Editorial

EN EL LUGAR EQUIVOCADO

El último jueves se celebró el “Día Internacional de la Mujer” y con este motivo se realizaron una serie de actividades en las cuales, por encima de todo, se buscó que levantar la voz frente a los actos de violencia y agresiones que sufren las denominadas personas del sexo débil pese a los múltiples esfuerzos que se hacen en materia legislativa e institucional.

Y es que basta echar una mirada a los archivos de los medios de comunicación de las últimas semanas para advertir que el porcentaje de casos de violencia contra la mujer se ha incrementado en niveles impresionantes, deja la sensación que este segmento se le ha escapado de las manos a las autoridades y que la actitud intolerable de muchos hombres ya deja mucho que desear.

Justamente, una de las victima ha sido Brigitte Huiza Vásquez, una joven chimbotana que ha sido cruelmente asesinada en la localidad de Trujillo nada menos que por su conviviente, un delincuente al que tuvo la desdicha de conocer en Argentina, país al cual había viajado en busca de nuevos horizontes.

Lo cierto es que los restos de la joven fueron hallados la semana antepasada en un desolado paraje de la Playa “Los Brujos” en la provincia de Ascope, cerca de Trujillo, tres meses después de haberse denunciado su desaparición. Los restos de la mujer se hallaban seccionados y pese a su avanzado estado de descomposición se pudo apreciar el salvajismo que no ocultaron sus asesinos.

La historia se remonta a algunos años atrás, cuando la occisa conoce a quien fuera su pareja en Argentina, Richard Calderón Ruiz (a) “Gemelo”, con quien procrea a una hija que a la fecha tiene cinco años de edad, sin embargo, en medio de una relación dominada por los golpes y la violencia, el sujeto se ve precisado a retornar al país por un problema de documentos y ante la amenaza que fuera detenido por Migraciones.

Unos meses después Brigitte Huiza también regresa al país, pero lejos de quedarse con sus familiares en Chimbote, decide ir tras el sujeto que vivía en La Esperanza, una peligrosa colectividad en la ciudad de Trujillo en donde, al parecer, encontró a su conviviente con otra pareja y allí comenzaron los problemas.

La Policía pudo dar con su cadáver luego de haber detenido a uno de los sujetos que ayudó a Calderón a enterrar el cuerpo en la Playa y desde allí pudo desmantelar el manto de misterio que se cernía en esta triste historia cargada de violencia y que incrementa las cifras de feminicidio en el país.

El asesino ha sido identificado por la Policía como miembro de la gavilla “Los gemelos sádicos de La Esperanza”  y expone que se trata de sujetos sumamente avezados, razón por la cual la fiscalía solicitó inicialmente la detención preliminar de todos ellos, empero, luego que Richard Calderón se declarara confeso del crimen fueron liberados y solo quedó en prisión el victimario.

Lamentablemente, la suerte de la joven chimbotana quedó sellada cuando decide viajar a Trujillo detrás del padre de su hija, a sabiendas del carácter violento que tiene y que el lugar a donde se dirigía era una zona dominada por la delincuencia.

No advirtió la occisa que se estaba metiendo en “la boca del lobo”, había decidido ir tras los pasos de un maleante cuando lo más sensato era dejar atrás la historia de un amor confuso que había experimentado en Argentina y comenzar una nueva vida, alejada de la gente de mal vivir aun cuando se trate el padre de su hija. 

Las consecuencia de ello la padecen hoy sus familiares, su madre que ya no la tiene a su lado y quienes viven la aciaga experiencia de tener un miembro de la familia que es arrancado por la delincuencia. No cabe duda que Brigitte Huiza estuvo en el lugar equivocado, llegó a un lugar en donde no solo se ensañaron con ella sino, que nadie la quería, solo representaba un estorbo para ellos y en la medida que es gente delincuente que no tiene valores, no vacilaron en asesinarla y descuartizar sus restos con el evidente objetivo de desaparecerla. Esperemos que la justicia aplique la cadena perpetua para el asesino, esa sanción queda corta para la brutalidad como ha actuado ante una mujer que solo creyó que en su palabra.

DURMIENDO CON EL ENEMIGO

El obispo de la ciudad ha reaccionado con indignación luego de haberse denunciado el asalto y robo que sufriera una empleada del Vivero Forestal, a quien siguieron y despojaron de poco más de 18 mil soles que era el producto de la recaudación del fin de semana y quien se dirigía a la Diócesis de Chimbote para depositar el dinero.

El Monseñor Ángel Francisco Simón Piorno ha llegado a la misma conclusión a la que todos hemos arribado, es decir, a la evidente sospecha que los cómplices de este latrocinio se encuentran en el mismo centro recreacional, se trata de gente que trabaja en el Vivero Forestal y que no tuvieron miramientos en proporcionar información a los maleantes sobre la salida y el envío del dinero a la Diócesis.

Ello es evidente si se tiene en cuenta que la empleada del Vivero salió a una determinada hora llevando la recaudación en una bolsa y se subió a una unidad de transporte público para dirigirse al centro de la ciudad, vehículo que fue interceptado varias cuadras más adelante por dos sujetos que se desplazaban en una motocicleta, quienes amenazando con arma de fuego al chofer tuvieron el tiempo necesario para arrancarle el bolso a la empleada para llevarse el dinero.

Nadie más que los empleados conocían de este movimiento, no creemos que los “marcas” que perpetraron este asalto hayan estado observando los movimientos de los empleados, por el contrario, nadie que se encuentre fuera del Vivero podría conocer en qué momentos se hacia el conteo y como se llevaba el dinero, solo lo saben quiénes han estado presentes en el mismo lugar de los hechos.

Después de este latrocinio no se ha conocido algún resultado de la pesquisa por parte de la Policía, empero, lo que compete a la Diócesis es asumir los correctivos necesarios para evitar estos perniciosos asaltos, comenzando por utilizar a empresas de transporte de valores para el traslado del dinero e identificar a quienes se prestaron a la cochinada y proporcionaron información a la delincuencia. Esto último es imperativo en la medida que es más que evidente que en el Vivero Forestal están durmiendo con el enemigo.