Editorial

Editorial: ::: DESCARO QUE NO CESA :::

Le costó mucho al país convencer a los congresistas del bloque opositor de Fuerza Popular, a la sazón la mayoría absoluta en el parlamento nacional, que la congresista Yessenia Ponce Villarreal no merecía el descarado blindaje que se suele otorgar a los congresistas para que no fueran sancionados pos sus faltas.

Demoró demasiado para que estos se persuadan que esta legisladora en realidad había defraudado no solo al país y su región, sino a ellos mismos al pretender justificar la dolosa falacia que contenía su hoja de vida y por cuyos motivos el Jurado Nacional de Elecciones había demandado al mismo congreso y al Ministerio Público que la investigue y sancione.

Mentir en la hoja de vida no solo es una falta a la ética y como tal debería ser sancionada por el Parlamento, sino que es un delito establecido por la ley, consecuentemente, esa congresista debió ser desaforada hace mucho tiempo pero a la fecha sigue conservando la increíble investidura de “madre de la patria”.

Lo más grave es que después que la mayoría fujimorista advirtió que las lágrimas que derramaba su colega de Ancash no podían justificar ni siquiera el uno por ciento de los cargos que se formulaban en su contra y que las pruebas que se presentaron hasta por los medios de comunicación eran contundentes, optaron por aprobar la suspensión de sus funciones por 120 días sin goce de haberes, autorizando que el expediente se remita a la sub comisión de acusaciones constitucionales para los efectos que se levante el fuero parlamentario y se atienda el pedido del Ministerio Público que la procesa por delitos de fraude y falsedad genérica.

Empero, han transcurrido más de dos meses desde que se registró esta sanción y recién la semana pasada la sub comisión decidió revisar este caso y no ha aprobado el levantamiento del fuero parlamentario como todos esperaban, por el contrario, lo que ha decidido es devolver el expediente a la Corte Suprema bajo el pretexto que se han observado algunos defectos procesales que deben corregirse para los efectos de emitir pronunciamiento sobre el fondo del asunto.

Esto es una real vergüenza, los autores de este despropósito argumentan que el expediente carece de una debida foliación, es decir, que devuelven todo lo actuado para que se le coloque los numeritos a cada página del documento que ha remitido el Poder Judicial, algo que lo puede hacer cualquier secretaria o empleado que maneja conocimientos mínimos de labores de escritorio.

Hay que ser demasiado ingenuo para no entender que los congresistas han buscado que dilatar el tiempo, han pretendido encubrir a la infractora solo porque la coyuntura política ha cambiado radicalmente en el país y, especialmente, en el parlamento.

Fuerza Popular ya no cuenta con la aplastante mayoría con la que llegó al congreso, ya no puede dominar a su manera porque muchos de sus integrantes han tomado distancia de la cúpula, su propia lideresa está en la cárcel, y, como se dice el argot callejero, “el gallinero está alborotado”.

El bloque de la mayoría ha perdido a más de 13 congresistas por renuncia o discrepancias, basta observar los enfrentamientos que tienen a la fecha con el Presidente del congreso Daniel Salaverry para darse cuenta que las cuestiones internas están que queman al interior del partido opositor, consecuentemente, no están en condiciones de seguir perdiendo a otros integrantes bajo ningún concepto, aun cuando se trate de congresistas que han faltado a la ética y la ley.

Ha sido esta la razón por la que la sub comisión de acusaciones constitucionales no ha querido sancionar de una buena vez el desafuero de Yessenia Ponce, le importa un comino que se encuentre con una “congresista ciruela”, le importa un pepino que se diga que estudió con profesores y compañeros de clase fantasmas, les importa un rábano que la dignidad del país haya sido mellada con las tretas de esta pésima parlamentaria.

Es una vergüenza lo que sucede en este parlamento, quizás el peor de todos los tiempos, inclusive, por encima de aquel que se hundió en desgracia en la caída del gobierno fujimorista allá por el año 2000.

Esto solo demostrará al país que el descaro no cesa, que aquellos que manejan el poder político seguirán burlándose de los peruanos a su regalada gana y esta pésima imagen seguirá vigente así no fueran reelectos porque en el próximo periodo los protagonistas solo cambiarán de nombre.

MUCHO RUIDO… POCAS NUECES

Con esta frase nuestros abuelitos solían instruirnos para decirnos que no hay que hacer mucho alboroto ni gritar cuando no hay resultados, cuando no se conseguirá absolutamente nada, y le viene como anillo al dedo a quienes demandaron a gritos al alcalde de Nuevo Chimbote que rinda cuentas de su gestión antes que deje el cargo pero al final ni siquiera se molestaron en concurrir a este evento y poner en cuestión aquello que critican.

Por lo menos esto es lo que les quiso decir la regidora Paola Ambrosio a sus colegas de la oposición que, como ella, reclamaron al alcalde que haga un balance de su gestión y explique los actos cuestionados a lo largo del año por la población y los propios concejales, empero, aquellos no acudieron.

La única que puso el pecho e hizo valer sus reparos fue Paola Ambrosio, en medio de una audiencia a la que concurrió hoy poca gente, ni siquiera los dirigentes contestatarios a la gestión del alcalde sureño acudieron a esta importante cita.

De esta manera el informe de cada uno de los gerentes de área se hizo virtualmente familia, fue una monótona sucesión de discursos de funcionarios que destacaban lo bueno que han hecho y señalaban aquellos que no han alcanzado a ejecutar.

De esta manera se cumplió con el mandato legal por el cual las autoridades ediles deben informar al pueblo de sus actos de gestión., por lo menos en Chimbote todo fue “mucho ruido y pocas nueces”.