Editorial

EDITORIAL ::NECIA ACTITUD::

Hace solo unos días una estadística de un organismo que trabaja por la salud de los adolescentes, había señalado que existe un elevado porcentaje de menores cuyas edades frisan entre los 12 y 17 años que ya se encuentran incursos en el consumo de licor o drogas.

Esta conclusión era evidente a la luz de los hechos que se han informado en los últimos meses y años, cuando se ha encontrado a escolares que no vacilan en llevar drogas a sus aulas, habiendo sido sorprendidos por los auxiliares e intervenidos y puestos a disposición de las autoridades como corresponde.

Justamente, hace poco más de una semana se había dado cuenta de la intervención de dos escolares del cuarto año de secundaria que fueron sorprendidos con una bolsa con marihuana entre sus materiales educativos que llevan en las mochilas.

Fue la propia directora del Plantel quien solicitó la presencia de efectivos de la comisaría de Buenos Aires en la medida que entiende que la sola posesión de estupefacientes ya no es un acto de indisciplina o una transgresión al reglamento educativo que se tenga que sancionar a nivel de su plantel, sino que es un acto delictivo que deben atender las autoridades competentes.

Sin embargo, este no había sido el único caso de alumnos que confunden sus cuadernos con “pacos” de marihuana o “ketes” de PBC, por el contrario, en los últimos dos años se han sucedido casos similares en otros colegios del cono sur, como Villa María, San Luis de la Paz, Pedro Pablo Atusparia, República de Yugoslavia entre otros.

Esto lo ha precisado Fernando Casanova Solano, responsable del programa municipal “Evasión Cero” de la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote, quien conoce la realidad de los colegios de su jurisdicción y lamenta que frente a los muchos casos que se han descubierto y denunciado ante las autoridades, existan otro número más significativo que no son pasibles de denuncia alguna.

Esto es algo que ha sorprendido a muchos en la medida que las instituciones estaban convencidas que ante los hechos que se han revelado públicamente y que se han denunciado ante las dependencias competentes, se estaba ejerciendo un estricto control y seguimiento, empero, esto no es así.

El encargado de “Evasión cero” ha señalado que lamentablemente no reportan estos hechos para evitar el escándalo, buscan la manera de amonestar internamente a los estudiantes y prefieren que los hechos no trasciendan públicamente y hasta llegan a infringir sus obligaciones por esta actitud.

Dijo que frente al hallazgo de algún estudiante que está en poder de sustancias prohibidas los directores de los colegios están en la obligación de dar a conocer estos hechos indebidos a la Unidad de Gestión Educativa Local del Santa y al programa Evasión Cero, y proceden de esta manera solo para evitar los cuestionamientos que se den a raíz de estos hechos.

Indicó que informar de estos hecho a “Evasión Cero” no es una pérdida de tiempo pues lo que hacen ellos es llevar a estos estudiantes a las áreas como Demuna que cuenta con profesionales que están en condiciones de poder realizar un seguimiento a los alumnos con la finalidad de ayudarlos psicológica y emocionalmente.

Lamentablemente es cierto que hay directores que prefieren dejar las cosas como estaban porque lo que buscan es evitar el escándalo, prefieren que no se involucre la imagen del Colegio en la medida que puede colocarlos en mala posición ante la oferta educativa.

Si un padre de familia lee o escucha que en ese centro educativo existen escolares que consumen drogas y que han sido sorprendidos con estupefacientes en las aulas, los progenitores ya no querrán llevar a sus hijos a ese plantel y los motivará a buscar otros, lo que los afecta económicamente.

Empero, la cuestión material debe estar relegada a la necesidad de tratar y ayudar a ese estudiante que ha caído en el submundo de las drogas, que ha caído en un vicio que en la medida que siga aumentando le puede generar serias secuelas en su futuro, lo llevará a abandonar el estudio y menos aún acceder a un empleo, por lo que más factible es que termine en el lumpen.

Justamente, por ello es que la Municipalidad, desde hace ya unos años, decidió implementar este programa “Evasión Cero” con la finalidad de controlar la presencia de alumnos con vestimenta escolar en las calles, es decir, aquellos insensatos que no miden el esfuerzo de sus padres por llevarlos a un colegio y que se instruyan, pues lo que hacen es buscar la manera de evadirse de plantel e irse a pasear.

Los medios de comunicación somos testigos privilegiados del esfuerzo que hacen funcionarios ediles como Fernando Casanova y su equipo que han conseguido intervenir a muchos colegiales de los que se conocen como “vaqueros” y los han entregado en su mismo colegio y sus padres para que se ponga en marcha un tratamiento de tipo psicológico para esos estudiantes que no valoran la importancia que tiene el estudio.

De allí que cuando nos encontramos con informaciones como aquellas que nos da cuenta Fernando Casanova, en el sentido que hay director4eewss que prefieren ocultar un caso de drogas en su plantel, nos indigna, nos genera vergüenza ajena porque se trata de la reacción propia de un mediocre y no de un profesional del magisterio, puesto que un docente sabe medir el serio peligro que corre ese estudiante si es que no recibe un tratamiento adecuado para alejarse del vicio de las drogas.

Justamente, denunciar está clase de hechos permite que al alumno involucrado lo encausen por la senda que corresponde, no se trata de sancionarlo o flagelarlo lo que se quiere es que ese estudiante encuentre una mano que lo ayude porque si ha caído en ese vicio es porque realmente la necesita.

Pretender ocultar esta clase de hechos es proceder como aquella mujer que “barre su casa y esconde la basura bajo la alfombra” para pretender hacernos creer que su vivienda está limpia, hay que llamar a la reflexión a estos malos directores que ocultan estos hechos pues deben entender que antes que el escándalo se deben preocupar pot el alumno que va por el camino equivocado.