Editorial

Editorial: ::: AL SERVICIO DEL CRIMEN :::

Tenían las miradas extraviadas, su rostro denotaba la preocupación de tener a frente a autoridades judiciales que iban a sellar su suerte campo en alguna oportunidad vieron al esposo y padre que pagaba por sus culpas de la vida delictiva que llevaba.

Se trata de Rosa Helena Ñiquin Rodríguez (51) y Anjhel Vanesa Fernández Ñiquin (24), la esposa e hija de Jesús Moisés Fernández Chávez, más conocido en el lumpen como “Loro Moshe”, un rankeado delincuente que hace algunos años perpetró los más audaces asaltos a mano armada y quien el año 2015 fue asesinado por sicarios en lo que la Policía calificó como una vendetta del hampa local.

Las dos mujeres estaban al frente de los magistrados del Juzgado penal colegiado que, tras concluir el juicio oral que se les siguió por delito de Tráfico Ilícito de drogas, se encontraba listo para dictar sentencia.

Finalmente, se les impuso diez años y cuatro meses de cárcel tras ser halladas responsables de traficar con marihuana, un sucio negocio que era regentado por su familiar en vida y que, lejos de dejarlo atrás, decidieron continuarlo exponiendo de esta manera su libertad y su futuro.

Ambas condenadas fueron intervenidas en un operativo en la avenida Marginal con el Jirón Perené en el P.J “San Pedro” cuando transitaban llevando entre sus prendas una bolsa de marihuana con un peso oficial de 489 gramos, según determinó la pericia forense de droga, que fue sustentada en el juicio oral.

Según demostró la Fiscalía, la marihuana iba a ser entregada a una tercera persona, sin embargo, al no llegar ésta última, los efectivos policiales las intervinieron. En su intento de fuga, Anhel Vanesa Fernández Ñiquin arrojó la bolsa con un paquete con marihuana, a unos jardines.

Además, durante el juicio oral, el Fiscal Antidrogas Héctor Sandagorda Reyes pudo exhibir como prueba un mensaje de texto enviado por la hija a su madre en el que le decía: “El kilo que sobra no lo forres mucho porque más tarde va a llamar el auromaro y va a llevar medio kilo, por eso no lo forres mucho”, lo que ponía en evidencia que las mujeres estaban dedicadas a traficar con importantes volúmenes de droga.

En realidad este es el derrotero de muchas personas que deciden continuar con las actividades ilícitas de un familiar con el cual han compartido experiencia en ese ambiente, son aquellos que lejos de tomar distancia y alejarse de la vida delictiva tras la muerte del familiar comprometido en esta actividad, deciden mal al seguir las huellas del extinto cuando lo más recomendable es terminar por lo sano con una actividad que solo lo compromete a una persecución policial de por vida.

Esto es lo que ha sucedido con estas dos mujeres que pensaron que podrían continuar con la vida fácil, aquella que se gana envenenando a la juventud con una sustancia nociva y que tiene un gran efecto lucrativo, sin embargo, como dice el conocido proverbio, el crimen no paga y finalmente tenían que caer en las redes de la justicia.

Seguramente muchos no conocían de las correrías de estas mujeres pero sí recuerdan a un elemento sumamente avezado como era el esposo y el padre de estas dos féminas, el conocido delincuente “Loro moshe” que sabía cómo quitarse de encima a la Policía y la fiscalía que lo perseguía.

En alguna oportunidad, recuerdan nuestros reporteros, un contingente de efectivos policiales consiguieron ubicar a “loro Moshe” en los alrededores de su domicilio y cuando se aprestaba a capturar el sujeto hábilmente ingresó a su vivienda, en donde los familiares impidieron el ingreso de las autoridades.

Se pusieron en la puerta y exigían una orden de allanamiento y la presencia del Fiscal, quien efectivamente se encontraba en el lugar pero había olvidado la medalla y por ese solo hecho los familiares del escurridizo sujeto no les franquearon el acceso por varios minutos hasta que finalmente cedieron pero ya habían ganado el tiempo necesario como ara qué este sujeto se ponga a buen recaudo.

En muchas oportunidades el conocido delincuente consiguió burlar a la Policía y cuando fue capturado encontró la manera de sortear el accionar de la justicia, siempre encontraba la manera de ganar las calles y en ellas hacía de las suyas, era un delincuente avezado que no le tenía miedo a un cerco policial.

Seguramente por ello es que encontró el final que tuvo, la disputa por el poder al interior del hampa es tan peligrosa como la persecución policial por ello en un determinado día, hace ya cuatro años, “Loro Moshe” fue baleado por sicarios en plena vía pública, fue trasladado al hospital La caleta en donde llegó cadáver.

Pagó el precio de su osadía ante criminales de su mismo fuste y en ese campo perdió y lo eliminaron, sin embargo, cuando se pensaba que su imperio del delito había terminado, los agentes se encontraron con dos féminas que se dedicaban al tráfico de drogas en la misma zona donde operaba el desaparecido maleante.

Pronto confirmarían que se trataba nada menos que de la esposa y la hija de “Loro Mosehe”, ambas habían decidido seguir la senda del delito y estaban traficando droga seguramente con los mismos contactos que tenía el desaparecido hampón, por ello les hicieron el seguimiento correspondiente y terminaron por aprehenderlas con las “manos en la masa” cuando estaba a punto de realizar un pase de medio kilo de marihuana.

Así terminan quienes optan por el camino equivocado, por quienes piensan que la vida delictiva les puede deparar el dinero que ambicionan cuando ello no es todo en la vida, por el contrario, lo hacen a sabiendas que exponen su libertad que es uno de los bienes mas preciados como la vida misma.

Que sirva esta condena ejemplar para todos aquellos que no toman distancia de las malas juntas y la mala vida, que siguen el camino equivocado de quienes en el algún momento sembraron en un camino de espinas. Las madre e hija del “Loro Moshe” pasarán una buena temporada en prisión como para pensar que nadie se puede poner al servicio del delito sin pensar que más adelante habrá un severo castigo de por medio.