Editorial

EDITORIAL ::MEZQUINA INDIFERENCIA::

El 27 de octubre es una zona industrial establecida allí por su entonces lejanía de la zona urbana de Chimbote, pues allí se instalaron los emporios industriales de la pesca cuando esta actividad comenzó a surgir con la explotación de la anchoveta.

Quien llega a ese sector se encuentra con grandes y enormes propiedades que albergan las plantas industriales de las principales empresas pesqueras del país, las cuales no solo cuentan con quemadores y maquinaria para la producción de harina y aceite de pescado sino que tienen muelles propios para sus embarcaciones.

Allí también se ubica el SIMA Astilleros, que es el complejo industrial de propiedad de la Marina de Guerra del Perú que cuenta con instalaciones para la industria naval, es decir para la construcción, reparación y mantenimiento de embarcaciones pesqueras, lo que nos puede dar una idea de la importancia que tiene esta zona industrial para la vida económica de la ciudad y del país.

Sin embargo, para ingresar a cualquiera de estas empresas o instituciones se utiliza la avenida Los Pescadores que llega desde la Panamericana Norte hasta el Sima que es la última propiedad que llega hasta el mar, y, por donde transitan no solo los vehículos de servicio de transporte público sino las unidades livianas y pesadas de propiedad de las empresas del sector.

Lamentablemente, esta avenida Los Pescadores se encuentra destruida, casi no existe en algunos tramos y los vehículos deben sortear los charcos, los baches y el incontenible polvo que se levanta por la falta de asfalto, en otras palabras es una vía  casi intransitable cuando en su trayecto existen empresas que mueven millones de soles gracias a ella.

Una paradoja que nadie entiende pero que es parte de nuestra realidad, esas empresas pesqueras jamás se han  preocupado siquiera de mejorar la vía, de respaldar algún proyecto que permita ejecutar allí obras de saneamiento y pavimentación como se hacen todas las ciudades del mundo, ni siquiera les ha pasado por la cabeza una iniciativa de esta índole.

Desde hace 50 años ninguna autoridad municipal se ha preocupado en mejorar la avenida Los Pescadores y la justificación que tienen es lógica y procedente en la medida que la autoridad edil financia y prioriza obras en los sectores marginales y de escasos recursos, pero no puede aprobar proyectos para un sector en donde existen empresas que mueven millones de soles casi todos los días.

Se entiende la posición de la autoridad municipal, lo que nadie entiende es como existen grandes empresarios, entre ellos los barones de la pesca, que pueden transitar por esta vía y ni siquiera les incomode los baches, la tierra y la inexistencia de un asfaltado que responda a las necesidades propias de su actividad económica.

Nadie entiende como los pulcros empresarios que suelen caminar con zapatos nuevos pueden seguir pasando por este terral todos los días y ni siquiera se detengan a pensar que esto puede superarse o remediarse con el aporte de todos los que allí residen o trabajan.

Lamentablemente la mentalidad negativa de ciertos empresarios le hace daño a la ciudad y es la misma que conocimos en un personaje ya fallecido pero que hace algunos atrás se negó a participar de una obra de saneamiento en un sector en donde no existía este servicio sino solo los denominados pozos ciegos que ya estaban colapsando.

Estamos hablando de una Urbanización en donde este ciudadano extranjero que tenía mucho dinero fue abordado por un comité de vecinos que promovieron una obra de saneamiento en estrecha coordinación con la Municipalidad Provincial del Santa hace ya tres o cuatro décadas atrás, empero, se requería de un aporte para poder consolidar el proyecto y los propios vecinos dijeron que haciendo una cuota entre las muchas viviendas que se verían favorecidas con el proyecto se podría sacar adelante.

Sin embargo, cuando pensaban que con este personaje no habría problemas porque se trataba de un adinerado, la respuesta que recibieron fue lacerante, aquel individuo les dijo que las obras de saneamiento corresponden al estado, que vayan a pedirles plata a las autoridades porque no estaba dispuesto a poner un sol.

Y es que la finalidad era que los propios vecinos contribuyan a terminar con una inmundicia que representaba un sistema colapsado de desagüe como eran los pozos sépticos y se buscaba sumarse a una red de alcantarillado que se haga cargo de una empresa que la administraba pero que en aquellas épocas no estaba en condiciones de poder financiar íntegramente el proyecto.

Para la mayoría era viable que ellos mismos forjen un mejor servicio, porqué esperar que lo haga el estado, eso significaba someterse a las incomodidades que se percibía en el estado en el que se encontraban, empero, jamás pensaron que un hombre al que le sobraba el dinero podría negarse a poner el hombro cuando se trataba de superar las contingencias.

Esto es lo que ocurre ahora en el 27 de octubre, en donde los funcionarios y propietarios de las millonarias empresas pesqueras han preferido caminar sobre las aguas negras y los desbordes pestilentes, han permitido inhalar las inmensas cantidades polvo que promueven entre ellos mismos un proyecto que permita terminar con una calle que esta completamente destruida.

Por lo menos tener la iniciativa de proponer al Municipio una obra de gran envergadura de manera conjunta. Ellos saben y son conscientes que ahora existen mecanismos que les permiten invertir a cambio del pago de los tributos, existen las denominadas “obras por impuestos” a las cuales podrían apelar para que se haga una vía modelo en esa zona.

No sabemos que es lo que están esperando para tomar la iniciativa, a lo mejor quieren que se hunda la calle para recién preocuparse de este tema cuando es un problema de todos los días para ellos más que para la ciudad en su conjunto.

Hay que terminar con las poses flemáticas e insensibles ante la problemática que nos afecta, hay que dejar de lado esa mezquina indiferencia que lleva a estos poderosos empresarios a tener que caminar sobre el lodo y el estiércol y no decir nada. Que aporten al desarrollo de la comunidad en la que trabajan, si el Municipio no puede rehabilitar esa calle que lo hagan ellos, ahora pueden hacerlo a través de un reembolso tributario, entonces no se entiende como permanecen impasibles ante una realidad realmente deplorable.