Editorial

Editorial: ::: HISTÓRICA FIESTA :::

La organización de la décimo octava edición de los Juegos Panamericanos en Lima, la capital del Perú, desató toda una euforia que se contagió en las principales ciudades del país que vivieron el paso de la antorcha que representa el símbolo de la inauguración de esta competencia continental.

Ello porque la llegada de la antorcha de los Juegos Panamericanos está rodeada de un protocolo sumamente rígido y estricto que involucra el paseo de este distintivo por las principales ciudades del país organizador, comenzando desde el lugar más significativo que, en el caso nuestro, fueron las milenarias ruinas de Macchu Picchu.

Y en el caso de Chimbote estaba prevista la llegada el día martes 23, el gobierno regional convocado por el comité organizador para que se encargue de la recepción en Ancash, designó una comisión que en Chimbote estuvo encabezada por el Director regional de Trabajo.

Con el respaldo de la municipalidad Provincial el Santa y las autoridades en pleno, el comité organizador realizó un exhaustivo trabajo a efectos de contar con un programa acorde a este evento de primer nivel y sobre el cual están los ojos de millones de personas en todo el continente que siguen de cerca estas incidencias en la medida que permite difundir las riquezas turísticas y culturales de nuestro país.

Por ello es que para el día señalado los organizadores tuvieron todo preparado, el recorrido, las asistencias, los atletas o deportistas que llevarían la antorcha y el desplazamiento de las autoridades, así como del público en general que podría seguir estas incidencias en todo el recorrido señalado.

Y las expectativas de los organizadores se vieron desbordadas por un entusiasmo y el delirio de una población que se volcó a las calles, que olvidó que era un día laborable y acompañó este ingreso de manera multitudinaria.

La antorcha paseó en un vehículo al ingresar a nuestra ciudad y en el cruce de las avenidas Pardo con Industrial descendieron para ser entregada a la posta de deportistas locales que la llevarían hasta la Plaza Grau, en donde se había acondicionado un estrado y esperaban autoridades y público en general para rendirle homenaje a este símbolo de los juegos de Lima 2019 que ya todos estamos viviendo con algarabía.

Y la llegada al centro de la ciudad fue apoteósica, si las autoridades no vacilaron en sudar la camisa y recorrer el trayecto de la antorcha acompañándola por las calles de Chimbote, en otros lugares el sentimiento no fue menos.

Y es que la antorcha recorre con otras dos antorchas que son una réplica y que se denominan destacadas, las cuales se llevan a dos puntos representativos de la ciudad en donde se toman las fotografías oficiales para la organización  del evento.

 Una de estas antorchas fue llevada las el cerro de la juventud, desde cuyas alturas se domina una hermosa vista de la ciudad y la bahía. La otra antorcha destacada fue llevada hasta el distrito de Nuevo Chimbote, al pie de la catedral Nuestra Señora del Carmen y san Pedro Apóstol, en donde nuevamente una muchedumbre le dio un recibimiento magnifico, cantaron, bailaron, gritaron y celebraron la llegada de un distintivo en un hecho único que experimentaba un pueblo que ya sabe saborear los grandes eventos del país porque representa la segunda ciudad de la provincia y una de las más importantes a nivel regional.

Y es que la fiesta no podía ser más redonda si se tiene en cuenta el descarado pesimismo que se vivía en la víspera por parte de grupos que no ponían nada de su parte para superar las deficiencias que se registraban pese a que se necesitaba del apoyo de todos para superarlas.

Muchos dejaron todo a su suerte en el entendido que manifestaban que era problema del municipio acondicionar las calles por donde pasarían las antorchas, cuando en realidad era un trabajo conjunto, era una responsabilidad de todos en la medida que de por medio estaba la imagen de la ciudad que estaría en los ojos de todo el mundo.

Era la gran oportunidad de mostrar todo muestro potencial, sus recursos turísticos, su gastronomía, las hermosas playas que nos circundan, mostrar a todos que somos una ciudad que goza y celebra junto al país los grandes eventos.

Y la respuesta a este pesimismo la dieron, paradójicamente, los responsables del comité organizador, el grupo de avanzada del comité olímpico peruano que tuvo bajo su responsabilidad el paseo de la antorcha por todo el país, quienes al llegar a Chimbote con la finalidad de verificar las condiciones en las que se encontraban las calles por donde pasaría la antorcha se llevaron una buena impresión.

Fueron ellos los que expresaron que no había necesidad de dejar de progresar una ciudad o postergarlo por el paso de la antorcha, por el contrario, lo que quieren los promotores de estos eventos es que las ciudades sean más grandes y mejores, de tal suerte que sería absurdo que demanden la paralización de obras de desarrollo y bienestar de una ciudad, lo único que había que hacer es limpiar y acondicionar por un día para el paso de la antorcha.

Tal es la sencilla posición de los organizadores que cuando llegaron a Chimbote se sorprendieron en la medida que les habían advertido que se encontrarían con un aspecto deplorable pero señalaron que estaban en una de las mejores ciudades por las que habían paseado hasta el momento.

De allí que es pertinente saludar el esfuerzo y la dedicación de los miembros del comité local de organización de recepción de la antorcha de Lima 2019, han desarrollado una labor impecable y han permitido que no solo los chimbotanos sino los propios encargados de trasladar la antorcha se lleven una grata impresión y hayan vivido una fiesta inolvidable con la alegría de todo un pueblo.

Esto último es lo que se tiene que valorar, no todos los años pasará una antorcha de los Juegos Panamericanos, por ello se entiende el desborde popular y la algarabía de un pueblo que entiende que ya muchos no podrán ver un evento similar. Ha sido una histórica fiesta que muchos quisiéramos volver a vivir pronto con otro evento de ese mismo calibre.