Editorial

PRINCIPIO DE AUTORIDAD

El Jefe de la División Policial, el Fiscal de turno y la representante de la Defensoría del Pueblo, respondieron al llamado de la Presidenta de la Asociación de comerciantes del mercado Dos de Mayo y acudieron a este lugar para instalar a la empresa de seguridad que ha contratado la Junta Directiva para poner coto a los múltiples robos y abusos que se venían cometiendo en este centro de abastos.

Las máximas autoridades de la ciudad recorrieron el mercado y verificaron que en las garitas de seguridad se instalen los agentes de la empresa que ha sido contratada por la Junta Directiva, cuidando que no existan vestigios de los antecesores que, hasta entonces, se resistían a salir de este lugar.

De esta manera concluyó el enojoso capítulo que le tocó vivir a los comerciantes cuando la empresa de seguridad que estaba a cargo de la “vigilancia” de este centro de abastos no solo se negaba a dejar este Mercado, sino que había arremetido con violencia y amenazas contra los nuevos vigilantes y contra los directivos, resistiéndose a dejar los puestos y pretendiendo gobernar en un lugar en donde nadie los deseaba.

Esto lo había denunciado con antelación la Presidenta de la Asociación, Lidia Paredes Gómez, quien había llegado reiteradamente a la Comisaría del 21 de abril, así como a la Jefatura de la División Policial ante el accionar matonesco y delictivo de un sujeto al que identificó como Luis Cueva Jiménez, quien estaba al frente de una empresa de seguridad a la cual se había cesado en sus funciones.

A decir de la dirigente, el individuo junto a familiares y otros secuaces la emprendieron contra los nuevos vigilantes y contra los propios dirigentes desconociendo el cese de su empresa y la contratación de otra, por lo que amenazaban a cuanto trataba de acercarse a las garitas de seguridad, lo que representaba una actitud intolerante que solo podría resolverse con la presencia de la autoridad.

La dirigente explicó que optaron por retirar a la empresa de Cueva Jiménez en la medida que los rojbos se suscitaban de manera constante a pesar que se le pagaba a la empresa, precisamente, para que impida que se cometan latrocinios, sin embargo, los vigilantes de dicha empresa no garantizaban nada a los comerciantes.

Explicó que se han registrado robos a toda hora del día, inclusive, en las noches cuando se supone que son los vigilantes los que tienen el gobierno del establecimiento y nadie puede ingresar a las instalaciones, empero, los robos se sucedían y no dejaban mayores pistas de la manera como ingresaron los maleantes.

De allí que es lógico que cuando una persona recibe un servicio deficiente, cuando un trabajo realizado por terceros no cumple las expectativas del usuario, entonces lo que procede es a cambiarlos por otros que hagan un mejor servicio.

Empero, esto no lo quiso entender Luis Cueva Jiménez y obligó a las autoridades en pleno a llegar hasta el mismo centro de abastos para retirarlo, empero, aparentemente alguien le avisó de la intervención policial y prefirió fugar del lugar antes que lo puedan llevar a los calabozos por su absurda rebeldía.

Aun cuando pueda tratarse un tema recurrente o que muchos piensen que esto responde a un lío interno entre la presidenta de la asociación de comerciantes y el empresario responsable de la ex empresa de vigilancia, en realidad es un tema delicado en la medida que la vigilancia de los mercados es un segmento sumamente deseado por las empresas del rubro, no solo porque vigilan un predio de miles de metros cuadrados y responden por el almacenamiento de miles de toneladas de productos sino que disputan una recaudación que resulta sumamente importante en este lugar.

En efecto, debido a sus dimensiones el Mercado Dos de Mayo cuenta con más de cuatro mil comerciantes y el aporte diario que ellos puedan entregar para velar por la seguridad de sus bienes resulta siendo una suma atractiva que deriva en manejos interesados y hasta en componendas que pueden resultar peligrosas.

Por ello es que en este tema se involucran segmentos lumpenescos en la medida que suelen cobrar “cupos” a los comerciantes y pretenden imponerse a las mismas dirigencias y empresas que trabajan por la seguridad de este centro de abastos.

 No se puede soslayar que el primer presidente que tuvo este mercado, el recordado Omar Castro Zurita, fue asesinado por la disputa de la vigilancia, allí no solo recalaron los elementos menos indicados para esa labor sino que se infiltraron hampones que suelen dirimir las diferencias con quienes se ponen en su camino a través de sicarios.

Algo de ello sucede con el primer dirigente cuya muerte, si la memoria no nos traiciona, ha quedado impune, no se pudo llegar a saber a ciencia cierta quienes ordenaron su muerte, si fueron otros comerciantes que deseaban tomar las riendas del centro de abastos o los maleantes que trataban de manejar la seguridad a través del pago de cupos y extorsiones que el extinto dirigente trató de alejar a su manera.

Justamente, para que las cosas no deriven en hechos virulentos, la Presidenta del Mercado Dos de Mayo recurrió en esta oportunidad a la Policía y el Ministerio Público, denuncia con las pruebas y evidencias del caso a los sujetos que la amenazaban y que echaban a los miembros de la nueva empresa de seguridad, pretendiendo imponer una suerte de régimen anárquico en dicho centro de abastos.

La Policía Nacional y la Fiscalía son los entes máximos que deben velar por  nuestra seguridad, son los organismos llamados a poner orden y velar por la vida e integridad de las personas, por ello es que el Jefe de la división Policial y el magistrado de turno han procedido como corresponde, han respondido al llamado de la dirigente y llegaron, personalmente, al mismísimo centro de abastos con la finalidad de hacer respetar la ley, con el firme objetivo de restablecer el principio de autoridad en un escenario de riesgo por la forma como estaban actuando los ex vigilantes. Nadie puede pretender imponer sus caprichos a punta de amenazas y agresiones, quienes proceden de esta manera deben ir, irremediablemente, a la cárcel.