Editorial

Editorial: ::: EL FINAL DE CHACUI :::

El pasado fin de semana ha sido detenido en la capital de la República el ex consejero regional y ex alcalde de Casma, José Luis Lomparte Monteza, quien se encontraba en calidad de prófugo de la justicia desde hace cuatro años, tras haber sido sentenciado a cinco años de prisión.

La captura de Lomparte Monteza se registró en horas de la tarde del pasado jueves en el distrito de Carabayllo, luego que la Policía tomara conocimiento que el prófugo ex consejero y ex alcalde se estaba ocultando en la vivienda de un familiar en el enorme distrito del cono norte de la capital de la república, en donde aparentemente nadie lo había identificado.

Sin embargo, el ex alcalde y ex consejero regional popularmente conocido como “Chacui” en la vecina provincia de Casma, no había calculado que desde hace ya varios meses el gobierno lo había incluido en el programa de los delincuentes más buscados del ´país, consecuentemente, el Ministerio del interior le había puesto precio a su cabeza.

Una recompensa de 20 mil soles se comenzó a ofrecer a quien estuviera en condiciones de proporcionar información idónea sobre el paradero del prófugo de la justicia y todo indica que alguien que lo reconoció lo delató ante las autoridades.

Y es que Lomparte Monteza ha padecido ese trauma que el tiempo va generando a quienes deciden lanzarse a la clandestinidad y esconderse de la justicia cuando se ha dictado en su contra un mandato de captura e internamiento en un Penal, pues aun cuando se encuentran en una cómoda habitación y ambientes de una vivienda que le permiten ocultarse, la sensación del encierro voluntario va generando serios perjuicios que los llevan finalmente a traicionar las propias reglas de su condición.

En efecto, José Luis Lomparte no ha sido capturado en el marco de un allanamiento de morada, por el contrario, los agentes de Inteligencia Policial lo detuvieron cuando caminaba por una de las principales arterias del distrito limeño, al parecer, cuando salía ocasionalmente para tomar un poco de aire y tras aburrirse de hallarse tras cuatro paredes.

Cuánto debe haberle pesado haber salido del inmueble en donde se ocultaba pues se trata del final de la aventura que decidió emprender luego que la justicia virtualmente lo tenía cercado, cuando concluía el proceso penal en segunda instancia relacionado con las acciones colusorias que se detectaron en la ejecución de la obra de la llamada Paradita San Martin que debería convertirse en un moderno mercado.

Ocurre que la obra fue direccionada a una empresa que cobró más de la mitad el proyecto y no puso ni siquiera un ladrillo, todo ello con la connivencia del alcalde José Luis Lomparte quien dispuso “adelantar” poco más de un millón novecientos mil soles de un total de 3 y medio millones de soles que costaba la obra, y, finalmente ese dinero se perdió.

El alcalde y los contratistas alegaron una y mil veces que la obra no se ejecutó porque existían problemas judiciales para poder desalojar a los comerciantes y habilitar el terreno, empero, ese era un problema que lo debieron haber previsto mucho antes que se licite la obra, con mayor razón, si el terreno estaba invadido es absurdo que el Municipio haya entregado un millonario adelanto cuando sabían que la obra no se podía ejecutar.

Esto solo puso de manifiesto un descarado contubernio de ex funcionarios ediles y malos empresarios que se aprovecharon de los dineros que se disponen para el desarrollo y progreso de los pueblos, por ello es que el ex alcalde se dio a la fuga cuando se sustanciaba el proceso y luego reaparece cuando ya había sido electo consejero regional apelando a la ruleta judicial, planteando un Habeas Corpus en Juzgados de lugares lejanos y desconocidos para llegar con resoluciones que solo Dios sabe cómo se obtienen pero que le sirven para salir de la clandestinidad y demandar su juramentación en el cargo.

Sin embargo, cuando las cosas se hacen de esta manera, sorteando furtivamente a la ley y la justicia, finalmente terminan en el derrotero de siempre, de allí que el año 2015, cuando Lomparte Monteza ya ostentaba el cargo de consejero regional, la Sala Penal Liquidadora de la Corte del Santa lo condena a cinco años de cárcel efectiva y ordena su ubicación y captura.

Nuevamente el ex consejero regional se lanza a la clandestinidad, solicita y obtiene del consejo regional una suspensión de 120 días en el cargo porque alega que su caso no es cosa juzgada al haber planteado un recurso de casación ante la Sala penal de la Corte Suprema, en donde esperaba revertir el fallo de la justicia chimbotana y retomar al cargo.

Sin embargo, la justicia ya había trazado el camino de este hombre que, por todos los medios, quiso eludir la infranqueable mano de la ley, recordemos que en una oportunidad para pretender quebrar el juicio oral que se le seguía, presentó un certificado médico y no calculó que los magistrados no permitían esta clase de artificios y se desplazaron hasta la localidad de Casma en donde lo buscaron y lo encontraron en una cama del hospital de Essalud de esa ciudad, y, de el médico legista pudo comprobar que no presentaba un solo síntoma de la enfermedad que decía tener según la historia clínica que se mostraba

Este era el popular “Chachui”, estaba dispuesto a desafiar a medio mundo incluida a la justicia, por ello es que no ha vacilado en mantenerse por cuatro años en la clandestinidad, esconderse en un distrito del cono norte de Lima en el que pensó que jamás lo hallarían, sin embargo, con una recompensa de por medio es evidente que tarde o temprano lo atraparían como ha ocurrido la semana pasada.

Justamente, el ultimo martes fue traído a Chimbote y sus familiares pusieron de manifiesto el dolor que les representaba que tenga que ir a parar al penal de Cambio Puente, pero todo ello ya estaba escrito, era cuestión de esperar que la Policía haga su trabajo, una alternativa realmente peligrosa en la medida que han pasado cuatro años y bien los pudo superar en la cárcel pues a estas alturas ya podría estar nuevamente libre con algún beneficio penitenciario.

Lamentablemente, optó por la senda más difícil, aquella que lo ha llevado al recinto penitenciario en donde deberá permanecer los cinco o algún año menos que se computarán recién a partir de la fecha. Es el final de Chacui, una autoridad que se ganó el aprecio de su pueblo hasta que comprobó que lo había engañado tras ser condenado por la justicia. Parece que quiso emular la película de Frank Sinatra que dice “Los valientes mueren de pie”.