Editorial

Editorial: :: SIN PRESIONES ::

La Ministra de Salud anunció la semana pasada que su portafolio había decidido ejecutar la obra de remodelación del hospital La Caleta en los terrenos del P.J. Dos de Mayo, razón por la cual los técnicos de su despacho se pusieron de acuerdo con los de la región para agilizar los documentos pertinentes.

Este fue el anuncio que hizo la Ministra Silvia Pessah en el marco del Muni Ejecutivo que se realizó el pasado fin de semana en nuestra ciudad y en la que se reunió al premier de la República y ministros de estados con alcaldes de la zona Costa a efectos de evaluar los proyectos de inversiones que se encuentran pendientes.

En realidad esta era la información que estaban esperando las autoridades locales y regionales para destrabar uno de los proyectos más acariciados de la población Chimbotana y que, lamentablemente, se prolonga en el curso de los años sin que exista una voluntad política de hacerlo realidad.

Y es que han pasado 11 años desde que el ex presidente regional César Álvarez Aguilar anunciara que el gobierno regional de Ancash ejecutaría la remodelación total del denominado “hospital de los pobres” y en ese momento nadie puso en tela de juicio ese anuncio en la medida que el gobierno regional comenzaba a recibir millones de soles producto del canon minero,

Inclusive, muchos deben recordar que llegó al nosocomio con una maqueta en la que, presumiblemente, sería la fachada del futuro nosocomio., empero, en verdad era solo un engañamuchachos porque hasta ese momento no existía expediente alguno, por lo tanto, se trataba solo de un gesto parea la fotografía.

Infortunadamente, en esos años se perdió la oportunidad histórica de hacer realidad el proyecto en la medida que, por entonces, había dinero, sin embargo, lo que sobraba era la ambición y la voracidad por sacar provecho a las consultorías y la elaboración de expedientes en las adjudicaciones de la buena pro, es decir, en los diezmos.

No puede soslayarse que el expediente del hospital La Caleta se adjudicó a una de las empresas ligadas al cuestionado empresario panameño Fortunato Canaan y toda esa historia conocida que llevó al anhelado proyecto del hospital La Caleta a quedar postergado luego que se denunciara que ese y otros proyectos habían sido plagiados y fueron observados por hallarse totalmente sobrevalorizados.

Debieron pasar muchos años para que un comité pro construcción del hospital retome el tema y rescate las gestiones a partir de la necesidad de ubicar un terreno para que el Ministerio de Salud pueda asumir el financiamiento y ante la buena pre disposición del Municipio Provincial del Santa de mostrarse dispuesto a comprar el terreno si era necesario porque deseaba canjearlo con la infraestructura que dejará el nosocomio en el sector de La Caleta.

Los años pasaron y finalmente, con el concurso de varias entidades se ubicó por fin los terrenos en el P.J. Dos de Mayo, ellos fueron sometidos a una evaluación por parte de los técnicos del Ministerio de Salud que llegaron a evaluar la zona y calificar si estaba en condiciones de albergar a un nosocomio, lo que finalmente fue aprobado.

Sin embargo, como si este proyecto estuviera signado con la “mala leche”, aparecieron nuevos y pesados obstáculos, primero fueron los propietarios de los terrenos que en realidad son predios agrarios cuyo costo no tiene el mismo valor que un predio comercial, empero, los dueños pensaron que como estaban al frente de una entidad pública podrían pedir el costo que se les daba la gana, inflaron los montos y el Gobernador Regional Luis Gamarra rechazó la oferta.

Muchos apoyaron al Gobernador en la medida que un proyecto no puede quedar al capricho de especuladores, por ello es que en una reunión clave se decidió establecer que se pague el valor que señale el organismo oficial encargado de la tasación de inmuebles, lo que en antaño se denominaba como CONATA.

Con este acuerdo se superaban todos los contratiempos, empero, eso no era así, surgió la propuesta del congresista Carlos Domínguez Herrera, quien con su habitual disputa con el gobernador regional presionó para que se descarten los terrenos del P.J. Dos de Mayo y planteó que el proyecto se ejecute en un predio de propiedad del IPD que se ubica no muy lejos del centro de la ciudad y sería donado por el Ministerio de Educación.

Incluso, obligó a la repartición publica a que envíe técnicos que evalúen las condiciones de este nuevo predio, sin embargo, aun cuando fuera buena la propuesta lo que no se tomaba en cuenta es que el expediente del hospital La Caleta ha sido elaborado para ejecutarse en el P.J. Dos de Mayo, si se cambia el terreno se tendría que formular un nuevo expediente y ello obligaría un retraso de dos años más, lo que no tiene sentido alguno.

Esto es lo que ha advertido la nueva Ministra y su equipo de técnicos que dejando de lado las imposiciones y presiones políticas del legislativo, lo que ha determinado es dar trámite a un proyecto que está en marcha y que solo esperaba una decisión final respecto a la ubicación para que comience a ejecutarse.

En efecto ya se establecido el plazo que tienen el gobierno regional y el Ministerio de Salud para proponer el convenio que ponga en marcha el proyecto y sobre esa base se tendrá que elaborar un cronograma de trabajo en el cual ya se establecerán las posibles fechas para la licitación y el inicio de los trabajos.

Hay que aplaudir la decisión del Poder Ejecutivo, es evidente que se requería de una mesa de trabajo en la que se encuentren presentes los ministros que tienen poder de decisión para superar las vallas que se le colocaron a una obra que es esperada por años en la colectividad chimbotana.

Así lo han entendido los Ministros y el propio Jefe de Estado y dieron el visto bueno para que se apruebe de una buena vez la propuesta del terreno en el P.J. Dos de Mayo y la puesta en marcha de los trámites que involucra la ejecución de una obra de gran envergadura como un hospital de referencia que es la categoría que tendrá el futuro nosocomio. Aun cuando demore tres o cuatro años más, lo cierto es que necesitaba salir de este punto muerto y que se actúe sin presiones de ninguna clase.