Editorial

Editorial: ::: POSICIÓN FIRME :::

De manera unánime, las autoridades en pleno de la provincia del Santa han rechazado la decisión del gobierno central de disponer el cierre de la escuela de Sub Oficiales de la Policía Nacional de Chimbote, así como la Escuela de Yungay, disponiendo que ambas se conviertan en centros de reentrenamiento.

Este acuerdo se adoptó en la ultima sesión del comité provincial de Seguridad Ciudadana (COPROSEC) que se desarrolló en el auditorio de la Municipalidad Provincial del Santa, bajo la presidencia del alcalde (e) Carlos Guzmán Gaona, en el cual se analizó el decreto supremo N° 018-2019-IN que declara el inicio del Proceso de Reorganización de las Escuelas de Educación Superior Técnico Profesional de la Policía Nacional del Perú.

Este dispositivo legal, para infortunio de los chimbotanos y los ancashinos dispone el cierre de las escuelas de suboficiales de la región Áncash entre ellas de Yungay y de Nuevo Chimbote, para convertirse en centros de reentrenamiento.

En la publicación, se establece que las Escuelas de Educación Superior Técnico Profesional como es el caso de Nuevo Chimbote y Yungay, se convertirían progresivamente en centros de reentrenamiento y especialización en función a las necesidades institucionales, sin afectar la continuidad de la formación que reciben los estudiantes que vienen cursando sus estudios en estas escuelas.

Claro, lo único que deja a salvo es que las actuales promociones que vienen realizando sus estudios culminen sus periodos de preparación, sin embargo, las escuelas de sub oficiales ya no recibirán mas postulantes y ya no formarán a nuevos cuadros policiales, una medida que en las actuales circunstancias de Chimbote, la región y el país, parece menos que descabellada.

En efecto, ¿Cómo entender el cierre de dos centros de formación de efectivos policiales cuando se tiene una estadística casi patética de inseguridad en todo el país? ¿Cómo cerrar la puerta a la formación de nuevos cuadros policiales si la actividad delictiva crece por todos lados en el país? ¿No habría sido lo más adecuado potenciar las escuelas de Sub Oficiales que existen si es que, como se ha observado, existen algunas deficiencias en el desempeño de cada una de ellas?.

En realidad el tema del cierre de las Escuelas de Sub Oficiales de la Policía de Chimbote y Yungay no es un asunto nuevo, está en la puntería desde hace varios años en el Poder Ejecutivo, la promovió el ex ministro del interior Carlos Basombrío Iglesias, quien se llevó de encuentro por entonces, hablamos del año 2016, a la Región Policial de Áncash.

Fue la reacción inmediata de las autoridades la que detuvo a Basombrio en sus pretensiones de cerrar las escuelas de la Policía pero se mantuvo en sus trece con la disolución de la región Policial de Áncash con sede en Huaraz, pasando a formar parte de la Región Policial de Trujillo.

Es decir, por obra y gracias de los caviares, Chimbote se convertía nuevamente en una anexo de Trujillo en materia de seguridad, hecho que motivó las movilizaciones y la protestas de las autoridades a través del frente de Defensa, hasta que finalmente el pedido fue escuchado y se repuso a la región Policial.

Sin embargo, en el Ministerio del Interior quedaron los rezagos de aquellos ex funcionarios que le pusieron el ojo a las escuelas de sub oficiales de la Región Áncash y este no es un tema de logística ni nada por el estilo.

Aquello de los centro de reentrenamiento o de la necesidad de inmuebles más adecuados, como lo ha señalado hace algunos días el Jefe de la División Policial de Chimbote, no es más que un cuento Chino, ese es solo el pretexto para tratar de acallar las lógicas reacciones de la sociedad civil de Chimbote.

Tampoco es una medida transitoria, como quiere sostenerse, en realidad es un propósito político que se arrastra desde hace años porque el objetivo es el presupuesto que manejan las escuelas de Sub Oficiales de Chimbote y Yungay.

En aquel entonces se había comenzado a ejecutar el proyecto de la Escuela de Oficiales y Suboficiales de la Policía con sede en Trujillo, se trata de un enorme complejo que buscar que monopolizar el adiestramiento de los futuros miembros de la Policía, sin embargo, se requiere de presupuesto para implementarla y como es más fácil sacar un presupuesto ya existente, lo que han hecho es mirar a Chimbote y Yungay a pesar por encima del rédito que tienen estas escuelas por lo menos para la Región Áncash..

No se puede sostener a estas alturas que la infraestructura de la Escuela de Policía de Chimbote no es la adecuada, para quienes ignoran la historia de esta institución debemos recordarle que ella fue producto de una campaña montada por las autoridades locales y la propia Comandancia local, se buscó el terreno que fue donado por la Municipalidad, se edificó la escuela con apoyo del Colegio de Ingenieros, de la empresa siderúrgica, de muchas empresas pesqueras locales, muchas otras pusieron sus aportes en mobiliario.

Se hizo un esfuerzo considerable para poder tener esta Escuela y no podemos aceptar que gente que desconoce este tema venga a decirnos que no tiene la logística necesaria porque se hizo a imagen y semejanza de lo que pidió la propia Policía.

De allí que solo se quiere maquillar una medida perniciosa, el ejecutivo quiere acicalar el verdadero motivo del cierre de las escuelas de Sub Oficiales de Áncash y no es capaz de advertir el grave error en el que se incurre.,

Si estas escuelas no habrían demostrado la efectividad que tienen al proporcionar a los custodios que requieren los diferentes pueblos de Áncash, entonces se podría decir que deben ser clausuradas. Sin embargo, si se trata de recurso humano las diversas comisarías han sido implementadas gracias a las promociones que han egresado de estas escuelas. Si ellas se cierran la seguridad de la población quedará en el limbo, será absoluta responsabilidad de un Gobierno que sigue los patrones de políticos interesados en llevarse el patrimonio de Chimbote a otras ciudades, algo que tampoco es novedad. Es momento de decirles basta a estas expresiones de avasallamiento a las que están acostumbrados.