Editorial

Editorial: ::: EL PATIO TRASERO :::

El gobierno ha demostrado su absoluto fracaso en el tema de la reconstrucción con cambios, los proyectos priorizados y debidamente establecidos para su financiamiento tras los desastres del Niño Costero, han quedado postergados y no se ha avanzado absolutamente nada salvo algunos trabajos de descolmatación de los ríos de la jurisdicción.

Esto ha sido materia de permanente reclamo, inclusive, debemos recordar que hace solo dos semanas la población de la vecina provincia de Huarmey llevó a cabo un paro provincial en protesta por la audiencia de trabajos de rehabilitación como se lo ofrecieron siendo uno de los sectores más golpeados por el fenómeno natural hace ya dos años atrás.

Sin embargo, el gobierno no da muestra de reacción alguna, apenas si trató de mediar el problema enviando a un ministro que no dijo nada nuevo y no pudo mitigar la medida de fuerza que se hizo escuchar en Huarmey.

Pero este descontento no solo se percibe en Huarmey, en nuestra provincia del Santa las cosas están en similares condiciones, solo se tiene un rol de proyectos y estimados presupuestales para cada uno de ellos, pero de expedientes, estudios, fechas de licitación no existe absolutamente nada.

Lo más curioso es que en medio de esta incertidumbre, cuando no existen técnicos y profesionales que elaboren los proyectos, la Dirección Ejecutiva del Programa Nacional de “Trabaja Perú” acaba de darle el batacazo a los chimbotanos al disponer el cierre de la oficina zonal que tenía en nuestra ciudad y su traslado a la ciudad de Trujillo.

“Trabaja Perú” es un programa del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, que financia proyectos de infraestructura básica, social y económica intensivos en mano de obra no calificada (MONC) presentados por los gobiernos locales y regionales. Además, financia actividades de intervención inmediata ante la ocurrencia de desastres naturales y los peligros inminentes.

Y es que esta parecer ser la “madre del cordero”, donde se explicarían las razones de la desactivación de la Oficina Zonal de Ancash, pues su presupuesto pasará a formar parte de la Oficina Zonal de La Libertad y las autoridades locales deberán viajar hasta Trujillo para gestionar la aprobación de sus proyectos, si es que se logran priorizar, pues la vecina Región norteña tiene mayores necesidades por su ámbito demográfico y poblacional.

Tras difundirse la noticia en calidad de exclusiva por nuestro medio de comunicación los altos funcionarios de la entidad ministerial se preocuparon en explicar las razones de esta medida en razón que no podían negarla de ninguna manera.

Señalaron, en este sentido, que se trata de un tema estrictamente presupuestal pues la asignación que el gobierno ha considerado para el presente año se ha reducido en 30 millones de soles, una cifra bastante fuerte que generará impacto en el financiamiento de los proyectos que atiende este programa.

Por ello es que para este ejercicio se ha previsto únicamente el co financiamiento de 150 proyectos de infraestructura básica, lo que quiere decir que los empleos temporales se verán también drásticamente limitados.

Lo que no se llega a entender es como este programa asistencial decide mantener su oficina que tiene en Huaraz y desactiva la de Chimbote cuando las cifras dicen que la mayor cantidad de proyectos se conciben en nuestro puerto, a través de las municipalidades provinciales y distritales.

Justamente, uno de los primeros que puso el grito en el cielo ha sido el ex alcalde distrital de Nuevo Chimbote, Valentín Fernández Bazán en la medida que su municipio si ha aprovechado la presencia de “Trabaja Perú” y había encontrado en su soporte financiero la posibilidad de generar empleo en mano de obra no calificada que sobra en esta parte del país.

Ahora no ha dejado de mostrar su preocupación porque las nuevas autoridades ya no contarán con esta palanca de gestión de allí que tendrán que tocar otras puertas, aun cuando es posible luchar por la permanencia de “Trabaja Perú” siempre y cuando las fuerzas vivas, los congresistas de la república y los frentes de defensa demanden al gobierno que se detenga esta medida que es, indudablemente, sumamente perniciosa para los intereses de los chimbotanos.

Sin embargo, lo que percibimos la mayoría es el habitual maltrato de los gobiernos de turno hacia nuestra ciudad, teniendo en cuenta la enorme influencia en los altos cielos del Ejecutivo de funcionarios procedentes de La Libertad, siempre están al acecho de las mejores entidades, se llevaron la empresa Hidrandina, se quedaron con la mayor parte del afluente del río Santa, estuvieron a punto de llevarse la Escuela de Sub Oficiales de la Policía y ahora se llevan la oficina zona del “Trabaja Perú”.

No entendemos por qué este permanente maltrato hacia Chimbote, no entendemos las razones por las cuales los gobiernos de turno y sus lumbreras que coloca en cada portafolio ministerial ven a Chimbote como “el patio trasero de Trujillo”, están buscando la manera de llevarse las principales dependencias para que se manejen a control remoto,

Ya todos sabemos el fracaso que ello ha representado, por ejemplo, en el traslado de la gerencia central de Hidrandina a la ciudad de Trujillo, cuando esta empresa lo que hace es administrar los recursos que genera la Central Hidroeléctrica del Cañón del Pato que es una generadora de energía que se encuentra en nuestra región, lo único que se ha conseguido con esa medida es burocratizar el suministro de energía y perjudicar seriamente al usuario que, de esta manera, no tienen donde reclamar las deficiencias.

Aun cuando se encuentre de por medio un tema presupuestal., nada justifica que se haya trasladado la oficina zonal de “Trabaja Perú” a otra ciudad, peor aun cuando están pendientes los trabajos de reconstrucción y no existen organismos capaces de elaborar proyectos de rehabilitación y mejoras, de tal suerte que si aún es posible detener esta medida abusiva que intervengan nuestros representantes en el Parlamento para que se deje de lado esa peregrina idea, que defiendan lo que es nuestro y que se termine con ese absurdo y nefasto predominio de una región que solo busca que alimentarse con lo mejor que se produce en esta bendita tierra de promisión. Que tales peleles.