Editorial

Editorial: ::: EXTREMO INTOLERABLE :::

De un tiempo a esta parte, existe una casta de migrantes venezolanos que solo han promovido el desorden y han protagonizado hechos delictivos que ha llevado a muchos de ellos al Penal de Cambio Puente.

Un ultimo caso se registró el ultimo fin de semana cuando un ciudadano de esa nacionalidad perpetró un atraco a un estudiante premunido de un cuchillo con el cual, junto a un cómplice, le hicieron un corte para que soltara su teléfono celular.

En esa ocasión el personal policial con las indicaciones del agraviado consiguió dar con la captura de uno de estos dos maleantes a quien el Poder judicial ha enviado por nueve meses al Penal.

Sin embargo, aun cuando este caso ya es indignante por lo que representa un ataque a un menor edad con arma blanca, lo que ha sucedido en la urbanización Los héroes la semana que pasó ya superó toda paciencia.

Allí, las imágenes de una cámara de seguridad nos permitieron ver la forma como una mujer que salía de su domicilio a buscar movilidad para trasladarse a su centro de labores, fue abordada por dos asaltantes que, de acuerdo a la versión de los vecinos que los han visto, se trataría de dos migrantes venezolanos.

En las imágenes se puede ver como los sujetos abordan a la mujer y tratan de arrancharle la cartera, empero, la agraviada, respondiendo a un natural instinto de defensa, se resiste a ser despojada de su cartera y forcejea con los maleantes a pesar de la enorme diferencia física que existe entre ellos.

Pero lo que revelan las imágenes es que uno de los delincuentes tiene en su poder un enorme cuchillo, de unos 30 ó 40 centímetros que ante la resistencia de la mujer lo levanta inicialmente para amenazarla y amedrentarla, pero ante la férrea oposición de la victima lo hunde por la espalda de la mujer, una y otra vez.

La escena muestra que el segundo delincuente vuelve la mirada hacia la calle e inmediatamente comienza a correr alejándose, obligando a su cómplice, el mas agresivo y el que portaba el puñal, a hacer lo mismo, renunciando a la cartera de la mujer que cae al piso tras el acto de violencia.

Luego se observa que un vehículo se acerca por la calle y fue la razón por la cual los delincuentes huyeron del lugar, siendo la mujer inmediatamente auxiliada por el chofer del auto y otros vecinos que salieron de sus viviendas luego de escuchar los gritos de la agraviada ante el ataque de los maleantes.

Los moradores dijeron que lamentablemente esta zona se ha vuelto sumamente peligrosa por la presencia de sujetos de mal vivir., algunos de nacionalidad venezolana, que están arrebatando toda clase de pertenencias, no solo a los hombres y mujeres sino a los niños, sin que la policía y menos el Serenazgo Municipal lleguen a patrullar por la zona como para que los delincuentes se pongan a buen recaudo y se alejen de este lugar.

En realidad, esta clase de robos se han venido sucediendo desde hace algunos meses en ese sector pues los medios de comunicación difundieron las revelaciones que hicieran los padres de familia del Centro Educativo Pedro Pablo Atusparia que, con su propio esfuerzo, instalaron un sistema de cámaras de vigilancia y allí se registraron una serie de sucesivos robos, muchos de ellos perpetrados por sujetos que se movilizaban en una moto lineal.

Justamente, las exposiciones de las imágenes alejaron por algún tiempo a los delincuentes que se trasladaron a otras calles de la misma Urbanización Los Héroes, por lo que la actividad delincuencial en esta zona ha sido frecuente y debió merecer un tratamiento especial por parte de las autoridades, especialmente por la Policía Nacional y del serenazgo que debieron disponer el traslado de algunas de las pocas unidades con las que cuentan.

Los vecinos de Nuevo Chimbote han advertido que ante la carencia de unidades móviles, tanto el serenazgo como la Policía, desplazan de vez en cuando a personal de patrullaje a píe, desplazando a su personal a ciertos lugares, especialmente a los parques y las zonas aledañas a los colegios con la finalidad de dar protección,

Sin embargo, estos desplazamientos no son suficientes, más aun cuando la mayor carga delincuencial se registra entre la noche y la madrugada, como en el caso de la mujer que fue atacada a las 6.00 de la mañana, cuando salía a trabajar, lo que demuestra que los maleantes están al acecho durante toda la noche hasta las primeras horas de la mañana.

Quisiéramos pensar que las imágenes de las cámaras de seguridad permitan a la Policía identificar a los maleantes y capturarlos, empero, esto es difícil y complicado si se tiene en cuenta que existieron otros casos en el que los delincuentes se muestran en imágenes pero los investigadores no fueron capaces de ponerlos a buen recaudo como corresponde.

La habitual reserva en la información no ha permitido a los medios conocer inmediatamente el estado de la mujer acuchillada por estos miserables que pululan por las calles al acecho de victimas indefensas, esperemos que las heridas no hayan sido graves, pero, de por sí, dejan un trauma que será difícil de superar.

Por mandato de la ley toda jurisdicción cuenta con un comité de seguridad que es el que promueve las acciones de defensa de la ciudadanía, empero, tal parece que este organismo no funciona en Nuevo Chimbote, pues la delincuencia comienza a ganar terreno, los asaltos y los robos se hacen mas asiduos, por lo que urge a las autoridades reunirse para adoptar las medidas que resulten más convenientes.

Hace solo unos meses un oficial de la Policía dejó entrever que la seguridad de las personas pasa por la responsabilidad de las propias familias que deben tomar sus medidas de prevención ante la delincuencia. Eso solo significa renunciar a su rol de tutela en las calles, no se puede permitir que las imágenes que muestran a una mujer siendo alevosamente atacada por un maleante con un cuchillo que no vacila hundírselo en la espalda, se vuelvan a repetir.

Basta ya de tanta tolerancia a estas actividades delincuenciales, se tiene revisar la situación migratoria de los venezolanos llegados a nuestro país, la solidaridad tiene un extremo intolerable que termina allí en donde los visitantes comienzan a traicionar la buena voluntad de un anfitrión.