Editorial

EDITORIAL ::CUESTIÓN DE FORMACIÓN::

Un enojoso incidente que terminó con la intervención de un alumno de la escuela de Sub Oficiales de la Policía Nacional se registró la semana pasada y deja sentado un pésimo precedente que podría explicar mucho de lo que viene sucediendo en la institución tutelar.

Nos estamos refiriendo a la intervención de un alumno de la escuela policial por parte de sus propios compañeros, quienes lo sorprendieron cuando trataba de robar todo el dinero de la Promoción y quedó al descubierto “in fraganti”.

De acuerdo a lo que ha sido materia de publicación, el estudiante había tomado conocimiento donde guardaba el dinero su compañero de estudios, quien es secretario de tesorería, que estaba destinado a las actividades de la promoción, por lo que decidió robarlo de manera sigilosa.

Para ello esperó que sus compañeros se duerman en la cuadra y cuando ello ocurrió, en horas de la madrugada, se deslizó hasta el camarote de su compañero y le sacó la llave del cajón donde se hallaba el dinero que el tesorero la tenía colgando en el cuello.

Lo que no sabía el presunto ladrón es que su compañero sintió que le estaban sacando la llave, despertó pero se hizo el que seguía durmiendo porque quería saber hasta dónde llegaba con esta maniobra, sorprendiéndolo en el mismo momento que estaba robando los 2,300 soles que habían recaudado hasta ese momento.

Los gritos que hizo el estudiante despertaron a su demás compañeros quienes se decepcionaron de su promoción por la forma delictiva como estaba procediendo, perjudicando no solo al compañero que administraba el dinero y que habría sido el responsable de su desaparición en caso no haya despertado en ese momento, sino el perjuicio que estaba ocasionando a tods su promoción en la medida que estaba robando el dinero de sus actividades.

Obviamente, por encima de la estimación que se había generado por el compañerismo de una escuela, los estudiantes no podrían dejar pasar por alto la conducta delictiva de su compañero y decidieron levantar un acta de incautación del dinero, y, por intermedio de sus superiores de la escuela, pusieron al ladrón a disposición de la Comisaria de Buenos Aires para que sea denunciado ante el Ministerio Público.

Es realmente lamentable tener que comprobar que los alumnos de la escuela policial tienen estas malas costumbres, más aun cuando se trata del futuro de la institución, los próximos efectivos policiales cuya misión es luchar contra la delincuencia y no formar parte de ella, como se viene comprobando en muchos casos.

Y lo peor es que este hecho ocurre cuando apenas 24 horas antes se había revelado otro hecho que no dejó de sorprender a los chimbotanos y que pone de manifiesto que existe la necesidad de evaluar detenidamente a los nuevos agentes policiales que acceden a la institución tutelar.

Nos estamos refiriendo a la investigación que ha iniciado la Tercera Fiscalía Penal Corporativa de Chimbote en relación al robo de un equipo celular dentro de una oficina administrativa de la Primera Comisaría de Chimbote, en la cual el agraviado es un efectivo policial y los sospechosos, nada menos que otros efectivos policiales. 

La denuncia fue formulada por Paul Jackson Espinoza Pizarro, suboficial de segunda PNP, quien ha señalado que el robo de su equipo celular se registró el martes 25 de junio, en el interior de la oficina de administración de la Primera Comisaría de Chimbote, ubicada en la avenida Víctor Raúl de la Torre N° 296 en el P.J “El Acero”.

Explicó que en circunstancias que se encontraba de servicio en dicha Comisaría, en la sección de orden y seguridad (administración), a cargo de archivo y mesa de partes, en una oficina administrativa, ubicada al costado de la armería, salió por 5 minutos a dejar un documento y cuando retornó ya no estaba su equipo celular en el lugar que lo había dejado.

Quienes se hallaban en ambientes adyacentes y muy cerca de donde se perdió el equipo, eran sus colegas suboficiales Carlos Eche Flores, Génesis Llucho Jaramillo y Lisset Luera Vásquez que, como no podía ser de otra manera, le manifestaron que no vieron nada.

Hechos de este tipo se han denunciado en una serie de oficinas y dependencias, sin embargo, jamás podríamos imaginarnos que ocurrirían al interior de una dependencia policial y en un lugar en donde no existe acceso del público, lo que quiere decir que el autor de este latrocinio tiene que ser un miembro de la Policía Nacional.

Será el Ministerio Público quien trate de deslindar este bochornoso tema e identifique a quienes tienen estas malas costumbres dentro de la Policía, inclusive, seguramente en la vía administrativa es la inspectoría quien debe encargarse de investigar lo que sucedió en la dependencia policial

Empero, en el fondo de este tema llama poderosamente la atención que dentro de la Policía existan elementos que tienen la costumbre de sustraer las cosas, de incurrir en delito al robar dinero que corresponde a una recaudación interna o llevarse el equipo celular del compañero de trabajo, esa no es la actitud de quien viste el uniforme policial sino la conducta de un delincuente.

Y, si tenemos en cuenta que el caso de la sustracción de dinero se ha registrado en la escuela de la Policía, es decir, en la entidad en donde se están formando los futuros agentes del orden, habría que preguntarse ¿Qué clase de custodios se están preparando para salir a patrullar a las calles?

Es evidente que esto no es sino parte de la crisis moral que afecta a la institución tutelar, es una cuestión de formación, es la crisis de valores que se viven en los diferentes hogares y que colocan a jóvenes que no son los más idóneos para vestir un uniforme policial, y, cuando llegan a tenerlo terminan siendo protagonistas de todos los hechos delincuenciales que los medios de comunicación han venido publicando y que ha llevado a Policías en actividad al Penal de Cambio Puente.

La Policía debe hallar una fórmula para pasar por un tamiz a todos estos elementos en formación que no cuentan con una base educativa basada en los valores primordiales de la vida, pues aquellos que carecen de ello sencillamente no pueden avanzar porque a la larga terminan perjudicando a la institución. Esperemos se tome en cuenta todo esto.