Editorial

Editorial: ::: MEDIDA PREVISIBLE :::

Un gran contingente de agentes de la Policía Municipal y del Serenazgo, todos ellos encabezados por el gerente de desarrollo económico, Horacio Ponte Roldán, retiraron a cientos de comerciantes que se habían apostado en las calles aledañas al mercado Dos de Mayo, cumpliendo con la ordenanza municipal que prohíbe la venta ambulatoria de productos alimenticios en la vía pública.

Lo curioso es que esos comerciantes eran los mismos que ocupan puestos en el interior del mencionado centro de abastos, quienes se habían colocado en la calle en la medida que la dirigencia del mercado acató la orden de la comuna provincial de clausura temporal de 30 días por no haber cumplido con las medidas de seguridad y no haber levantado las observaciones que se les cursaron en su momento.

Aun cuando los comerciantes accedieron a retirarse y otros quisieron buscarle la trampa a las normas alquilando inmuebles de vecinos a efectos de realizar allí sus ventas, lo cual tampoco está permitido, lo cierto es que todo este desbarajuste es consecuencia de la negligencia de quienes están a cargo de la administración de ese centro de abastos, su acostumbrada actitud de pretender solucionar las cosas de otra manera o de dejar que las cosas pasen porque ante la Comuna no ejecuta sus resoluciones.

Sin embargo, se equivocaron de cabo a rabo, los funcionarios ediles no estaban dispuestos a dar marcha atrás en una medida radical que genera serias consecuencias en la economía de los comerciantes y de la ciudad, pero que resulta indispensable cuando se trata de tomar las debidas previsiones frente a cualquier contingencia.

En efecto, la decisión de clausura no se ha adoptado de la noche a la mañana, por el contrario, es la secuela de todo un proceso en el que se debe cumplir con plazos, emplazamientos, notificaciones, observaciones y una serie de requerimientos que establece la ley y que da lugar a que, por ejemplo en el caso del mercado Dos de Mayo, el trámite se prolongue por casi un año.

Esto quiere decir que los dirigentes y los que administran el centro de abastos son conscientes de la precariedad en la que se encuentran, saben a ciencia cierta que existen obligaciones que cumplir y sencillamente no lo hacen.

Los comerciantes del mercado Dos de Mayo están sufriendo las mismas consecuencias que padecieron sus homólogos del mercado Modelo y del mercado Buenos Aires, cuyos dirigentes no levantaron las observaciones que les hizo la autoridad edil y sencillamente fueron sancionados.

Y es que no se puede hablar de abuso o arbitrariedad cuando los emplazamientos son muchos y no solo uno, los Municipios no solo trasladan observaciones a los comerciantes y sancionan sino las cumplen, por el contrario, notifican hasta tres o cuatro veces con la finalidad de darle la oportunidad a los propios afectados a que procuren salvar esta situación.

La desidia y la indiferencia no solo de los dirigentes sino de los propios comerciantes, son las razones por las cuales ahora padecen una clausura que solo se levantará cuando hayan cumplido con las obligaciones mínimas y más elementales para garantizar la seguridad dentro del mercado.

Se tiene que tener en cuenta que el Dos de Mayo es uno de los mercados más grandes y de mayor movimiento en la ciudad, su antecedente es el mercado informal de El progreso, son los mismos comerciantes que estuvieron apostados en las calles aledañas al Mercado progreso y que debieron ser reubicados porque no podían seguir invadiendo las calles y generando la mayor cantidad de basura que se acumulaba en la ciudad.

Una vez que llegaron al P.J Dos de Mayo comenzaron una nueva etapa de sus negocios y en la medida que son un mercado abastecedor mantienen los precios más bajos de la ciudad, por ello es que sus miles de clientes no los abandonaron y diariamente se trasladan a ese lugar, sin embargo, olvidaron que allí deben contar con instalaciones seguras y destugurizadas.

Después de varios años de haberse instalado y de haber acondicionado más de cuatro mil puestos de venta, los comerciantes no entendieron que no forman parte de una isla en la ciudad sino que deben acogerse a las normas y para ello la Plataforma de Defensa Civil de la Municipalidad Provincial del Santa, en compañía de la defensoría del Pueblo y la Fiscalía de Prevención del delito, los visitaron constantemente dando cuenta de las graves carencias que observaban en materia de seguridad.

Y esto lo dijeron públicamente, la tugurización, la falta de señalización de las zonas seguras y rutas de evacuación, la deficiente instalación de los cables eléctricos, entre otros fueron las observaciones que se hicieron y las cuales requerían de trabajos de acondicionamiento para impedir que fueran sancionados.

Lamentablemente, cuando los propios comerciantes no quieren invertir para mejorar su centro de trabajo las consecuencias son estas, la autoridad se ve precisada a tener que clausurar temporalmente el establecimiento aun cuando ello genera serias secuelas sociales para comerciantes que dejan de vender y consumidores que no tienen donde adquirir sus alimentos como lo hacen habitualmente.

Lamentablemente, los comerciantes eran conscientes de esto, es preciso recordar que cuando estaba al frente de la comuna la hoy prófuga ex alcaldesa Victoria Espinoza García, se sabía que el mercado Dos de Mayo estaba en la lista de los inspeccionados que observaban serias falencias que deberían corregirse.

Cuando se sancionó la clausura del mercado Modelo, es decir hace un año atrás, ya se comentaba que el enorme centro de abastos del P.J. Dos de Mayo le seguiría en la lista si es que sus dirigentes no reaccionaban y levantaban las observaciones que se hicieron.

Ahora sufren las consecuencias, se desesperan y pretenden invadir las calles para sacarle la vuelta a la medida punitiva, empero, la comuna los llamó al orden de allí que lo mejor que pueden hacer es organizarse y contratar a los profesionales competentes para que se salven las observaciones. De esa manera no solo ellos trabajarán tranquilos, también los usuarios que estarán protegidos ante una eventual contingencia.