Editorial

EDITORIAL ::DESCRÉDITO POLICIAL::

En realidad ya perdimos la cuenta de cuantos efectivos policiales en actividad fueron a parar al Establecimiento penal de Cambio Puente en los últimos meses, sin embargo, por la cantidad de escandaletes y medidas judiciales se podría pensar que ya estarán en condiciones de armar una Comisaría en el interior del presidio.

El último fin de semana se sumó al contingente policial encerrado en Cambio Puente el Sub Oficial Diego Gadea Quiñones, un agente de la Comisaria del 21 de Abril quien es acusado de cohecho pasivo por haber exigido dinero nada menos que a un colega de su institución para no comprenderlo en una grave denuncia por delito de violación en grado de tentativa que se había formulado en su contra.

En realidad, los hechos de este escándalo de la semana que terminó se iniciaron poco antes, el pasado sábado 1° de este mes cuando el S.O. Gadea Quiñones y su compañero intervienen al S.O. del área de Inteligencia Policial, Juan Palomino de la Rosa quien había estado conduciendo en estado de ebriedad, hecho consignado a pesar que el dosaje etílico arrojó extrañamente solo 0.29 gramos por litro de alcohol en la sangre,

Decimos extrañamente porque llama la atención que efectivos policiales hagan una intervención de este calibre cuando la persona solo se encuentra en falta, con una ebriedad ligera que no es sancionada penalmente, más aun cuando se dejaba constancia que detuvieron el vehículo porque hacia maniobras temerarias, lo que quería decir que el chofer estaba más ebrio de lo que se indicaba.

Sin embargo, al día siguiente, el intervenido Juan Palomino se presenta a la Fiscalía y la Policía anticorrupción con una grabación en mano, denunciando que el agente que lo intervino Diego Gadea lo venía extorsionando exigiéndole una suma de dinero con la finalidad que no fuera denunciado por una fémina que había estado con él en el vehículo la noche que fue intervenido.

Al margen de la cantidad de dinero que le exigían, llamaba la atención que aparezca la figura de una mujer si se tenía en cuenta que nunca se hizo mención a ese hecho en el parte de intervención que el mismísimo coronel había mostrado a la prensa en la víspera, sin embargo, se montó una celada y ella abortó en la medida que el sub oficial Gadea se negó a recibir dinero alguno y, aparentemente, intuyó que su colega lo denunció.

Lo cierto es que el fiscal anticorrupción lo detuvo y puso serios reparos a la actuación de este Sub oficial en la medida que en su parte de intervención a su colega no consignaba la presencia de alguna fémina, cuando ésta en la denuncia que estaba formulando contra el aludido por tentativa de violación, señala en su declaración que ante el atrevimiento de su atacante llamó al Sub oficial Diego Gadea y por ello en su patrullero intervinieron a Juan de la Rosa.

Por ello es que, aun cuando se haya negado a recibir el dinero en la celada que se montó para el efecto, el Fiscal presume con marcada precisión que el denunciado Diego Gadea en realidad no consignó la presencia y denuncia de la fémina porque desde ya tenía la intención de exigir una suma de dinero a su colega, no existe el mentado espíritu de cuerpo que alegaba que lo hizo para salvar a su colega de una sanción mayor.

En este caso existe “gato encerrado”#, por ello es que la autoridad judicial se ha visto precisado a disponer el encierro del efectivo policial porque existe evidencia fundada de una actuación indecorosa y delictiva, existe una grabación en la que ciertamente se escucha al denunciado que está pidiendo una suma de dinero bajo el pretexto que el dinero era para la joven no denuncie la violación, hecho que encaja con la sustracción de la denuncia de la fémina del parte policial de intervención a su colega. En otras palabras, una cosa tiene realmente que ver con la otra.

Desde un primer momento los familiares y allegados a Gadea hicieron mención a una actitud desleal y felona del Sub Oficial Juan Palomino al denunciarlo por exigir una coima cuando en realidad lo que se trataba era de ayudarlo en el problema que se hallaba metido, es decir, sacarlo de una grave denuncia y por ello la joven que fue intervenida en el auto solicitaba una suma de dinero, coartada que aun cuando fuera cierta no tenía porque ser manejada por el sub oficial, sería en todo caso una condición o arreglo que debería haber manejado su colega con la misma mujer a la que intentó vejar.

Es realmente lamentable que la Policía Nacional tenga que tolerar el comportamiento vedado e ilícito de sus propios agentes, hace casi dos décadas atrás la Policía Nacional de Chimbote cayó en una severa crisis que se desató luego que un Comandante de apellidos Fuentes Alpaca fue denunciado por pretender extorsionar a otro Comandante que por entonces dirigía la sanidad de las fuerzas Policiales, le estaba pidiendo dinero para que no prospere una denuncia disciplinaria en su contra en la oficina de Inspectoría.

Tras esa intervención se dispuso una reorganización en la Policía local porque se consideraba que con ese hecho ya había tocado fondo, había caído en lo peor al descubrirse que los oficiales no solo exigen cupos a personas al margen de la ley sino que ya no tenían reparos de hacer lo mismo con sus colegas.

Hoy veinte años después la historia se repite, un Sub oficial es enviado a la cárcel por pretender exigirle el pago de una coima a un colega para que una extraña mujer no lo denuncie por haberse sobrepasado con ella.

Si vemos la imagen y la fotografía de los protagonistas, que son subalternos cuyas edades frisan entre los 20 y 23 años nos preguntamos ¿si estos policías bisoños actúan con esta manera calculadora y delictiva a esta edad, que podríamos esperar de ellos en 20 años más?.

En realidad, creemos que este hecho es un nuevo capítulo para la jaqueca que padece el Jefe de la División Policial que está viendo estupefacto como muchos miembros de su institución van a parar al penal de Cambio Puente. No quisiéramos estar en su pellejo pero pensamos que ya no podrá seguir diciendo que se trata de casos aislados, eso ya no tiene asidero, lo que lamentamos es que el descrédito policial sigue el alza y amenaza con dejar el concepto publico de la institución tutelar realmente por los suelos. Una pena pero esta es la realidad de la Policía Nacional de Chimbote.