“Hasta los inodoros se llevaron de un colegio” rezaba el titular de un medio de comunicación para ilustrar una información que dio cuenta del latrocinio perpetrado en un PRONOEI del A.H. “Teresa de Calcuta” , el cual hasta la fecha ha recibido nada menos que hasta cuatro veces la visita de los amigos de lo ajeno.
Esto ocurrió en el Pronoei “Estrellita de Dios” ubicado en el asentamiento humano “Teresa de Calcuta” en Nuevo Chimbote, en donde los maleantes se llevaron no solo los útiles escolares, sino que arrasaron hasta con los inodoros de los baños y con la ropa de los niños que estudian en este plantel.
Para perpetrar este robo los delincuentes habían realizado un forado en el techo de eternit, por donde ingresaron para sustraer todos los materiales didácticos, útiles escolares, artículos de aseo, los inodoros de los baños y la ropa de los pequeños, es decir se llevaron todo a sabiendas que se trata de un centro educativo que recibe a niños de hogares modestos y cuyos padres de familia adquieren los materiales con esfuerzo para conseguir la educación de sus menores hijos.
Justamente, debido a la modesta extracción de este centro educativo, sus instalaciones son precarias y, esencialmente, carecían de una vigilancia que pueda impedir la presencia de esta gente de mal vivir, se encuentran expuestos a esta clase de latrocinios y por ello es que esta es la cuarta vez que ingresan a robar al plantel.
Pero “Estrellitas del Saber” no fue el único plantel que fue víctima de robo, por el contrario, ese mismo día el jardín de niños N° 315 ubicado en la manzana 7, lote 2 de la urbanización El Carmen, en Chimbote se convirtió en horas de la madrugada en otra víctima más del lumpen.
Como en el caso anterior, los delincuentes virtualmente desmantelaron el plantel y se llevaron los útiles escolares y objetos que sirven de estudio y entretenimiento a los niños hasta los 6 años que estudian allí.
En este caso los maleantes ingresaron como “pedro en su casa” pues no necesitaron hacer forados o romper cerraduras o candados, no hubo necesidad porque a decir de la Directora todo indica que los maleantes tenían su propia llave.
Asimismo, ha sido la cuarta vez que este centro educativo es víctima de robo y como ocurre en estos casos, en la medida que son escuelas públicas que carecen de mayores equipos, los maleantes se llevan las tijeras, gomas colores, papeles, rompecabezas y todo lo que los niños de nivel inicial utilizan en sus clases.
Muchos se preguntarán ¿para que se llevan estos útiles que una vez usados solo le sirven a los educandos, ni siquiera pueden ser comprados por alguna librería o puesto de ventas de útiles escolares, lo que pone en evidencia que se trata de gente de mal vivir, fumones que buscan cualquier cosa que pueda servir para seguir consumiendo drogas.
Aun cuando en este último caso cuentan con vigilancia nocturna, ella solo se registra de lunes a viernes pues los fines de semana se quedan sin custodia y de esto se han aprovechado esta vez los delincuentes que, no se puede soslayar, cuentan con algún cómplice o informante que les ha permitido pasearse por sus instalaciones.
Lo curioso es que estos no han sido los únicos latrocinios que se han registrado en nuestra ciudad, apenas una semana antes se había denunciado robos similares en dos colegios de Nuevo Chimbote, uno de los cuales es un jardín de infancia que se ubica nada menos que en la urbanización Los Cipreses, es decir, una zona urbanizada en donde los maleantes no se hacen problemas para robar porque este modesto centro educativo no solo no tiene vigilancia sino que carece de un cerco perimétrico y esto les facilita mucho las cosas.
Ante la sucesión de robos en los colegios los directores y los padres de familia han demandado mayor seguridad, no solo a la Policía Nacional que debe realizar patrullajes por los centros educativos como parte de su rutina diaria, sino a las autoridades educativas en la medida que los colegios deben contar con un personal de vigilancia, empero, por las estrecheces presupuestales los dejan sin seguridad.
Esto ha generado una suerte de intercambio de responsabilidades entre los funcionarios de la Ugel con el comisario de Buenos Aires, el ultimo de los cuales ha demandado a los directivos a que tomen sus precauciones en la medida que la Policía no puede estar vigilando las 24 horas los centros educativos.
Seguramente esto es cierto, no solo no puede estar en los colegios sino en mercados, establecimientos comerciales, complejos bancarios, etc., empero, nadie le ha pedido a la Policía que permanezca las 24 horas en un Plantel, lo que se ha demandado en boca de los directores y de las autoridades de la UGEL es que se disponga un patrullaje regular por la zona escolar en la medida que realmente nunca lo hacen.
Si la Policía mantuviera una ronda reiterada por los colegios, los maleantes ya no se atreverían a ingresar a robar con tanta facilidad e impunidad como lo han hecho en estas últimas semanas, si es que se viera la presencia policial por esos lugares la ola de robos cesaría o por lo menos se reduciría.
Sin embargo, confirmamos con espanto que los agraviados han sido víctimas de robos hasta en cuatro oportunidades, lo que quiere decir que son entidades que han quedado virtualmente a expensas de la delincuencia porque ella sabe que la Policía no llega por esos lugares.
De allí que es pertinente que se cambien las estrategias y que los colegios también adopten acuerdos conjuntos con los padres de familia a efectos que se vea la manera de contratar a un vigilante por cuenta de la propia comunidad educativa, aun cuando esa no fuera su obligación, empero, el patrimonio que sirve a los niños debe tener alguna garantía y ello les ahorraría tener que estar a cada momento comprando nuevos útiles.
No se puede soslayar que estamos ante una ola de robos por parte de maleantes que le han puesto la puntería a los colegios en la medida que saben que carecen de vigilancia o ella es limitada, de allí que se debe reaccionar no solo para impedir nuevos latrocinios sino para dar con la identidad de estos delincuentes que ni siquiera se detienen cuando se llevan los materiales didácticos que solo sirven a los niños. Ojalá los arresten.