Editorial

Editorial: ::: EL TURNO DE LA REINA :::

Uno de los aspectos negativos durante el año que pasó, tal como lo han precisado en el resumen anual de nuestro medio de comunicación en el que lo califican como “Lo peor del año”, es el alto número de agresiones alevosas a mujeres u otros integrantes del grupo familiar, un pusilánime delito que ya no solo se repite sino que se multiplica.

Y uno de los aspectos que muchas veces detiene a las mujeres cuando denuncian los actos de agresiones verbales y físicas es la mala atención que reciben en las Comisarías, tanto así que la defensoría del pueblo debió disponer de personal especializado para que dicte charlas a los miembros de las dependencias policiales a efectos de mejorar este aspecto negativo en la odisea que hacen frente las mujeres.

Esto no puede ocultarse, la televisión nacional nos trae diariamente casos dramáticos de mujeres que han sido asesinadas porque sus denuncias por acoso de los enfermos que las perseguían no eran atendidas, uno de esos casos es el de la joven Evy Agreda quien fuera asesinada por un sujeto que la venia acosando y quien no encontró mejor manera de hacer efectiva su venganza a la indiferencia de la joven que prendiéndole fuego en todo el cuerpo cuando viajaba en el interior de un ómnibus.

Después de esa tragedia se pudo conocer que la víctima había acudido a una comisaría a sentar una denuncia por el acoso de su victimario, empero, los trámites fueron tan lentos que primero el enfermo ese la mató.

Pero para no ir muy lejos, en la Comisaría del 21 de Abril una mujer se suicidó ahorcándose dentro del calabozo en el cual había sido encerrada, en protesta porque fue a denunciar a su ex pareja por maltratos físicos y terminó siendo encerrada porque aquel también acusó haber sido víctima de agresiones, es decir, era un caso de agresiones mutuas y como tal debería deslindarse este caso con la detención preventiva de ambos.

En este caso la defensoría del pueblo acusó un trato indebido por parte de los efectivos policiales que recepcionaron la denuncia de la mujer, considerando que no debieron perjudicarla cuando ella acusaba que era la víctima, por ende, ese desbalance es el que influenció negativamente para que la agredida terminara cometiendo un acto extremo porque no entendía como era sancionada cuando era la víctima.

De allí que ese déficit en la manera como se trata las denuncias de las mujeres víctimas de agresión y violencia física o psicológica es parte de una preocupación que debe atender el alto mando de la institución titular y asimismo que así lo entiende desde el momento mismo que este año ha designado por primera vez a una mujer al frente de una Comisaría en nuestra Región.

Se trata de la Comandante PNP Rosa Yuli Hidalgo Serna, quien ha sido designada por el alto mando de la Policía Nacional, como nueva responsable de la Comisaría de Huarmey en reemplazo de su colega, comandante PNP, José Alejandro Carmen Paz, quien cumplió funciones por el período de un año.

Hidalgo Serna es una oficial de experiencia y amplia trayectoria operativa dentro de la Policía Nacional, habiendo desempeñado funciones como directora de la Escuela Técnica Superior Femenina de la Policía Nacional en San Bartolo y jefa de la comisaría de La Ensenada, en el distrito de Puente Piedra en Lima.

Esta designación ha sido bien recibida en la medida que le otorga su lugar a las mujeres, más aun cuando las nuevas corrientes en el mundo aceptan la igualdad entre el hombre y la mujer, no solo en los derechos y obligaciones sino en lo que respecta a las funciones que se desempeña diariamente en toda dependencia.

En este caso, era difícil pensar que en algún momento se podría considerar que una mujer podría estar al frente de una dependencia policial, eso era casi inaceptable en la medida que el ejercicio de un cargo al frente de la Policía que lucha contra la delincuencia, supone la presencia de oficiales que hagan respetar la presencia e imagen de la institución, más que nada porque se asemeja esta función a la virilidad y la fuerza de un hombre.

Sin embargo, en el mundo las cosas ya no se asumen de esta manera, por ello es que se ha designado a una comandante al frente de la Comisaría de Huarmey y se espera que en esa jurisdicción se agilicen las denuncias de género, se requiere que los delitos de violencia contra la mujer y contra los menores se sustancien por la vía correcta, sin minimizar los cargos y menos aun privilegiando la fuerza de uno sobre otro.

Hay confianza en que la primera oficial mujer que se hace cargo de una Comisaria en nuestra región pueda rendir los resultados esperados, más aun cuando la Comandante Rosa Yuli Hidalgo Serna no es una desconocida, no llega a una región que no conoce, por el contrario, es una persona estrechamente vinculada a nuestra ciudad, ha vivido en su niñez y juventud en Chimbote en donde cultivó la actividad deportiva, específicamente el vóley y defendió las camisetas de algunos clubes de la localidad antes de destacar en equipos de la capital de la república.

Esto quiere decir que la primera oficial designada como Comisaria conoce el terreno que está pisando ya en estos días al mando de una dependencia policial, nadie le venderá humo ni podrá sorprenderla respecto a la realidad de la región y eso es indudablemente una ventaja para todos.

Pero además de la Comandante Rosa Hidalgo Serna, pocos días después se pudo conocer que el alto mando estaba dándole la oportunidad de mostrar sus cualidades a otra oficial mujer, se trata de la Teniente PNP Catherinne Chuquilin Marquina, quien asumirá la jefatura de la Comisaría de Moro, convirtiéndose, en la segunda mujer en asumir dicha responsabilidad en la jurisdicción de la División Policial de Chimbote.

Esto quiere decir que el alto mando policial ha decidido dejar de lado los moldes tradicionales en el ejercicio de la función policial y le viene dando oportunidad al sexo femenino, a las oficiales que han desarrollado como los hombres una actividad y una trayectoria dura y sacrificada al interior de la institución, que han recibido una preparación tan igual como los hombres y que estarían en condiciones de poder darles un nuevo toque a la manera como hacer frente a casos tan sensibles como el de la violencia contra las mujeres.

Aun cuando no nos corresponde queremos brindarles desde esta trinchera una calurosa bienvenida a las dos oficiales que asumen la difícil misión de conducir sendas comisarías, creemos particularmente que no defraudarán.