Editorial

Editorial: ::: NECESARIO DESLINDE :::

“Así como en toda organización hay elementos buenos también hay elementos malos y aquí en la Policía no los queremos por eso los capturamos” .Con estas palabras el jefe de la División Policial de Chimbote, coronel James Tanchiva Díaz, marcó una importante distancia con los recientes sucesos que involucran a tres policías en actos delictivos.

El jefe policial no se escondió o evadió a la prensa tras los lamentables hechos registrados la semana pasada cuando dos sub oficiales en actividad fueron capturados cuando comerciaban con drogas, mientras que otro efectivo de la Policía Judicial eras detenido en una celada cobrando una suma de dinero a familiares de un detenido.

El Coronel James Tanchiva, quien desde que asumió el cargo en Chimbote ha demostrado una probidad y transparencia a toda prueba, no se detuvo a pretender encubrir u ocultar las conductas delictivas de algunos miembros de la institución, ni siquiera pensó en recurrir al artificio aquel de “esperemos que concluyan la investigaciones”.

Como tenía que ser, el representante de la Policía en Chimbote fue duro en señalar que se trata de acciones aisladas que no deberían comprometer la imagen de la institución aun cuando era consciente que con este accionar se menoscaba la buena reputación que muchos buenos oficiales tratan siempre de construir.

“Aquí no hay ningún espíritu de cuerpo, aquel efectivo que transgrede la línea que divide el bien del mal y comete un delito nosotros vamos a ser los primeros en denunciarlo. Aquí nuestra única finalidad es trabajar por la seguridad de la ciudadanía” expresó de manera categórica el jefe policial decidido a que no se siga manchando el uniforme de la institución.

Y es que no le falta razón al Coronel Tanchiva cuando se muestra decidido a limpiar su institución de los malos elementos que se vienen infiltrando en ella, pues la captura de los dos efectivos policiales traficando con droga no ha sido producto de una intervención providencial, por el contrario, es una acción de seguimiento e inteligencia de las propias unidades de la Policía.

En efecto, la semana pasada agentes de inteligencia de la Policía Nacional detuvieron una camioneta minivan que hace transporte público entre Chimbote y Casma, procediendo a realizar un registro a los ocupantes, poniendo énfasis en uno de ellos que se mostraba sumamente nervioso.

Al realizarse el registro personal hallaron en uno de los bolsillos del pantalón una bolsa conteniendo poco más de 100 gramos de marihuana, por lo que se procedió a su detención, sin embargo, la sorpresa se la llevarían luego al verificar que el detenido era nada menos que un efectivo de la misma policía nacional que se encontraba de servicio, el Sub oficial Juan Alejandro Virhuez Cerruti.

El sujeto confesó que se dirigía a Casma y de allí tomaría otro carro que lo lleve a Huaraz en donde debería entregar el estupefaciente a una persona por encargo de su amigo Williams Kim Rodríguez Fajardo, quien domicilia en la urbanización “Paseo del mar” en nuevo Chimbote y quien le habría pagado la suma de 100 soles por llevar el encargo.

Claro que se trata solo de una coartada con la finalidad de aparentar que desconocía que es lo que llevaba entre sus prendas, empero, eso es difícil de aceptar, menos aún cuando tras acercarse a la vivienda señalada por el intervenido encontraron un bunker en donde se ocultaba más droga.

Inclusive el segundo detenido es también miembro de la Policía Nacional, lo que quiere decir que se trata de sujetos infiltrados en las filas de la Policía  a efectos de delinquir desde ella, utilizar el cargo de alguna manera para evitar los controles y poder transportar droga sin que nadie aparentemente lo advierta.

Sin embargo, se equivocaron de cabo a rabo, los propios agentes de la Policía Nacional tomarían conocimiento de sus actividades delictivas y clandestinas y procedieron a realizarles un seguimiento y poder capturarlos con las manos en la masa, así como para establecer quienes son sus contactos y hacia donde envían la droga para comercializarla.

Hay que ser muy ingenuo para no pensar que los dos efectivos policiales forman parte de una organización criminal que los ha captado aprovechando su presencia en las filas policiales, pues desde ese privilegiado lugar tendrían acceso a informes confidenciales de seguimiento a sus actividades delincuenciales o para que les avisen si se realizaría alguna intervención de decomiso de drogas.

Lo cierto es que una vez más efectivos policiales son capturados con drogas y como si la mala suerte de la institución titular se habría confabulado contra ellos ese mismo día se capturó a otro efectivo de la Policía Nacional en flagrante delito.

Se trata de un agente de la Policía Judicial que fue denunciado por los familiares de un requisitoriado que fue aprehendido por esta unidad policial y debería trasladarlo a la ciudad de tumbes, un trámite que toma algunos días debido que se requiere consigar el pago de viáticos y la movilidad.

Sin embargo, a decir de los denunciantes el efectivo policial les sugirió que se busquen 400 soles y se lo entreguen porque con esa cantidad de dinero él podría acelerar los trámites y trasladarlos en tanto cuente con ese abono ilícito.

Justamente los familiares del detenido, conscientes que estos trámites no irrogan gastos porque los cubre el estado, consultados en la Fiscalía anticorrupción si la exigencia del efectivo policial era legal y con esa información se montó una celada por que los miembros de la policía no están autorizados, por nada en el mundo, a recibir dinero de las personas por algún trámite o diligencia de la unidad policial.

Este último efectivo policial ha sido ya enviado a Cambio Puente con una orden de nueve meses de internamiento, mientras que los dos agentes vinculados a drogas están siendo investigados dentro del plazo de 15 días que otorga la ley, pero es evidente que luego de ese período recalaran en el mismo presidio. Una incómoda carga para la buena imagen que precisa la Policía Nacional, sin embargo, ha sido oportuno y conveniente el necesario deslinde del jefe de la División Policial, haciendo lo que corresponde, es decir “separando la paja del trigo” y ofreciendo capturar a todos los corruptos que manchen el uniforme.