Editorial

Editorial: ::: DOLOSA MANIPULACIÓN :::

Hace unos dos meses atrás, la intervención de un efectivo policial en estado de ebriedad y su captura en medio de una tenaz resistencia luego de haber sido sometido a una persecución, puso nuevamente en tela de juicio el comportamiento y el temperamento de ciertos miembros de la institución que no guardan el respeto debido ni siquiera cuando se encuentran de servicio.

Los hechos se registraron los primeros días del pasado mes de setiembre y tuvo como protagonista al S.O. Juan Palomino La Rosa, quien pertenecía a la Unidad de inteligencia y fue intervenido al promediar la medianoche por dos agentes de la comisaria del 21 de abril al advertir que se desplaza a excesiva velocidad y con movimientos que evidenciaban que no estaba ecuánime.

Tras la persecución se detuvo al chofer que se hallaba bebido y fue trasladado a la sede policial pese al escándalo que promovió por el hecho mismo de ser efectivo policial, sin embargo, tras ser sometido al dosaje etílico arrojó que solo tenía 0.29 gramos por litro de albohol en la sangre.

El resultado del dosaje llamó la atención en la medida que era evidente que el intervenido presentaba síntomas más pronunciados que una ebriedad leve, inclusive, pese a ello sus superiores lo cuestionaron y lo sometieron a un proceso disciplinario a pesar de no tener una escala de ebriedad punible, pues además estuvo al volante de un vehículo del estado que no podía estar a su disposición para que se marche a empinar el codo, como lo demostraban las evidencias.

Este caso derivó en un escándalo porque el Policía denunció a sus colegas que lo intervinieron por una presunta extorsión y el denunciante fue acusado por una fémina por tentativa de violación, todo un enredo de cargos incriminatorios que terminaron por dejar en un segundo plano algo que era evidente para muchos, es decir, el manoseo de los resultados de la prueba del dosaje etílico en el que se habría encubierto al efectivo policial a efectos que no arroje una ebriedad más pronunciada.

Sin embargo, la semana pasada un trabajador ha conseguido poner al descubierto los mafiosos manejos que se registran en la sanidad de las fuerzas Policiales con respecto a las pruebas de dosaje etílico, las mismas que se pueden alterar de acuerdo al interés de cada una de las partes.

Se trata de Mauro Michel López Obregón el agraviado en un accidente de tránsito que parece haber conseguido ponerle el cascabel al gato de los dosajes etílicos y ha demostrado científicamente que las pruebas realizadas en la sanidad policial de Chimbote son un fraude y están a disposición del mejor postor.

En este caso López Obregón fue atropellado el 22 de julio por Elda Mabel Sáenz Amaya, esposa de un suboficial de la Policía Nacional quien lo dejó con serias y graves fracturas que lo postraron por más de 30 días en su cama, sin poder trabajar y con daños que aún mantiene hasta la actualidad.

A pesar que los testigos del accidente y el propio agraviado, notaron que Elda Mabel Sáenz Amaya estaba mareada y peor aún, la abogada de Mauro López Obregón la vio vomitar cuando era trasladada a la Comisaría del 21 de Abril, el resultado del dosaje etílico resultó negativo (0.00 g/L) cero centígramos de alcohol por litro de sangre, lo que ciertamente derivó en su favor en la investigación.

Sin embargo, en la medida que el resultado era una verdadera osadía, y el solo hecho que la investigada favorecida con este resultado era familiar de un miembro de la Policía Nacional, la abogada de Mauro Michel López Obregón insistió ante el Fiscal Iván Cipriano Lozano para que se disponga una nueva toma de muestras, pero que esta vez ya no se remitan a la Sanidad de Chimbote, sino que sean elevadas al Laboratorio de Toxicología y Química Legal en Lima en la medida que existían muchas sospechas respecto a los valores arrojados por la entidad en nuestra ciudad y en la medida que el fiscal había recibido los mismos testimonios de personas que llegaron a ver que la conductora del vehículo que provocó el accidente se encontraba bajo los efectos del alcohol.

Por ello el fiscal, a pesar que era consciente que al momento que se había recibido los resultados del dosaje etílico ya habían trascurrido siete horas desde que se registró el accidente, acogió el pedido de la defensa y ordenó que se le tome una nueva muestra de sangre a la investigada y que la misma sea derivada a la capital de la República en razón que ya no había garantía en la Sanidad de Chimbote.

Los resultados fueron elocuentes pues el dictamen pericial del dosaje etílico practicado a Elda Mabel Sáenz Amaya arrojó 0.18 de gramos de alcohol por litro de sangre, es decir, teniendo en cuenta que se tomaron las muestras siete horas después, ello quiere decir que en el mismo momento las muestras de la intervenida habrían arrojado niveles de contaminación mucho mayores.

Con estos documentos, Mauro López Obregón, ha denunciado penalmente al Capitán PNP Antonhy Giampierre Bermejo Cabanillas y a los suboficiales Percy Murga Samaritano y César Orlando Campos Zavaleta por los delitos de encubrimiento real y contra la administración de justicia, tras comprobar la manipulación grosera de los resultados de dosaje etílico en Chimbote y pidió una exhaustiva investigación al Ministerio Público.

Esperemos que la fiscalía siga adelante con esta pesquisa y ponga en su lugar a quienes, abusando del cargo que desempeñan y atropellando la buena imagen de la Policía, se llenan los bolsillos manseando los resultados de una prueba que es sumamente importante cuando se dilucidan responsabilidades de índole penal.

La mujer que provocó el accidente debería haber sido enviada a prisión por haber provocado lesiones graves al agraviado cuando conducía en estado de ebriedad, empero, la influencia de su esposo permitió que la limitarán de responsabilidad en el resultado del dosaje etílico, todo lo cual debe ser anulado.

En este caso no solo deben ser investigados y sancionados los miembros de la sanidad policial sino la propia conductora ebria y el esposo de la misma por ejercer influencia para alterar los resultados de una investigación. Esperemos que la justicia deje sentado un drástico precedente para terminar con esta dolosa manipulación de los resultados del dosaje etílico en nuestra ciudad.