Editorial

EDITORIAL ::PROTESTA ECUÁNIME::

Los pescadores de los principales puertos del litoral han anunciado que mañana martes vuelven a las calles para emplazar, una vez más, a la ministra de la Producción, Rocío Barrios, que adopte las medidas que son pertinentes a la actual situación que presenta el principal recurso de la actividad industrial, como es la anchoveta.

Los pescadores están exigiendo a la titular de PRODUCE que disponga el inmediato cierre de la segunda temporada de pesca y se decrete la veda de anchoveta en razón que el recurso no está en condiciones de ser capturado y la posibilidad que se reabra la actividad extractiva solo equivale a una depredación escandalosa del recurso.

La reacción de los gremios pesqueros obedece a la decisión adoptada por la Ministra en las vísperas del advenimiento del año nuevo, cuando lejos de disponer el cierre de la temporada como lo venían reclamando los diversos gremios de pescadores lo que hizo fue suspender la actividad extractiva hasta que el IMARPE recomiende las medidas que deben adoptarse.

Esta decisión deja siempre una ventana abierta a la depredación, los pescadores saben que la suspensión es un término voluble que puede ser modificado en cualquier momento, por ello han decidido marchar nuevamente pero ya no solo para exigir que se determine el cierre de la segunda temporada sino demandando la renuncia de la Ministra que ha demostrado una extraña complacencia con postulados que solo responden a los grandes intereses del empresariado pesquero.

Como se recuerda, fueron los pescadores los que protestaron frente al crimen que se venía perpetrando al mar de Grau en la medida que el calado de las grandes embarcaciones solo estaban arrastrando impresionantes porcentajes de pesca incidental, como se conoce a la captura de ejemplares juveniles o peladilla.

La anchoveta estaba pequeña y se amallaba en las redes, por ello salieron primero los gremios de pescadores a demandar la suspensión de las faenas y una nueva veda pesquera, una reacción que antecedió a la decisión de la masa de hombres de mar que salieron decididos a las calles a demandar la protección de la especie.

Coincidentemente, esa marcha se realizó el mismo día en que la Ministra decide emitir la resolución de la suspensión de las faenas extractivas por espacio de 10 días en la franja comprendida entre el litoral de Trujillo por el norte, hasta Nazca, por el sur, disponiendo el repliegue de la flota pesquera.

Esta medida tiene sus bemoles, por lo menos quien sabe de pesca y de las condiciones del cardumen es consciente que una miniveda de 10 días no es recomendable cuando se advierte la presencia de porcentajes del 85% de pesca incidental, pues la especie no va a crecer en ese corto periodo.

De allí que los hombres de mar se indignaron en la medida que cumplido el plazo de la suspensión de faenas, las grandes empresas convocaron a sus tripulantes y los obligaron a zarpar en los días previos a las festividades del año nuevo, algo realmente abusivo en la medida que el hombre de mar es consciente que las fiestas se deben recibir en familia, empero, no tuvieron otra salida que zarpar.

Sin embargo, lo evidente se hizo realidad cuando en mismo día 31 que se expide una segunda resolución ordenando la ampliación de la suspensión de las faenas extractivas, decidieron retornar a puerto y anunciar a las tripulaciones que retornen a sus puntos de origen, lo que dio lugar a que la mayoría de pescadores se queden virtualmente varados en las empresas de transporte a solo cinco horas de la medianoche del 31, sin que exista movilidad que los retorne a sus hogares, lo que hicieron recién el mediodía del día 1° de enero.

No se entiende la angurria de ciertos empresarios de obligar a su tripulación a embarcarse en una fecha inconveniente y cuando eran conscientes que no hallarían el recurso en los tamaños autorizados por las normas legales, ello era mas que evidente y lo saben con mayor conocimiento de causa quienes están involucrados en la actividad pesquera, no se necesita estudiar para ello.

Lo más grave es que ahora se ha hecho evidente que la decisión de no decretar una veda y el cierre de la temporada tiene sus razones y motivaciones en la intención de buscar nuevos pretextos y justificaciones para reabrir la temporada de pesca y por ello ayer se ha tomado conocimiento que se ha dispuesto el inicio de una exploración de las condiciones del mar y el cardúmen.

Esto se ha puesto en marcha el último sábado por decisión del Ministerio de la Producción que ha encargado esta tarea al IMARPE que ha lanzado al mar a tres embarcaciones que tienen la posibilidad de realizar prospecciones que determinen las condiciones del mar y de la anchoveta.

Se dice que se busca recoger evidencia científica, sobre el estado de la temperatura, la salinidad, oxígeno y micronutrientes en el mar, conocer la distribución y concentración de la anchoveta, así como distribución de tallas, reclutamiento y el proceso de desove, en otras palabras algo que justifique la tendencia a reabrir la temporada.

Esto ha sido rechazado por los pescadores que en las faenas realizadas en el mes de diciembre advirtieron que la temperatura del mar se ha disparado, que ya se cuenta con un promedio de 21 grados, lo que ha motivado que la anchoveta se aleje o que se fondee, de tal suerte que las redes solo amallan las especies juveniles.

Como se sabe la actividad extractiva es la fuente de trabajo de los pescadores, ellos esperan el levantamiento de las vedas para salir a pescar y poder llevar el sustento a sus familias, sin embargo, aun cuando existe de por medio una necesidad económica, el pescador es consciente que pescar en estas condiciones solo equivale a matar a la especie, por ello no ha vacilado en salir a las calles para exigir se detenga la pesca.

Esperemos que la Ministra escuche el llamado de los hombres de mar, nada se saca apelando a los criterios científicos cuando la realidad es clara y patética en el mar, los informes son factibles de manipularse, de allí que lo mejor será que se atienda la protesta ecuánime de los pescadores, una demanda en las calles que traduce el sentir de los hombres de mar por la conservación y protección de la especie. Mas claro ni el agua.