La vecina provincia de Huarmey no es solo una de las más golpeadas por el fenómeno del Niño Costero y por ello viene demandando la ayuda del gobierno para su reconstrucción, es también el lugar en donde extrañamente suceden toda clase de aberraciones que llevan a sus protagonistas a la cárcel.
La semana pasada un sujeto oriundo de esta provincia ha sido enviado al penal de Cambio Puente por espacio de 9 meses mientras es investigado por delito de Violación sexual en agravio nada menos que de su propia hija, así como por lesiones provocadas en sus otros dos hijos varones de 12 y 15 años.
Justamente, fueron las alevosas agresiones que propinó a sus hijos lo que llevó a la hermana de estos a denunciar los actos execrables que venía cometiendo con ella desde hacía un año atrás, vejaciones que le han provocado un grave trauma que probablemente marcará por completo su vida.
Los hechos son protagonizados por Kelsi Vela Reátegui, sujeto de 39 años de edad que no tuvo reparos en utilizar a su hija menor de edad como un objeto sexual, tal como ella misma lo ha relatado, primero, a sus docentes, y, luego ante el psicólogo y el fiscal en la cámara Gessel
De acuerdo al avance de la investigación que ha sido proporcionada a la prensa, el sujeto aprovechaba de su hija porque compartía el mismo colchón en el rancho que ocupaban en el A.H “Las Salinas- Ampliación la Victoria” en Huarmey. La menor dijo que los abusos de su padre eran casi a diario y la tenía bajo amenaza para que no diga nada.
El agresor Kesli Vela Reátegui fue detenido casi de inmediato por agentes de la Comisaria de Huarmey, luego que personal del Centro de emergencia Mujer de la vecina provincia denunciaran penalmente al sujeto tras escuchar el dramático relato de la menor que había sido trasladada a esa dependencia por sus docentes del Colegio “San Martin de Porres”.
La niña estalló y se decidió a denunciar a su padre a pesar de las amenazas que ejercía sobre ella, luego de advertir que los abusos de su progenitor se estaban extendiendo a sus otros dos hermanos, por ello no se guardó nada y confesó el martirio que estaba viviendo nada menos que por obra de su propio padre, algo realmente inconcebible.
Con las evidencias en las manos, el Ministerio Publico solicitó y obtuvo una orden de prisión para ese depravado y seguramente la cárcel de por vida le espera porque no existe otra medida de seguridad que pueda merecer gente de su calaña.
Pero lamentablemente no extraña escuchar un relato de este tipo en la vecina provincia de Huarmey, por el contrario, en nuestra trayectoria periodística hemos recogido hechos realmente espeluznantes, en donde el incesto, el ultraje de menores, la promiscuidad son propios de sus protagonistas.
No hay que hacer mucho esfuerzo para ello, basta remontarnos a los últimos meses del año pasado para corroborar esto, y, es que muchos deben recordar la gravísima denuncia formulada contra una mujer que había vejado a su hija menor de edad y que tuvo el desparpajo de hacer que su nueva pareja registre estas pervertidas escenas en su teléfono celular.
Justamente, esa retorcida acción propia de gente enferma, permitió que se conozca este hecho y se lleve a la cárcel a la mala mujer, el equipo celular del sujeto se extravió y quienes lo hallaron descubrieron la escena y la publicaron en las redes sociales, allí en donde el progenitor de las niñas las observó y la denunció ante las autoridades.
La fuga de la mujer llevándose a sus dos hijas tuvo en vilo al país, se temía que algo podría hacer esta mujer, sin embargo, la movilización nacional en torno a este caso obligó a la mujer a dejar a sus dos hijas de 13 y 14 años en la Plaza de Armas del Cusco, en donde fueron recogidas por las autoridades y posteriormente ella fue detenida en una vivienda de un distrito de la ciudad imperial.
La justicia se encargó de llevar al presidio a esta mujer y seguramente pasará muchos años en este lugar, empero, queda la terrible experiencia de la cuna de hechos de perversión en agravio de menores, hechos similares que llaman mucho la atención porque así como esos hay muchos otros.
Lo que queda es que las autoridades castiguen con todo el rigor de la ley a los responsables de esta terrible perversión que se vive en la provincia de Huarmey, algo que deja mucho para los sociólogos que podrían establecer la causa de estas degeneraciones siempre en un mismo lugar.