existe el Asilo “San José” en donde son enviados los ancianitos que carecen de apoyo absoluto y que se sostiene con el aporte voluntario de muchas entidades que remplazan esa carencia que existe a nivel de estado y autoridad.

Por ello es común ver en las calles de Chimbote a gente menesterosa cargada en años y desvalida en las calles, que viven de las limosnas y de la acción altruista de gente que se compadece de ellos, empero, se requiere de un lugar aparente, que se encuentre atendido por profesionales y en los cuales exista todo lo necesario para las terapias y tratamiento de las personas de la tercera edad.

Los Municipios han implementado las Demunas para atender los problemas de los niños y adolescentes, existe una Casa Refugio para la mujer, que atiende a las mujeres que son víctimas de violencia y agresiones, pero no ha cuidado en implementar una casa de reposo para los ancianos y desvalidos.

La alcaldesa ha señalado que uno de los problemas para atender el proyecto del regidor Carlos Lynch es la cuestión presupuestal, no hay dinero para poder emprender un proyecto de estas características, empero, muchos estiman que lo que hace falta es voluntad y decisión para hacerlo.

La Municipalidad no necesita necesariamente un presupuesto para implementar un asilo, puede apelar a los convenios con instituciones que están en condiciones de prestar una atención a estos viejitos pero que carecen de la infraestructura adecuada, algo que si puede aportar una Municipalidad. Lo cierto es que algo se tiene que hacer por los ancianos desvalidos y abandonados, no podemos seguir viéndolos enfermos o hambrientos por las calles, hay que proporcionarles, por lo menos, un final digno y respetable.

DELINCUENCIA INCONTENIBLE

Un respetado docente que viajaba de la vecina provincia de Sihuas hacia Chimbote fue alevosamente asesinado por un grupo de delincuentes que había detenido el ómnibus con la finalidad de asaltar a los pasajeros.

El hecho se registró en la carretera de penetración Santa – Chuquicara, a pocos kilómetros de su destino, allí los delincuentes habían colocado troncos y piedras sobre la carretera con la finalidad de detener al ómnibus de la empresa “Andino” que se desplazaba llevando a 36 pasajeros con destino a Chimbote.

El chofer se vio obligado a detener la unidad y abrir las puertas a los hampones que se encontraban armados y efectuaron disparos para disuadir a sus víctimas, consiguiendo despojar a los pasajeros de sus objetos de valor y llevarse equipaje de mano.

Cuando los maleantes ya se retiraban y terminaban de exigir que los pasajeros que entreguen lo que llevaban entre sus prendas, uno de los delincuentes pensó que el profesor Licar Quezada Lozano era un Policía que trataba de extraer un arma cuando lo que hacía era seguir sus órdenes un entregar su dinero.

El maleante le descerrajó dos tiros en el tórax asesinándolo de manera instantánea. No cabe duda que la delincuencia no se detiene ante nada, empero, lo más preocupante es que, como este ómnibus, existen muchísimos otros que están expuestos al accionar de los delincuentes por la falta de estacionamiento táctico de los patrulleros. La carencia absoluta de seguridad en las carreteras nos deja este doloroso saldo. La Policía debe dejar de levantar cadáveres y asumir una política de custodia de alguna manera en las pistas.