La Fiscalía Especializada en delitos de Lavado de Activos y pérdida de dominio de nuestra ciudad procedió a incautar la enorme vivienda de propiedad del ex dirigente de construcción civil Víctor López Padilla, quien se encuentra involucrado en una investigación por delito de lavado de activos.
La diligencia se realizó en medio de un despliegue policial que se tradujo en un cordón policial que rodeó la vivienda que se encuentra ubicada en el asentamiento humano San Luis II etapa, manzana F, lote 1, del distrito de Nuevo Chimbote.
Como se sabe, el ex dirigente de construcción civil se encuentra incurso en varios procesos penales derivados de sus estrechos vínculos con la red de organización criminal que se manejó desde el gobierno regional de Áncash en la gestión de César Álvarez Aguilar, en donde el manejo de los diezmos fortaleció el patrimonio de muchas personas, entre ellas el dirigente de construcción civil según lo sustenta el Ministerio público.
La medida ha sido autorizadas por el Juez del Tercer Juzgado de Investigación preparatoria y dispone el embargo en la modalidad de secuestro, lo que quiere decir que se deberá desalojar a quienes se encuentren ocupándola y para ello se ha otorgado un plazo no mayor de tres días, luego de los cuales se hará entrega del inmueble al programa nacional de Bienes Incautados (PRONABI).
El Ministerio Público presume que la construcción de dicho inmueble, valorizado en casi medio millón de soles, se ejecutó con dinero obtenido de manera ilícita, como el cobro de diezmos cuando era dirigente de construcción civil.
Y es que basta echar una mirada a la propiedad para presumir que detrás de ella existen manejos ilícitos si se tiene en cuenta que la actividad del investigado fue siempre la construcción civil y en su calidad de dirigente no podría demostrar las vías legales en que se ha realizado dicha edificación.
Por el contrario, en nuestra ciudad se sabía de antemano los manejos turbios que rodearon el gremio de construcción civil en los años en que el gobierno regional estableció una siniestra alianza para disponer de sus afiliados en las protestas que se promovieron con fines eminentemente políticos.
Esa alianza le permitió al gremio sindical manejar la bolsa de trabajo que se destinaban en las obras que se ejecutaban con financiamiento del erario regional, inclusive, se manejaban bajo amenaza los cupos de otros rubros, como los destinados a la comunidad y de las propias empresas constructoras.
Aquel régimen vertical se impuso en las calles a punta de balazos, los chimbotanos no podrán olvidar jamás las marchas violentas y agitadoras del gremio de construcción civil llegando al extremo de echar a los propios mentores del sindicalismo de ese sector como el ex consejero regional Ezequiel Nolasco Campos que fue expectorado del gremio después de haberlo manejado durante muchos años.
En ese afán no se puede olvidar cómo es que López Padilla, al frente del gremio violentista que promovió, la emprendió contra el exconsejero y atacó su domicilio con la finalidad de amedrentarlo, hechos por los cuales ha sido condenado y purga carcelería.
Las grescas a sangre y fuego entre las mismas facciones del sindicato de construcción civil terminaron con el apoderamiento de Víctor López Padilla y Modesto Mondragón Becerra, dos personajes que no solo pusieron su entidad al servicio del gobernante regional de entonces, César Álvarez Aguilar, sino que se coludieron con todos los hechos ilícitos que se germinaban por entonces, se sumaron a una organización criminal y por ello el 30 de mayo del año 2014 fueron capturados en aquel operativo promovido por la Fiscalía y un grupo especial de la Policía de Lima que puso punto final a las tropelías que se cometieron en nombre del ejercicio del poder regional.
Y, aparentemente, en este predicamento el ex dirigente de construcción civil involucró a su propia familia, pues se sabe que junto a López Padilla también viene siendo investigada su hija Yeni Liseth López Guerrero, quien habría realizado las actividades de conversión y ocultamiento del dinero procedente de los diezmos de la gestión corrupta de César Álvarez Aguilar.
Cuando se acumula riqueza mal habida, las huellas o evidencias saltan a la vista, por ello es que la autoridad puede escudriñar en las entidades de recaudación, registro y tributación los movimientos y las declaraciones que haya realizado aquella persona que es objeto de una investigación.
La huella del dinero negro es posible de persecución ahora que se cuenta con herramientas legales y financieras que permiten hacerlo, ya no se tienen las facilidades que existían antes para poder desviar recursos, ocultarlos o convertirlos en recursos lícitos.
Por ello es que tanto la Fiscalía como el Poder Judicial hanÂÂÂ decidido incautar de manera definitiva el predio de propiedad de Víctor López Padilla en la medida que existen suficientes elementos de juicio que demuestran que aquellas provienen de dinero de procedencia ilícita, más aun cuando existen estrechos vínculos con una organización que es objeto de una pesquisa de gran envergadura por la forma como dilapidaron y derrocharon recursos del erario regional.
Hay que tener en cuenta que sobre Víctor López Padilla existen muchos otros cuestionamientos en relación a la presunta existencia de otros bienes que son de su propiedad pero se encuentran registrados a nombre de terceras personas, es decir, la figura del testaferro que es otra modalidad de lavado de activos, consecuentemente se deben deslindar todos los extremos de la denuncia y mientras tanto las propiedades cuestionadas deben ser administradas por el estado como garantía de un posterior pago de reparaciones civiles e indemnizaciones por los delitos cometidos.
Víctor López Padilla se encuentra preso pero no por órdenes de prisión preventiva sino por una sentencia que le impuso cuatro años por el ataque a la vivienda de Ezequiel Nolasco, mientras tanto, espera la culminación de dos megaprocesos, el caso La Centralita y el crimen de Ezequiel Nolasco, al margen claro está de este caso de lavado de activos que también esta bastante avanzado. Veremos como terminan.