Editorial

Editorial: ::: CRIMEN NO RESUELTO :::

Cuando la justicia nos hacía recordar los crímenes políticos registrados en nuestra región, con el inicio de un nuevo juicio oral contra Edinson Torres Corzo (a) “Chilipino” por el crimen de Roberto Torres Blas, hijo político del asesinado consejero regional Ezequiel Nolasco Campos, en el primer atentado contra su vida en su domicilio, las noticias nos hicieron voltear la mirada a Trujillo, lugar donde asesinaron al entonces vicepresidente regional Luis Sánchez Milla.

Ello porque la Policía consiguió capturar a Franklin Marcial Nureña Palma, alias “Masha”, considerado como uno de los presuntos asesinos del malogrado Vicepresidente regional ocurrido el 12 de julio del año 2010, apenas 8 días antes del primer atentado criminal en la vivienda de Ezequiel Nolasco.

Nureña Palma fue considerado en aquella oportunidad como uno de los asesinos de Sánchez Milla junto a Miguel Oswaldo Ponce Jaramillo, a quienes se les acusa de ser cabecillas de las bandas delincuenciales ‘Los Nureña’, ‘Los Aleteros de Paiján’ y ‘Los Malditos de Ascope’ y se les procesará por segunda vez por el delito de robo agravado con subsecuente muerte de José Luis Sánchez Milla.

Como muchos deben recordar, aquella dolorosa noche del 12 de julio del año 2010, a las 10.00 de la noche aproximadamente, el ex vicepresidente regional de Ancash, José Luis Sánchez Milla, retornaba de Chiclayo con destino a Chimbote, a bordo de la camioneta conducida por José Balvis López. Iban como pasajeros su hijastro, Jhon Lara Bonificio, y Antonio Meza Paz.

Al llegar al kilómetro 573 de la carretera Panamericana Norte, en parte de la Vía de Evitamiento de Trujillo, la unidad sufrió la pinchadura de una llanta producto de las ‘aletas’ que los delincuentes colocaron en la pista.

Aprovechando que el neumático era cambiado, José Sánchez Milla se apartó del lugar para miccionar. Poco después aparecieron los delincuentes que asaltaron a sus acompañantes y Sánchez Milla a lo lejos fue avistado por uno de los ladrones que no fue otro que Franklin Nureña, quien le disparó dos balazos en la pierna derecha que terminaron por acabar con su vida.

Después del crimen, la Policía consiguió la captura de Miguel Oswaldo Ponce Jaramillo, quien tomó parte en el asalto. Este fue condenado a cadena perpetua, pero una sala de apelaciones de la Corte Superior de La Libertad anuló el fallo y ordenó que nuevamente sea juzgado, desde entonces se encuentra como prófugo de la justica.

De allí que la captura de Nureña, registrada el pasado fin de semana en la ciudad de Paiján, retoma nuevamente la expectativa respecto a un crimen que quedó en la incertidumbre y respecto al cual los familiares del extinto vicepresidente regional no han dudado en calificarlo como crimen político y de responsabilizar de su muerte a la maquinaria de corrupción que manejaba por entonces el ex presidente regional César Álvarez Aguilar, hoy preso en “Piedras Gordas”.

La hermana de Luis Sánchez Milla ha denunciado en varios foros la calidad de crimen político de su hermano y ha responsabilizado a la red de corrupción, de allí que se demandaba una Investigación más firme y exhaustiva, como que quedaron varios vacíos en la pesquisa que debieron ser agotados para poder establecer el móvil de este asesinato.

Y, es que aparentemente Luis Sánchez Milla no quiso ser asesinado, los delincuentes le dispararon en la pierna lo que quiere decir que no tenían la intención de victimarlo sino dejarle un mensaje de amedrentamiento criminal por quienes no querían que se consolide en el manejo del gobierno regional.

Por entonces se habló mucho de ese tema en la medida que tras asumir la presidencia regional por la licencia solicitada por César Álvarez para poder postular a la reelección, trascendió que el vicepresidente regional rechazó de plano las pretensiones de su antecesor de seguir manejando la región tras bambalinas, quisieron utilizarlo para mantener un régimen que se tornaba sumamente corrompido por entonces.

Basta recordar que apenas César Álvarez dejó la presidencia regional el consejo regional de Áncash desestimó la autorización de un paquete de obras por 800 millones de soles que pretendía César Álvarez y en la que estaba incluida la carretera Chacas San Luis, la misma que ya todos sabemos cómo terminó siendo negociada en un enjuague de corrupción que esperamos sea sancionado con todo el peso de la ley.

Fue entonces que el asesinato de Luis Sánchez Milla, primero, y el atentado criminal en la vivienda de Ezequiel Nolasco Campos, luego, dejándolo gravemente herido y matando a su hijo político, hizo cambiar el panorama del grupo opositor que se había engendrado en el gobierno regional de Ancash, los consejeros se mostraron de repente sumisos al ejecutivo regional y terminaron aprobando el paquete de obras en un escenario en el que solo se respiran miedo y temor fundado a lo que les pudiera pasar.

Estos solo unos antecedentes de este triste capitulo que le tocó vivir a la política regional en Ancash, por entonces nadie dudaba que los atentados contra la vida de Sánchez Milla y Nolasco Campos formaba parte de la violencia política que había arrastrado la costra de corrupción que se estableció en el gobierno regional de entonces, sin embargo, la investigación policial colocó este caso como un asalto con subsecuente muerte del agraviado.

No sabemos qué es lo que pudieron robarle al vicepresidente regional de entonces, lo cierto es que la justicia encausó a dos personajes, a uno lo mantuvo preso por algún tiempo y luego lo liberó tras anularse el proceso penal, quedando una sensación de impunidad en este entuerto.

Ahora, como aludiendo a ese sabio adagio que dice que “el crimen no paga”, se ha trasladado a la ciudad de Trujillo a uno de los maleantes que fuera sindicado en su oportunidad como el líder de una gavilla de asaltantes y deberá ser sometido a un nuevo juicio oral. Esperemos que la justicia actúe de manera implacable para establecer si realmente este asesinato tuvo un móvil político o fue producto de una actuación gansteril de una banda de asaltantes de la zona como se esbozó inicialmente, tras investigarse el crimen con una Policía que, ya se sabe, se prestaba a todo por entonces. Veremos cómo se desarrolla esta nueva pesquisa judicial.