Editorial

UNA SALIDA OPORTUNA

Las precarias condiciones que presenta el Camal Municipal no resultan una cosa nueva, por el contrario, son problemas que se arrastran desde hace muchos años atrás y no existe hasta la fecha una sola gestión que haya sido capaz de solucionarlos e impedir que los organismos encargados de fiscalizarlos amenacen con clausurarlo.

Hace algunos años fue El SENASA, Servicio Nacional de Sanidad Agraria, una dependencia adscrita al Ministerio de Agricultura, quien le otorgó plazos para que subsane las serias deficiencias que presentaba y solo con el esfuerzo de la propia comuna es que se puso salvar la contingencia.

Sin embargo, las inspecciones y fiscalizaciones no devienen de caprichos de las autoridades locales o nacionales, sino de las permanentes quejas de los vecinos de la urbanización El Carmen, lugar donde se ubica el Camal Municipal, quienes no soportan los fuertes hedores que emanan de este lugar lo cual es consecuencia obviamente, de los restos del sacrificio de las reses y animales que allí se llevan.

Hasta hace unos años este establecimiento carecía de servicios básicos como agua corriente y alcantarillado, por lo menos se encontraba permanentemente atorado como consecuencia de la irresponsabilidad de los matarifes de arrojar todos los restos al desagüe y en la medida que el camal es una dependencia pública nadie se preocupa de mantener sus instalaciones en buen estado.

Sobre la limpieza ni qué decir, solo la presencia de un organismo de fiscalización y las advertencias y amenazas con sanciones llevaron al personal a realizar una verdadera jornada de limpieza y ordenamiento, por ello es que suelen presentarse esta clase de emplazamientos que pone en serios aprietos a la administración municipal.

Ello porque el Canal Municipal es el único centro oficial de beneficio de animales, allí se certifica la calidad de las carnes rojas que ingresan a los mercados de la localidad, solo los sellos de garantía que se aplican en este establecimiento pueden dar fe al consumidor que está accediendo a un producto que por lo menos tiene adecuada procedencia.

Sin embargo, hace unos días, el camal, fue inspeccionado por la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental del Santa y de Prevención del Delito y constataron de manera conjunta, estas deficientes condiciones que no son de ahora, sino que desde hace mucho tiempo, ha venido funcionando de esta manera, incluso, ahora carece de documentos importantes como licencia de funcionamiento, la certificación de Defensa Civil y el permiso que otorga Senasa para sacrificar las reses.    

Lo importante es que el alcalde provincial Julio Cortéz Rojas ha asumido este impase con mucha sapiencia y no ha confrontado a nadie en la medida que no existe manera cómo hacerlo, por el contrario, ha reconocido las precarias condiciones que presenta el camal y ha señalado que en la comuna hacen lo posible para sostener su funcionamiento, empero, la realidad demuestra que no pueden seguir haciéndolo.

Por ello es que ha planteado públicamente que la comuna tiene la firme intención de concesionar este establecimiento a efectos que la empresa privada se encargue no solo de mejorarlo y equiparlo debidamente, sino de adminístralo correctamente a efectos que redunde en un buen servicio a los consumidores chimbotanos.

Incluso, la idea del burgomaestre no es concesionar el viejo inmueble que tiene la Municipalidad en la urbanización El Carmen sino entregarlo en concesión a efectos que se traslade a la localidad de Cambio Puente y allí se construyan mejores y modernas instalaciones, mientras que el inmueble que quedará en el Carmen podrá ser derruido y levantarse allí un asilo para ancianos que es un requerimiento que ha cobrado mucha importancia en los últimos meses y que forma parte de los objetivos que tiene el alcalde luego de haber quedado oficialmente en el cargo.

La idea suena bastante interesante en la medida que nuestra ciudad no ganaría solo un buen establecimiento dedicado al sacrificio de las reses y la verificación de las carnes rojas que llegan al mercado, sino que contaría con un establecimiento que atienda a los hombres de la tercera edad, muchos de los cuales son virtualmente abandonados por sus familiares o no tienen la atención y el cariño que se merecen.

Cierto es que nunca llegaremos a comprender como es que un camal municipal termine en estas condiciones cuando se sabe que es un negocio muy rentable y productivo, por ejemplo, en la Capital de la república el Camal de Yerbateros ha sido objeto de una violenta disputa familiar tras la muerte de su propietario en la medida que tiene rendimientos económicos sumamente importantes, de allí que en manos del estado ni de las municipalidades no tiene el mismo efecto económico.

Esperemos que el alcalde consiga plasmar estos designios y disponga que sus funcionarios preparen el expediente, efectúen los estudios de costo-beneficio y planteen ante el pleno de la representación edil la fórmula que más conviene en este caso para que se sancione dentro del marco de ley la posibilidad de concesionar el canal Municipal.

Quienes estamos en la vereda del frente de la administración edil tampoco vemos un camino diferente que pueda sacar al Camal Municipal del estado deplorable en el que se encuentra, más aun cuando la comuna provincial no está en condiciones de poder sustentar una millonaria inversión para hacer de este establecimiento uno que resulte ideal para las autoridades sanitarias.

Lo importante es que asumiendo que se cumple ese proverbio que dice “no hay mal que por bien no venga” se avizora que el desprendimiento de la comuna del centro oficial de sacrificio de reses le podría significar que cuente con el terreno necesario para emprender allí un asilo para ancianos, un proyecto que se encuentra en la retina de autoridades y candidatos y que hasta la fecha no se puede plasmar por diversas situaciones. Si no hay otra salida para el Camal, lo mejor será concesionarlo y de esta manera permitir que esta entidad municipal quede en mejores manos.