Tradicionalmente las fiestas patronales en los pueblos del interior se celebran en dos o tres días, en los cuales no solo bailan y veneran a sus imágenes sino que beben y comen a raudales, se benefician reses y se cocina en el mismo lugar con los condimentos e ingredientes que ellos suelen utilizar.
Sin embargo, estas grandes comilonas no solo generan cuadros gástricos de indigestión sino que cuando las comidas se guardan por varias horas o no se preparaban en condiciones salubres, los efectos son delicados y se produce una intoxicación masiva que algunas de las veces es imposible controlar.
Y es que estos males masivos se propician en pueblos en donde apenas si existe una posta de salud y cuando funciona generalmente se encuentra cerrada y con pocos medicamentos, lo que convierte este cuadro en sumamente peligroso.
La semana pasada, en las vísperas de las fiestas de San Pedrito, numerosas personas fueron trasladadas hasta Casma porque presentaban agudos cuadros de intoxicación alimentaria, y sus efectos han sido tan graves que dejó como saldo una persona muerta y otras 44 afectadas en el caserío de Cano en el distrito de Quillo, durante las celebraciones de su fiesta patronal.
El fallecido fue identificado como Gonzalo Yerbasanta Chuyus (70) quien no soportó los fuertes dolores estomacales y no pudo ser atendido a tiempo, mientras que otras 18 personas fueron trasladadas al Hospital de Casma por presentar náuseas y vómitos. Otras 26 personas lograron recuperarse en la posta de salud de Quillo.
La información inicial proporcionada por la Policía señala que los afectados celebraban la fiesta patronal del lugar y consumieron alimentos guardados de la víspera, sin embargo, hasta esta semana se desconocían las reales causas de esta intoxicación masiva, se presumía que los platos no fueron preparados de manera conveniente y hubo alguna contaminación, sin embargo, no se descarta que el agua haya estado descompuesta y por ello se llevaron muestras a efectos de ser analizadas en Laboratorios de Lima.
Lo cierto es que hubo casi medio centenar de personas que se vieron afectadas por una intoxicación masiva y existe la necesidad que las autoridades determinen las causas con la finalidad que en el futuro no se vuelva a presentar casos de este tipo y, peor aún, con las nefastas consecuencias que dejó, como fue la muerte de una persona.
Sin embargo, hay indicios que no se pueden dejar de tomar en cuenta y es la gran cantidad de personas que presentaban los mismos cuadros de nauseas incontenibles y calambres estomacales, por lo que es presumible que los alimentos no hayan sido los que detonaron estos cuadros clínicos sino el agua que es un elemento que consumen todos, incluso, los que no probaron los platos de comida.
Lo que ha sucedido en Quiillo es lo que ha sucedido en Nepeña, moro y otros distritos y es consecuencia de los malos hábitos de las personas en lo que se refiere a consumo de agua cruda o de alimentos que no son preparados de manera salubre, se contaminan con recipientes o con las manos que no se han lavado luego de coger otras cosas.
El lavado de manos es una herramienta eficaz para prevenir cualquier enfermedad y si es que no se respeta y se producen estos cuadros de intoxicación masiva, se entiende entonces porque se mantienen en nuestra jurisdicción las enfermedades estacionales como el dengue, sika, la gripe AH1N1 y ahora ultimo con el síndrome de Guillain Barré.
Si siguen apareciendo estos cuadros es porque no se toman las debidas precauciones en los que se refiere a la higiene personal y alimenticia, no ha llegado a esos recónditos poblados el mensaje que han propalado las autoridades de salud de manera permanente y, por lo tanto, se requiere hacer un ajuste en aquellos lugares en donde se siguen incurriendo en esta clase de descuidos.
La intoxicación masiva registrada en el caserío de Cano en Quillo es consecuencia de una terrible negligencia por parte de los propios pobladores que no han tomado en cuenta las previsiones en lo que se refiere a la preparación de los alimentos o la contaminación del agua. Ellos deben tomar en cuenta lo que ha ocurrido para evitar en el futuro nuevas muertes y afectados por la contaminación alimenticia.
Pena benigna
Un docente casmeño acaba de ser condenado por el Juzgado Penal Colegiado de la Corte Superior del Santa a siete años de cárcel al haber sido hallado autor de los delitos de tocamientos indebidos y actos contra el pudor de una menor de años 7 años de edad.
Los hechos se remontan a diciembre del año 2016, cuando la menor fue enviada por su madre a comprar a la tienda de propiedad del docente, ya en el lugar lejos de atender a la pequeña el sujeto abusó de su confianza y comenzó a manosearla en sus partes íntimas, lo que obligó a la niña a salir corriendo hacia su casa en donde le reveló a su madre lo que el sujeto, identificado como Miguel Trejo Mariluz, le había hecho.
La madre denunció de inmediato y el sujeto se fugó, salió de la provincia de Casma hasta que fue detenido casi tres años después gracias al programa de recompensa. Pues fue delatado y detenido en el lugar donde se ocultaba.
Aun cuando el docente se ha negado ante los magistrados haber cometido el hecho, las pruebas lo delatan, la principal de ellas es el informe de la cámara Geseel, que es una prueba psicológica en la cual se demuestra el estado emocional afectado de la menor como consecuencia del ataque sexual.
El solo hecho que el sujeto se haya fugado y se mantenga como prófugo por casi tres años, pone de manifiesto su responsabilidad en los hechos, por ello el Colegiado lo ha condenado pero no ha tomado en cuenta su condición de docente, es decir, de hombre que debería ayudar en la formación de los niños antes que traumarlos, por lo que los siete años de cárcel nos parece que es una pena benigna. Veremos que decide la instancia superior.