Editorial

EDITORIAL ::ARREBATOS DELICTIVOS::

La semana pasada las informaciones policiales mostraron el rostro horriblemente cortado de una joven mujer que había denunciado que fue víctima de un delincuencial ataque por parte de otra mujer en el interior de una Discoteca, sufriendo lesiones que son consideradas como graves en la medida que importan una figura típica de desfiguración.

Y es que las imágenes fueron chocantes en la medida que el cuidado rostro de la joven aparecía con cortes profundos y restos de sangre tanto en la frente como debajo de los ojos, poniendo en evidencia que ha existido un descomunal ensañamiento por parte de la agresora y no puede quedar impune.

Las informaciones policiales dieron cuenta de un serio incidente ocurrido en el interior de la Discoteca “Ourem”, ubicada en las primeras cuadras de la avenida pacífico, en una de las denominadas zonas rojas del distrito sureño, en donde la joven de 20 años de nacionalidad ecuatoriana Yuriko Murillo Zambrano fue salvajemente agredida por Carolina Daiwa García.

La misma agraviada reveló unos días después que la agresión obedeció a un ataque de xenofobia, pues ella se encontraba departiendo con otras amigas en la discoteca y cuando se dirigió al baño fue atacada por la agresora que, aparentemente, se encontraba en estado de ebriedad, quien le arrojó un vaso del licor que estaba ingiriendo sobre el rostro.

La joven agredida dijo que mientras le propinaban los cortes en el rostro la agresora gritaba contra las extranjeras señalando que solo habían llegado al Perú para quitarles el trabajo a las nacionales, lo cual considera que no es cierto.

Señaló que aparentemente la mujer la confundió con alguna venezolana que en los últimos meses han llegado de manera masiva al país y también a Chimbote, mientras que ella lleva mas de un año y medio residiendo en nuestra ciudad y hasta la fecha no había encontrado semejante discriminación por parte de otra mujer.

Sin embargo, a pesar de las graves lesiones que se han mostrado a través de imágenes y fotografías que han difundido los medios de comunicación, la agresora Carolina Daiwa García no se encuentra detenida, solo fue intervenida y permaneció las 48 horas de detención que utiliza la Fiscalía y la Policía para investigar.

Lo extraño es que el representante del Ministerio Público haya resuelto solo citar a la agresora a pesar que las lesiones que ha provocado son, ciertamente, graves y configuran lo que la ley califica como desfiguración de rostro.

A la agraviada le han aplicado 43 puntos de sutura en varios cortes que ha sufrido especialmente en la frente y la mejilla, esas lesiones dejarán huellas indelebles y seguramente se podrán retirar siempre y cuando se sometan a procesos quirúrgicos de cirugía plástica cuyos costos son elevadísimos.

Nos imaginamos que el Fiscal ha dispuesto la liberación de la agresora porque el reconocimiento médico legal señala una imposibilidad para el trabajo y descanso médico de pocos días, es una variable que se utiliza para calificar actos que por otra naturaleza no pueden calificarse como graves.

Sin embargo, la misma jurisprudencia ha señalado que cuando se trata de desfiguración de rostro, aun cuando el certificado médico indique lesiones propias de una figura leve, se consideran como lesiones graves por el lugar donde se han provocado y deben sancionarse de acuerdo a las penas que se establecen para este delito.

Apenas unos días después de la agresión se pudieron ver los efectos de estas lesiones graves, pues cuando la agredida concedió una entrevista a los periodistas que la buscaron, trataba por todos los medios de ocultar su rostro por la vergüenza que le genera un hecho de esta naturaleza.

El solo hecho de tener estas marcas lleva a la persona a tener que dejar su trabajo y esto es lo que no ha valorado el Fiscal, al margen que un ataque con un vaso de vidrio importa una agresión feroz en la medida que el agente es consciente que puede ocasionar serias lesiones por el instrumento que está utilizando.

De allí que ha fallado clamorosamente el Fiscal al disponer la liberación de una mujer que ha actuado con ferocidad y alevosía, que no ha tenido reparos en exponer la salud y la integridad física de la agraviada y siendo consciente que el trabajo que ambas realizan se califica en función a la belleza que les ha otorgado la naturaleza.

Esto es más grave aún si se afirma que detrás de esta agresión existen antecedentes xenofóbicos, de ser así estaríamos ante arrebatos delictivos que no pueden pasarse por alto y que deben castigarse con todo el peso de la ley. La agraviada tiene motivos para decepcionarse de la justicia y hasta del país al que eligió para vivir y trabajar, esperamos que haya una revisión y se dicten los apremios que realmente corresponden.

Importantes logros

La Municipalidad Provincial del Santa y la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote han presentado la semana pasada modernos vehículos que han sido adquiridos por diferentes vías pero que pasan a engrosar sus respectivas flotas que les permitirán mejorar los servicios que prestan a sus respectivas comodidades.

En el caso de la comuna provincial ha adquirido cinco camionetas debidamente acondicionadas con equipos para el patrullaje de las calles, por lo que de esta manera refuerza un servicio que se ha destacado en los últimos años por la efectividad en el servicio y asistencia de los vecinos, por lo que cabe destacar esta nueva compra.

La Municipalidad Distrital, por su parte, ha recibido cuatro carros compactadores, tres vehículos de carga y un volquete como parte del convenio que ha firmado con la corporación japonesa JICA para apuntalar el servicio de limpieza pública.

Estas unidades complementarán el Relleno Sanitario, un proyecto que aun está a la espera del terreno que debe transferir el gobierno regional en la zona de La Carbonera, pues allí funcionará una planta de residuos sólidos y equipos que permitirán tratar los restos de basura que eliminan a diario los neochimbotanos. Suerte a los alcaldes que han conseguido estas adquisiciones, estamos convencidos que los vecinos reconocen este esfuerzo.